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Entre verano y otoño

Los últimos días de verano y los primeros del otoño son dados a las rebajas y las noticias. También en música.

Los amigos de la ABAO se preguntaban por qué las críticas que reciben reflejan siempre la calidad de sus espectáculos de forma relativa y variada -como debe ser- mientras que la calidad de cuanto se ofrece en Santander o San Sebastian aparentemente anda siempre por las nubes. Recibieron la respuesta en la cena tras “Turandot”.  El término “verano gratis total” no es ajeno a ello. Pero todo está por cambiar ya que cada vez hay más corresponsales y redacciones locales. Muchos lectores, malpensados obviamente, de cierta crítica a un popular “Nabucco” ofrecido en una plaza de toros madrileña se preguntaban con qué ungüentos habían untado al firmante para que dejara a un lado su “exquisitez” habitual. Y, no sólo para eso, sino para que incluso asistiera a los ensayos.

Los pensamientos se me van a los que se van del Real y de la Zarzuela. Cambreleg a Triste, a donde le acompaña Eric Vigie, coordinador artístico del Real. Al paro el hasta ahora jefe de relaciones públicas. Al gabinete de la ministra de sanidad el responsable de relaciones externas. Esas son las bajas del Real. Menos mal que unos van y otros vienen. Entre los últimos, Sagi, dispuesto a calentar su silla una vez finiquitados los compromisos previos a su firma con el Real. En la Zarzuela, y sólo de momento, el segundo responsable y realmente primero -el titular lleva tiempo enfermo- se ha ido a otros quehaceres. ¿Le podrán sustituir dada la postura rácana del INAEM con el teatro? Para otras cosas sobra el dinero, por ejemplo para felicitar a toda página a la ABAO en sus bodas de oro. ¿O fue para aclarar que son los mayores patrocinadores de la temporada? Por cierto, que al señor Amorós se le ha ido el secretario técnico. Quien pueda, que le pregunte los motivos.

Se fueron para siempre los decorados que del “Sigfrido” habían realizado en la Ópera de Drede y que habían de venir al Real. Fueron estos los que se ahogaron y no los de la “Walkiria”. Menos mal, porque tiempo hay para reponerlos.

Y los novios se fueron a casa con la botella de Moet Chandon a la que habían sido invitados por una persona del mundo de la música en un restaurante de San Lorenzo. Espero que , al menos, brindasen por el que la pagó. Beckmesser.com.

MÚSICAS NUPCIALES

Naturalmente estuve invitado. Y fui. Pero fui un mal invitado, porque hasta ahora aún no he enviado mi regalo de boda.

Todos los periódicos incordian a sus críticos con las músicas de bodas, funerales y otros fastos. Me ha chocado no leer en la denominada "boda del año" unos cuantos artículos tratando sobre las piezas que escucharon novios e invitados. Por eso no tiene más remedio que contárselo este invitado, solicitando perdón a monseñor Rouco Varela y a los contrayentes por mis opiniones.

Doña Ana -que no es la del "Don Juan"- escogió para su entrada nada menos que un fragmento de "Judas Macabeo", un oratorio de Haendel, no se lo pierdan. La noche empezaba profética y con referencias a Oriente medio. Judas era judío y se apoderó de Jerusalem tras vencer a tres generales sirios, aunque luego perdió y halló la muerte frente a otro de ellos. Y, en ese plan, vinieron seguidamente alabanzas a Jerusalem - sin apoyar ni a unos ni a otros- y esos cantos gregorianos que no podían faltar tras tanta amistad del presidente con los monjes de Silos. Y, cómo no, también se escucharon las consabidas "Ave María", las de Bach y Gounod. Parece que la de Schubert era demasiado conocida para la ocasión y por eso de este  compositor se prefirió la "Misa alemana". Pero claro, no se podía prescindir de los franceses con el "Panis Angelicus" de Cesar Frank ni, por supuesto de los ingleses. Faltaba más con Tony Blair presente. Por eso sonaron las trompetas de Purcell.

¿Y el público? Pues en lo más alto sus Majestades. Yo, mirando al Rey, me reafirmaba en el despropósito del planteamiento de toda la boda. Su Majestad sólo va a la Basílica para entierros y funerales. Por eso es lógico que cada vez que entra en ella instintivamente ponga cara a tono con tales ceremonias. Claro que las de los guardias civiles y policías que escoltaban las esquinas de El Escorial no eran menos significativas. Ni una atención con ellos, como se han encargado de darlo a conocer en la prensa. Sería por aquello de que la seguridad la pagábamos todos.

Y mi regalo de boda a los novios es no profundizar en el brindis con Moet Chandon al que fueron inviatados días antes en el mismo pueblo. Si Ana Botella no hubiera tenido que levantarse de la mesa antes de terminar el almuerzo, hubieran brindado de otra forma. Que cuiden más las formas y que sean muy felices. Beckmesser.com  

Entre aguas

Diluvió hasta en Salzburgo. Así se celebró un cambio de reinado que deparó una paupérrima pero atronadora “Turandot” y un “Don Giovanni” en paños menores porque lo patrocinaba una firma de ropa interior. En Munich, días antes, Domingo llenó la plaza de la ópera ante una gran pantalla, con lluvia pero sin sillas, para su “Dama de Picas”. En Bayreuth Thilemann    se decantaba por los contornos elegiacos en un Tannhauser sin voces. A la vez, él y Maris Janson jugaban a repatirse los podios del Concertgebouw, Filarmónica de Munich y Bayerische Rundfunk. Quien ha empezado a dejar de repartir es Alberto Vilar, cogido entre enfermedades reales y virtuales. Los Ángeles ya se ha enterado: habrán de suspender varios proyectos.

En Lucerna estrenó Henze su décima sinfonía, obra de auténtico interés. Fue de lo poco que no hizo crecer la barba a los críticos titiriteros españoles. En Pésaro se juntó mucho español. Unos para rendir pleitesía a Sagi, otros para para preparar una cuestionable dirección de un ciclo rossiniano en el Real y otros para alternar con un del Monaco -en su jardín hasta durmió un crítico en tienda de campaña-  que se viene a vivir a Madrid. En Dresde, mientras bailaban “El lago de los cisnes”,  se ahogaron parte de los decorados de la “Walkiria” que ha de ir al Real. Demasiada agua, ya ven.

Barenboim juntó en Sevilla árabes y judíos en una orquesta, pero no pudo evitar que el solista de una nacionalidad no se entendiese con el de la otra en el triple concierto mozartiano, por mucho que su piano hiciera de árbitro. Eduardo Rincón, en Torroella, estrenó una obra para tres vascos perseguidos por el terror. En el Escorial, mientras se esperaba la “boda”, se lloró por las cuatro esquinas del Monasterio ante las consecuencias de la salida de Gallardón del proyecto del nuevo teatro y las pocas esperanzas. En Santander se acabó en desierto en un concurso desierto hasta ahora de historia de grandes lanzamientos. Echenique, en Donostia, dudaba si asumir el Festival Mozart de La Coruña. Perelada volvía a demostrar ser el festival más original. En Valencia parecían dispuestos a entregar más competencias a Helga Schmidt. En fin, Nieva se equivocaba en sus memorias al adjudicar a Kraus un “Trovador” vienés y Pedro Halffter renunciaba al padre  en una tertulia radiofónica nocturna. Para titiritero, yo. Entre tata agua. BECKMESSER.COM  

Apaga y vamonos

Por fin vacaciones. Me dejan la columna de despedida, la del apaga y vámonos. Pues a ello. Naturalmente con los que se van.
Se va de los escenarios operísticos Luciano Pavarotti aunque seguirá con algún concierto que otro. Lo ha hecho justo a punto de recibir el último premio a las artes Príncipe de Asturias. Menos mal que los escándalos neoyorquinos saltaron a tiempo y no al día siguiente de darle el premio y menos mal que Woody Allen contestó que sí que iría a Oviedo.
Se va, me cuentan, Teresa Berganza de la Escuela Reina Sofía. Dejará la cátedra Alfredo Kraus tras alguna que otra palabreja con la jefa. También me cuentan que probablemente la sustituirá Tom Krause. Mira qué cosa más linda: Teresa -azul, la mañana es azul- está dispuesta a que el reloj no cuente las horas y entre tanto se dice "¡Dios, cómo te amo!" . Basta ya de purismos y a divertirse. Tomen ejemplo.
Azules las mañanas, azules las noches, melena al viento, montando nombre de mujer. Estoy que trillo. ¡Qué disgusto el del domingo siete! Adios carnaval, mama mía y estrella de oriente. Demasiado. Pero ánimo que el norte reclama. Doce años acaban secando las ideas y él sería la solución aunque hubiera de calzar botines.
Juan Cambreleng quiso irse a Catania, pero tuvo más cerca Trieste. Lo malo es que los políticos italianos aún funcionan peor que aquí y no se aclaran entre unos y otros. A punto han estado de nombrar dos intendentes.
Dicen que podría irse al son del himno, pero es buena persona y eso vale más que muchas otras cosas. Ojo que allí no todos los son y hay quien la hace la cama.
La zarzuela va a la Scala de la mano de Plácido Domingo, que cantará "Luisa Fernanda" con Josep Bros, María José Montiel y Elena de la Merced de la mano de Miguel Roa. Cuentan que a Roa también quisieron hacerle la cama. La agente artística de una veterana soprano de carácter, ya en retirada, habría intentado que un joven director español, que ha trabajado con la cantatriz, tomase la batuta. Fue en vano. Sin embargo tiene otro consuelo que esperemos le haga ver que estas cosas no se hacen, sientan muy mal en el medio y, además, no lo necesita. Todo le llegará a su debido tiempo, porque el chico vale.
Hasta la vuelta, con los 25 años de la ida de Callas y los 60 de permanencia de Tomás Marco. Un emocionado recuerdo y un anticipado y cariñoso tirón de orejas. BECKMESSER.COM

 

Época de renovaciones

Por estas fechas siempre se resiente el bolsillo de los amigos de la música. Es época de renovaciones. Este año nuestros bolsillos se han quedado aún más vacíos y ni dándoles la vuelta encontremos en ellos un euro adicional. Y es que nuestras entidades musicales nos han apretado más.
A lo de Ibermúsica ya nos hemos acostumbrado. El promotor del ciclo sinfónico de más campanillas se las tiene que ingeniar año tras año para traer lo mejor y ganar lo más posible sin perder un abonado. Tiene lista de espera y es una organización privada que funciona sin subvenciones oficiales, por lo que está en su derecho a adoptar cualquier política de precios. Siempre ha actuado con inteligencia, sabe que su público quiere figurar además de escuchar música y no le importa sino que agradece el que le liberen de algún concierto, sobre todo si es a las 10 p.m. . La táctica ha venido siendo reducir el número de conciertos y aumentar el precio por concierto hasta el límite en el que el abono total no supere el importe del año anterior. Así todos tan contentos. El condimento es meter en el ciclo recitales instrumentales, de cámara y alguna que otra agrupación menor a fin de rebajar el coste sin tener que reducir los ingresos. Con todo, Madrid es la capital europea en la que se escucha más barato a una Filarmónica de Berlín fuera de su casa. 
Pero hay casos y casos. La nueva gerente del Real se ha estrenado, con la presión político-económica y sin la experiencia de Aijón, con la política contraria: más cara cada ópera y además más espectáculos. Como los ballets funcionan de desastre, pues metámoslos en el saco de los abonos. Y los precios del Real están al nivel de los festivales de campanillas y por encima de Bayreuth o Munich. Ahí queda eso. A este paso acabaremos como en el Covent Garden londinense. Así no se crea nueva afición, sino que se subvenciona a los más ricos. Esta política acabará por pasar factura tarde o temprano. Las administraciones públicas deben saber que han de divulgar la cultura y la ampliación de públicos exige mayores subvenciones por localidad y mayor número de funciones para que no vayan los mismos pero por menos dinero. Si no lo de “abrir ventanas” que proclamó el nuevo equipo será sólo para ventilar las casas de los ricos. Hay que abrir las puertas del Real a todos, con precios más asequibles. BECKMESSER.COM

LA ALCALDÍA MADRILEÑA

Hoy lea hablaré de otras músicas: aquellas que no suenan en Madrid, las de su Ayuntamiento. Madrid es una ciudad estupenda, pero como bien dijo el actor de Vito ante tanto socavón, merece que acabemos de encontrar de una vez el tesoro que buscamos. Álvarez del Manzano lleva tres legislaturas y conviene una renovación. Se acaban las ideas y aumentan los chupópteros. Pero el PP tiene un problema. Un altísima personalidad de ese partido dijo una vez con maldad: "con Manzano creíamos tener un mal candidato pero un buen alcalde y hemos acabado teniendo un estupendo candidato pero un mal alcalde". Algo habría de verdad en ello caso de una cuarta revalidación. Las músicas de Manzano, honesto pero impuntual hasta la médula, corren parejas a su gusto urbanístico. Por no gustarle no le gusta ni la zarzuela. ¿Por qué si no deja de participar en la gestión del teatro de tal nombre? Para intentar remediarlo voy a dar al señor Aznar un par de ideas.
Parece obvio que caso de conseguir el PP revalidar la mayoría absoluta, se trataría del fin de un ciclo tras el que aterrizaría el PSOE. ¿Por qué no posponer el suceso? Tengo un candidato con la mayoría absoluta asegurada, que podría permanecer dos legislaturas, a quien la oposición no podría poner reparos. Adolfo Suárez pensaría además sólo en Madrid y los madrileños, pues se halla por encima de los partidos políticos. Era impensable para él una responsabilidad así hasta hace poco, pero lamentablemente han cambiado sus circunstancias familiares. Sería el candidato y alcalde ideal para Madrid.
Y Aznar, para redondear la jugada, tiene una variante ingeniosa. ¿Por qué no proponerle a la Comunidad en vez de la Alcaldía? Ruíz Gallardón no se tendría que desdecir de sus promesas de hace cuatro años, se cumpliría la recomendación del PP de no permanecer más de dos legislaturas y Ruíz Gallardón, que hace socavones más grandes pero más útiles, podría presentarse a la Alcaldía, donde obtendría de gorra la mayoría absoluta. Todo solucionado para el PP y para la música. Porque, para empezar, el nuevo alcalde se ocuparía del Teatro de la Zarzuela hasta hacerlo competir con el Real. Sería como el Chatelet parisino. Y así conservatorios e incluso la banda que toca en el Retiro. Y la CAM seguiría igual, aunque quizá sin tanto Albéniz.¿No les parece que, medio en serio medio en broma, no es mala idea? De nada. BECKMESSER.COM

De Viaje

Semanas atrás Carmen visitó Israel. Fue la segunda producción del Teatro Real que salío de Madrid, tras la "Boheme". Sin duda se trató de una buena noticia. La pena es lo que está pasando, o mejor, no está pasando con el resto. Veamos. ¿Qué pasa con "Aida"? ¿Qué sucede con "Don Carlo? ¿Por qué no se mueve "Divinas palabras"? ¿ Qué hay de "Margarita, la tornera"? ¿Y de "Celos aún del aire”? Todas en el aire o, para ser exactos, cogiendo polvo en los almacenes. Ni siquiera tenemos noticia de la publicación de la grabación del Chapí. Y tampoco se reponen y ello es más grave por cuanto algunos títulos podrían ser base, con repartos jóvenes y a precios populares, para esa renovación del público que el teatro tanto precisa.
Si hay problemas, si el Real fue medio engañado con vestuarios que no eran en propiedad y que hay que realquilar a precios astronómicos, que de una vez se negocie lo que haya que negociar. ¿Cuál es el auténtico trasfondo por el que no acaba de verse clara la gira de sus huestes al Berlín de Barenboim? Se habló de "La señorita Cristina" y de "Don Quijote" pero ahora, de hablarse algo, sólo se habla de la última. Muerto Wernicke sin testamentaría artística, me temo que baste mutilar la producción para que quepa en Berlín. Hace falta la transparencia que anunció el nuevo equipo cuando tomó posesión.
De viaje llegó Dresde. Se anunció como coproducción, pero los propios de Dresde se ocuparon de no anunciarla así en su programación y su realizador, Decker, pasó olímpicamente y mandó un ayudante que ni siquiera salió a saludar. ¿Es que los muchos millones pagados no daban derecho a otro trato? Porque las producciones se compran o alquilan por mucho menos y, en tal caso, ¿se habría recurrido a la de un teatro de segunda y pagado tal cantidad? Y, luego, aquí hay un director técnico responsable de que no se vean las cuerdas de las cortinas, de que no salgan arrugadas, de que no haya ruidos, etc.
Y de viaje vendrán Barenboim y sus huestes berlinesas. Esta, su tercera vez, ante una afición un tanto desinflada. En dos ocasiones se tuvo que posponer la fecha tope para la venta de los abonos del Festival de Verano. y ni con esas se han vendido. Ya saben, por una vez, pueden ir todos al Real. A ver de nuevo Tannhauser y Elektra. A ver si nos lo hacen mejor de lo que nosotros fuimos capaces. BECKMESSER.COM

El avestruz

Para no contarles aún el tema bomba de alguien que no milita en la Triple A, pero sí en la doble, haré lo que los avestruces y meteré mi cabeza en las antípodas. Por ejemplo en Nueva York. Allí está el Metropolitan, por cierto con bastantes problemas para vender sus entradas, y en él está a punto de hacer la última de las suyas la parejita canora de la década. El intendente quiere que canten algo y ellos han respondido que "Francesca de Rimini", ópera de la que el teatro cuenta con una producción soberbia de Piero Faggioni en la que en su día participaron Scotto y Domingo. Pues no, a Alagna y Gheorghiu no les sirve: "ellos sólo cantan nuevas producciones" y el teatro parece dispuesto a cometer la barbaridad de ceder y encargar otra a Moshinky. Y, hablando de Domingo, ¿conseguirá dirigir el Met? 
Y vámonos a Europa. En Berlín, en el transcurso del maratón wagneriano, Barenboim intentó romper con la tradición mística de "Parsifal". Cuando el público mandó acallar tras el primer acto los aplausos de los despistados, el director dejó la batuta, se dio la vuelta y le dijo al respetable que respetasen menos la tradición y aplaudiesen. Claro que otro día tuvo que hablar para disculpar los fallos técnicos que interrumpieron un “Don Juan”. ¡Parole, parole...!
Y no muy lejos de allí buena la montaron los chicos de la Royal Philharmonic en el trascurso de su gira con Daniel Gatti. Tocaron una especie de "Séptima" de Bruckner totalmente beodos. ¡Cosas de los músicos ingleses! Gatti les enmendó la plana al día siguiente y un trompa le dio las razones de la orquesta: "Estamos muy estresados y de alguna forma hemos de desahogarnos". "Tómense un tranquilizante", contestó el italiano muy acertadamente.
Mucho más cerca llegó a mis oídos otra discusión. Esta con menos protagonistas. Sólo dos. Una famosa cantante y una no menos famosa mujer empresaria que intentaba darla instrucciones medio regañándola. "En mis responsabilidades mando yo, a ver si te enteras". ¡Y menuda es ella!
Y Motsalvatge fue enterrado como vivió, siendo ignorado por muchos. Entre otros, el Ministerio de Cultura. En Valencia, en el Palau, un último homenaje: su concierto para arpa. Y allí mismo y el mismo día, una comida unió a antiguos contendientes, que no enemigos. Pocos supieron de ella. BECKMESSER.COM 

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Beckmesser se reserva la publicación de la correspondencia recibida a través de esta web