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Iglesia Románica |
IGLESIA ROMÁNICA
DE BERCEDO.
Sobre la iglesia de Bercedo he escrito un
extenso capítulo en el libro "BERCEDO, Biografía de un Pueblo
Hidalgo", pero con posterioridad
tuve la oprtunidad de asistir a la presentación en Bilbao de la
magna obra "ENCICLOPEDIA DEL ROMÁNICO EN CASTILLA Y LEÓN",
editada por la Fundación Sª María La Real, Centro de Estudios del Románico,
sito en el Monasterio del mismo nombre en Aguilar de Campóo, en Palencia.
"BERCEDO.- Situado en el extremo septentrional de la provincia
a escasos 10 km. del límite con Cantabria y poco más de Vizcaya, Bercedo
pertenece a la Merindad de Montija. Se emplaza la localidad a orillas del
río Trueba, afluente del Nela, distando unos 100 km. de Burgos por la
carretera de Villarcayo y Bilbao. (Aquí
deslizan un error que al fin y al cabo en nada menoscaba la solidez de la
descripción minuciosa de la arquitectura de la iglesia. El río que pasa
por Bercedo es el humilde Cerneja, afluente a su vez del Trueba en El
Rivero).
Sigue explicando: "Poco sabemos sobre, el pasado medieval
de Bercedo, enclavado en el límite oriental del Valle y Merindad de
Montija, en las proximidades del puerto del Cabrio, donde se inicia ya la
tierra de Mena, por lo que el
testimonio fiable más antigüo de
su doblamiento lo constituye la propia iglesia parroquial. No obstante, en
la,- considerada como falsa por Martínez Díez,- donación del monasterio
de los Santos Emeterio y Celedonio de Taranco a San Millán de la Cogolla,
realizada por el supuesto Conde Fernando Ermenegildez en 1.007, se cita
entre el patrimonio del cenobio donado "...in Berezedo, media
villa". Después
de este preámbulo, entra de lleno en la pormenorizada descripción del
templo, como jamás se haya realizado estudio semejante, por su
minuciosidad exhaustiva y detallada de cada todas y cada una de las
piedras labradas que componen el templo. IGLESIA DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL.
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Remata la nave una muy rehecha cabecera compuesta de
ábside semicircular cerrado por bóveda de horno, precedido de un breve
tramo recto abovedado con cañón no individualizado por división alguna,
al estilo del de San Pelayo de Mena, Ambas bóvedas, seguramente modernas,
parten de una sencilla imposta biselada. El arco de triunfo que da paso a
la capilla, de medio punto y doblado, es también fruto de
transformaciones posteriores, al igual que los machones en talud que lo
soportan. Ambos muestran idéntica morfología, con arco de medio punto,-
abocetado en el hemiciclo, exornado por chambrana de tres hileras de
billetes, sobre columnas acodilladas de erosionadas basas áticas sobre
plintos y sumarios capiteles vegetales de hojas picudas y volutas, bajo
imposta billetada.
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Corónanse los muros del liso tambor absidal y presbiterio con cornisa ornada por tres filas de billetes sobre diminutos y toscos canecillos, algunos muy deteriorados, donde junto a los lisos de nácela vemos otros decorados con formas geométricas (bolas, rollos), una hoja acogiendo una bola, un rugiente prótomo de felino y otro de cérvido, varios cuadrúpedos,- entre ellos un cerdo y los cuartos delanteros de un perro -, una muy erosionada ave y dos personajes, uno armado con escudo oblongo y espada y otro, probablemente exhibicionista, mesándose las barbas. La nave, por su parte, se corona con cornisa achaflanada sobre canes lisos o de poco marcada nácela. | |
Al interior, las semicolumnas que recogen los fajones presentan
basas de perfil ático con garras,- la mayoría
restauradas -, rematándose en capiteles figurados. Perdidos los
del triunfal, sólo se conservan los que delimitan los dos tramos
occidentales de la nave; en uno de ellos vemos dos mascarones humanos en
los ángulos, uno muy perdido y el otro con largas y puntiagudas orejas.
Entre ellos, en el frente y caras cortas del capitel aparecen un ave, un
grifo y una arpía.. Otra de las cestas muestra un descabezado cuadrúpedo
que con sus garras arremete contra el escudo que porta frente a él un
jinete armado que alza su mano supuestamente armada, y en la cara corta
que mira al altar, dos sirenas, un macho haciendo sonar un olifante y
ofreciendo un pez a su compañera, ambas con las colas entrelazadas. En su
clara alusión a la lujuria, este capitel, bastante deteriorado, ofrece
evidentes analogías iconográficas con el relieve de la jamba derecha de
portada de Soto de Bureba. Las otras dos cestas se decoran,
respectivamente, con dos mascarones antropomorfos, y temática vegetal con
dos filas de hojas que acogen bolas en sus puntas dobladas.
El templo presenta dos accesos, el principal se abre en un
anticuerpo del muro meridional y la otra portada de menor entidad, en el
hastial occidental. Esta última, abierta en el espesor del muro y
parcialmente solapada por el cuerpo de la torre, consta de un arco y una
arquivolta de medio punto en arista viva sobre jambas escalonadas con un
par de columnas acodilladas de capiteles historiados, rodeándose los
arcos con chambrana decorada con roleo. El maltratado capitel del lado
izquierdo, bajo cimacio con tallo ondulante y hojas onduladas de seco
tratamiento, se decora con dos esfinges afrontadas, mientras el derecho
muestra un mascarón humano, coronado y barbado, entre dos híbridos de
cuerpo de reptil alado y largos cuellos con cabezas humanas. Su cimacio
recibe serpenteante tallo acogiendo palmetas.
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La portada principal se abre en un ligero anticuerpo construído en sillería del tramo central de la fachada meridional, flanqueándose ese cuerpo avanzado por sendas columnas de fustes lisos coronadas por sencillos capiteles vegetales de hojas lisas con cogollos que alcanzan el arranque de las arquivoltas: lo remata un tejaroz de cornisa biselada sobre canes de nácela. Se compone el acceso de un sencillo y moderno arco levemente apuntado y liso, rodeado por tres arquivoltas exornadas con tornapolvo decorado con hojas apalmetadas entre tallos y, hacia los salmeres, flores de arum en roleos. Apean los arcos en jambas escalonadas en las que se acodillan tres parejas de columnas sobre podio abocinado, bajo sendas impostas de palmetas inscritas en tallos entrecruzados, - a la derecha-, y tallo ondulante acogiendo flores de arum. |
Semejanzas
entre las construcciones de
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Las arquivoltas interna y externa presentan decoración figurada y la central se orna con un pequeño bocel, una banda de contrario y una fila de dientes de sierra. La arquivolta interna presenta, en el sentido de las agujas del reloj, dos infantes armados con lanzas y vestidos con túnicas largas con ceñidor; tras ellos siguen, en disposición longitudinal, un bello grifo, un cuadrúpedo alado rugiente de cola reptiliforme rematada en brote vegetal, un ave devorando una liebre, una pareja de aves opuestas por el lomo, una sirena masculina alada, de cuerpo serpentiforme, y un torpe basilisco enfrentado a un centauro sagitario de cuerpo equino, atrofiado torso humano de larga cabellera, con el carcaj en bandolera. La impericia del escultor hizo que representase al revés el arco que tensa, apuntando su flecha hacia su oponente. | |
Volvemos a encontrar flanquendo la arquivolta externa, como en Soto
de Bureba y Almendres, las representaciones de un cautivo y de una figura
femenina que lo acompaña. El primero es un personaje masculino
encadenado.- muy erosionado -, barbado, con larga cabellera rizada,
vestido co larga saya y aprisionado por una argolla en el cuello unida por
una cadena de grandes eslabones, que la figura ase con ambas manos, a los
grilletes que atenazan sus pies. En el salmer de la parte izquierda del
arco se representó un desgastado busto femenino en actitud de lacerarse
el rostro con las manos. Como en los casos antes referidos, se interpretan
estas figuras desde una lectura moral como el pecador cautivo de sus
vicios. Entre ambas asistimos al combate entre una torpe anfisbena, - híbrido
reptiliforme, alado, con cabeza rugiente y larga lengua cuya enroscada
cola remata en otra cabecita monstruosa -, y un infante armado con escudo
oblongo y espada corta que alza en su diestra contra la bestia. Sigue,
como en Almendres, la figura de San Pedro. Barbado, con larga cabellera
rizada, ataviado con ropas talares, bendiciendo con la
diestra y portando en la otra mano las llaves que lo identifican, tras él,
en la clave, se representaron dos bustos humanos de somera caracterización.
Acompañan a San Pedro la alopécica figura de San Pablo, también con ropas talares y mostrando con ambas manos un
libro abierto, tras el que se dispuso una representación seráfica en forma de ángel coronado, vestido con túnica,
con los brazos en jarras y dotado de seis pares de alas. Aunque el modelo
parece seguir la tradicional caracterización
de los serafines de la visión de Isaías,
recurrente en las visiones celestiales de miniatura y pintura
mural, quizá esta figura
recoja una alusión al arcángel San Miguel, titular del templo.. |
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La ventana del tramo oriental de la nave, liberada en
1.991 tras la reforma de la sacristía, conserva el vano rasgado y
abocinado al interior, rodeado por arco apuntado ornado con bocel y tres máscaras
de aspecto monstruoso; una de grandes dientes, engulle el baquetón, la
central lo muerde y la tercera, de grandes mostachos, se dispone sobre él;
motivos que recuerdan la escultura románica de los cercanos Valles de
Mena y Losa. Rodea el arco, que acoge como en la anterior un tímpano en
este caso decorado con una máscara de la que brotan dos haces de hojas,
una chambrana de bocelillo, disponiéndose bajo los cimacios de doble
nacela escalonada sendas columnas acodilladas. |
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Las columnas de la portada ven recubrirse de relieves tanto sus basas áticas de desarrollado toro inferior, - ornadas con espigas y doble corona de hojitas -, sus fustes y capiteles. La exterior del lado izquierdo u occidental muestra su fuste finamente trabajado con leones inscritos en clípeos anillados (motivo similar a el de un cimaceo interior de San Pedro de Tejada) y el capitel presenta tres niveles de hojas nervadas y entrecruzadas de puntas avolutadas, según esquema característico extraordinariamente frecuente en numerosas iglesias cántabras (San Pedro de Cervatos, Santillana del Mar) , del norte de Palencia (San Vicente de Becerril del Campo, Santa Eufemia de Cozuelo ) y los valles septentrionales de Burgos (Ayoluengo, Crespos, San Miguel de Cornezuelo, Colina de Losa etc,). En el capitel central, sobre fuste liso se figuraron sobre un fondo de hojas lisas de puntas avolutadas ,una pareja de leones afrontados de colas erguidas sobre los lomos que parecen retener con sus patas, bajo sus cabezas a un mutilado personaje. La columna interior de este lado muestra con sogueado helicoidal - al estilo de las de Soto de Bureba, Boada de Villadiego o La Piedra -, decorándose el capitel, idéntico a otro de Almendres y similar a uno de la ventana absidal de San Pantaleón de Losa, con un gran león de melena incisa que volvía su perdida cabeza sobre el lomo
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Estísticamente éstos capiteles, como la escultura de las arquivoltas, manifiestan la obra de un escultor local, técnicamente limitado, que intenta suplir sus deficiencias con la profusión de motivos que cargan la portada | |
Se
conservan en buen estado las dos ventanas románicas que daban luz a la
nave, ambas abiertas en el primer y tercer tramo del muro meridional. La más
occidental muestra al exterior su reformado vano, abocinado al interior,
en torno al cual se dispone un arco apuntado decorado con dos parejas de
aves de largos cuellos entrelazados y un prótomo de bóvido en la clave;
lo rodea un tornapolvos con bocelillo y en él se inscribe un pequeño
t.impano con un guerrero a caballo. Apea el arco en una pareja de columnas
acodilladas bajo cimacios de nácelas escalonadas. Muestran basas áticas de toro superior atrofiado e inferior prominente con garras y sobre finos plintos. El capitel izquierdo se orna con hojas lisas lanceoladas de remate avolutado las laterales y en cogollo la central, mientras que en el derecho vemos una máscara de cánido engolando la cesta. Al interior, las columnas que soportan el arco se decoran con sendas rudas máscaras humanas.
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Como en las de Almendres y Soto de Bureba, obra probablemente de un mismo taller que ésta, el afán decorativista, unido a un cierto horror vacui , hace que la escultura recubra prácticamente todas las superficies de la portada, y aunque las limitadas capacidades técnicas y el seco estilo del taller no lo hacen descollar por su calidad, sí nos ponen ante uno de los edificios más ornamentados del norte burgalés. En Bercedo intervino el mismo equipo de artistas que participaron en la iglesia de San Andrés de Soto de Bureba (el que allí denominamos taller local, que trabaja junto a otro mucho mejor dotado) y en la de San Millán de Almendres, repitiendo idénticos temas y esquemas compositivos en las cenefas, capiteles y arquivoltas, tratados además con la misma dureza de talla. En función de la cronología aportada por Soto, la obra de Bercedo debió realizarse dentro del último cuarto del siglo XII. También la portada occidental de Vallejo de Mena participa de los esquemas y la rudeza descrita, aunque aquí su actividad se unió a la de otros artífices de diferente formación. En el pórtico a un agua que protege la fachada meridional se conserva una pila bautismal de copa monolítica gallonada sobre tenante cilíndrico, obra probablemente del siglo XVI. Orna la embocadura con sucesión de bolas y rosetas y el frente con un escudo aguzado en relieve con una repicada representación de la Cruz sobre un basamenteo. |
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Tanto el ábside como la nave muestran en la actualidad (2.002) un evidente desplome fruto del empuje de las cubiertas y una deficiente cimentación, siendo notorias las profundas grietas que recorren el hemiciclo y las bóvedas, así como el desplazamiento del muro septentrional de la nave. Precisa pues el edificio de una profunda y urgente intervención que impida la ruina del más importante testimonio románico de la Merindad de Montija.
Son
varios los expertos que al estudiar las manifestaciones del arte románico
en esta comarca, encuentran semejanzas notorias entre las construcciones
de BERCEDO con las correspondientes a Almendres y
Soto de Bureba respectivamente.
Ello les ha llevado a deducir que la mano del rústico maestro que labró la portada de BERCEDO, debió de ser la del mismo que trabajó en las portadas de estos otros dos lugares.
Con el propósito de que podamos constatar el fundamento de esta tesis, tengo el placer de adjuntar sendas fotografías de las portadas de los tres templos, y dejo al criterio de ustedes la solución de dicha teoría
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