CUANDO
LA GENERAL ERA DE GOMA
"Sagrada catedral de San Mamés, los hombres te han profanado. Nosotros te venerábamos porque nos hacías buenos". El padre Alfonso Mª. Moreno, erudito jesuita, primo de 'Pichichi' y portero del equipo infantil del Athletic en su adolescencia, escribió estas palabras cuando empezaban las obras para el Mundial del 82. Los viejos aficionados de entonces vieron con disgusto (¡qué dirían, si levantaran la cabeza, ante el atropello que se disponen a perpetrar!) las radicales transformaciones que se inicaron en los años setenta: desaparición de la antigua grada de general, etc.
En realidad San Mamés fue modificándose
paulatinamente desde su inauguración, en el verano de 1913, con una capacidad
para 10.000 espectadores. Al correr de los años fue necesario acometer obras de
mejora más o menos importantes. Así en 1921 para acoger la última final de Copa
celebrada en Bilbao; nuestro equipo venció al Athletic de Madrid, 'la
Sucursal'. En 1923 estimaban que San Mamés se había quedado pequeño; aunque
tras las obras de ampliación entraban ya 16.000 aficionados. Tampoco se podían
hacer muchas inversiones pues el alquiler de San Mamés finalizaba el 31 de
diciembre de 1932.
Durante la presidencia de Manu de la
Sota (1926-29) se acordó construir un Campo de Deportes para 50.000
espectadores en Torre Madariaga. San Mamés tenía 340.133 pies cuadrados y
543.128 las nuevas instalaciones de Deusto, donde estaba previsto disponer de
pista de atletismo, velódromo, campos de tenis, piscina, gimnasio, frontón…,
siguiendo el ejemplo del Arenas, que en septiembre de 1925 había inaugurado su
estadio de Ibaiondo. En aquellos años el ciclismo y el cross hacían furor;
todos los clubes punteros de Bizkaia contaban con esas secciones. El Athletic
tuvo equipo ciclista profesional (con Sarduy, Cepeda, etc.); como resultaba
oneroso para las arcas rojiblancas, continuó en el plano aficionado. Contaba
también con secciones de alpinismo, hockey, pelota, natación, tenis, atletismo,
remo, vela, etc.
Cuando se produjo la quiebra del club
en la temporada 1934-35, apuntada desde años atrás, se socializó el desastre;
el Ayuntamiento aceptó en abril de 1936 hacerse cargo de la construcción del
estadio, que pasaría a ser municipal. Tras el triunfo franquista en la guerra
civil, las nuevas autoridades no acataron el acuerdo. En 1940 la Caja de
Ahorros Vizcaina embargó Torre Madariaga y el alcalde José María Oriol impuso
al Athletic el campo de San Mamés, que siguió cambiando de fisonomía. La
tribuna de la Misericordia fue modificada para el partido España-Portugal,
celebrado en marzo de 1941. Continuaron las chapuzas; 'obras de remozamiento'
como se decía entonces. En la temporada 1944-45 se aprobó un proyecto de
ampliación llevado a cabo bajo los mandatos de Roberto Arteche y José María
Larrea. En la temporada 1948-49 la general es ya más grande, pero insuficiente;
sobre todo en los partidos importantes –en la reventa las entradas alcanzaban
cifras de escándalo– e incluso en los amistosos, como los tradicionales de
Reyes, (en 1947 frente al San Lorenzo de Almagro y 1954 contra el Independiente
del famoso Grillo, que todavía recuerdan los aficionados más veteranos) el
campo se llenaba hasta los topes.
En la II República la efervescencia
política distrajo a los aficionados de los terrenos de juego. Durante la
Dictadura franquista el fútbol fue un refugio, un lenitivo, y los campos
volvieron a llenarse; también tuvo que ver el aumento de población por la
llegada de inmigrantes a las grandes ciudades. El Nou Camp se construyó en 1957;
el fenómeno Kubala había dejado pequeño Las Corts. Diez años antes el R. Madrid
había construido el Bernabeu. El Athletic perdió el tren.
El Plan General de Ordenación
Comarcal de Bilbao (1943) preveía al valle de Asua como zona de expansión de
Bilbao. Algunos apostaron por el Txoriherri para alzar el nuevo campo. Uno de
los defensores de esta idea era José Mª. Mateos, influyente periodista y
ex-seleccionador.
Durante la presidencia de Enrique
Guzmán (1950-59) el Athletic reverdeció laureles en la faceta deportiva, y se
convocó un concurso de ampliación y reforma de San Mamés. Las entidades
financieras de la villa, los dos Bancos y las dos Cajas, dieron facilidades
crediticias y se construyó la espléndida tribuna principal, inaugurada en la
primavera de 1953, pero no se culminó el proyecto inicial.
En la temporada 1960-61 el Athletic
obtuvo 6.300.000 pesetas –y el jugador osasunista José Luis Areta, hermano de
Serafín– por la venta de Jesús Garay y Gonzalo Beitia al F.C. Barcelona. Con
ese dinero la Directiva que ancabezaba Javier Prado afrontó la construcción de
la tribuna de la Misericordia, llamada de 'Garay'. Otra chapuza más.
En 1977, en tiempos de Eguidazu, se
desempolvó por última vez el viejo proyecto de estadio en la Campa de los
Ingleses; un campo para 50.000 espectadores con vistas al Mundial del 82. El
sucesor, Beti Duñabeitia, optó por la
reforma de San Mamés. El B. C. C. concedió un crédito de 490 millones a trece
años y dos de carencia; 350 millones se obtuvieron de los nuevos socios; una
subvención de 100 millones de la organización del Mundial; amén de otras
cantidades a fondo perdido. Además, la venta de Alexanko al Barcelona por 100
millones en la temporada 1980-81, supuso un alivio para la exhausta caja
athlética.
El campo nuevo debió construirse,
como muy tarde, hace cuarenta años. No se erigió entonces, ahora es
innecesario. Sería un desatino.