UN NUEVO SAN MAMES DE SIEMPRE

 

En el programa electoral de la candidatura de Fernando Lamikiz para las elecciones de 2004, se expresa que "el Club necesita un nuevo campo a fin de: .–Modernizar sus instalaciones .–Mayor comodidad para socios y aficionados .–Atender las peticiones de ingreso de nuevos Socios –Facilitar el acceso de la juventud al fútbol."

 

Para abordar esas mejoras, y las que proponía Ugartetxe: "agrupar a las familias, a los amigos, hacer una grada joven, hacer acceso para minusválidos y palcos vips a un precio muy superior para empresas" e incluso "el rejuvenecimiento de la masa social, incremento de localidades o entradas más baratas para niños", no se precisa construir un campo nuevo, basta con una reforma integral de San Mamés.

 

El 'nuevo campo', pensado para medrar, no ha hecho más que mermar. En 1997, en tiempos de Arrate, se necesitaba 'un estadio multiusos y polifuncional' para 60.000 espectadores; en 2003, con el proyecto de Ugartetxe, se había reducido la capacidad a 55.000. La media de asistentes a San Mamés en los últimos años, no supera los 35.000 aficionados. Un campo de 55.000 espectadores con poco más de media entrada ofrece un aspecto desolador. Recuerdo a un tifosi de 'la Juve' que vino a Bilbao para ver a su equipo en un partido de la Champions; le encantó el ambiente de 'la Catedral' y quería un campo igual para Turín. (La Juventus juega en Delle Alpi, con un aforo para 69.000 personas, aunque sólo acudió una media de 34.365 en la temporada 2003-04)

 

Antes de la semifinal copera de 2005 contra el Betis, la última vez que, de verdad, se abarrotó San Mamés, fue el 15 de mayo de 1998, cuando el Athletic se jugó la clasificación para la 'Champions' contra el Zaragoza. En ocasiones se agota el papel, pero no hay llenazo porque entre un cuatro y un siete por ciento de los socios no asiste a esos partidos. No es necesario hacer un campo nuevo para atender la demanda, se puede paliar con el sistema de reventa, puesto en práctica hace más de cinco años por el Unicaja de Málaga y el F. C. Barcelona, e imitado por otros equipos. El socio avisa de su intención de no asistir a uno o varios partidos; la anulación se realiza en las oficinas de Ibaigane, por medio del móvil, cajero automático o correo electrónico; el club pone a la venta su localidad y en la temporada siguiente cuando renueva el carné, se le descuenta el dinero que ha obtenido (el 50% del precio en taquilla), siempre que la suma no supere la mitad de la cuota anual. Esta medida, tendente a flexibilizar el compromiso económico del socio y aumentar los ingresos del club y la afluencia de aficionados al campo, fue aprobada en la asamblea del 18 de octubre de 2003, pero con el peculiar vade retro de Lamikiz a todo lo relacionado con la anterior Directiva, ha sido desestimada por la actual.

 

Derribar un campo que se puede remodelar, para levantar otro al lado, no tiene sentido; mucho menos erigirlo en Zorrotzaurre. En la actualidad San Mamés está mejor comunicado que nunca; la boca de metro, la estación de tren de cercanías y las paradas de Bilbobus y tranvía, se hallan al lado de las puertas de acceso; todavía hace una década, los aficionados de la margen derecha teníamos que ir andando desde el apeadero de la Universidad de Deusto, y desde la estación de Olabeaga los de la margen izquierda.

 

Antes, los espectadores de la general –sobre todo los chavales– íbamos al campo con dos horas de anticipación, para coger sitio; incluso algunos 'audaces' se subían a los contrafuertes de la grada para divisar mejor el terreno de juego. Por supuesto, el partido se veía de pié; y era tal la avalancha de gente a la salida, que recuerdo haber bajado más de una vez la escalera del vomitorio de acceso sin apenas pisar los peldaños de la misma. Ahora se tiende a reducir el número de espectadores en los estadios, pero se aumenta la comodidad; todas las localidades son de asiento. Aunque en algunos campos –por ejemplo, San Mamés– hay que estar codo con codo y hombro con hombro. En los estadios nuevos o reformados, vemos que ya no se pone a prueba la paciencia de los aficionados. Ha mejorado el diseño de los asientos y ampliado la separación, los pasillos y accesos a los vomitorios son más anchos y el desalojo se realiza de manera rápida y ordenada. Cosa que no sucede en 'la Catedral', pero que se puede corregir.

 

La tribuna Este de San Mamés fue el colmo de la chapucería, un error de la Directiva y un horror técnico; una solución rápida y 'barata' pero obsoleta desde el momento de su construcción. Hay que desmantelar ese bodrio y construir una tribuna que una gol norte y gol sur, en tres niveles de graderío, como la nueva del Betis y de algunos estadios modernos de Japón y otros países. Con cabinas de radio y televisión en la grada y cafetería, restaurante, tienda oficial, taquillas, etc., en los bajos. Se puede habilitar un parking bajo el terreno de juego, como se hace en EE.UU., pero encarecería las obras; sería más factible un gran aparcamiento subterráneo en los terrenos de la antigua Feria de Muestras, donde Bilbao Ría 2000 tiene previsto construir dos torres de viviendas. Es posible una reforma integral de San Mamés; un campo de 50.000 espectadores y con localidades para jóvenes, personas mayores o de movilidad reducida,…; dotado de los medios más modernos –ascensores, calefacción, servicios, etc.– y de seguridad: materiales ignífugos, pavimentos anti-deslizantes,… que dejarían como nuevo nuestro viejo y querido San Mamés de siempre.

Turuzeta: Artikuluen Zerrenda::Lista de Artículos

Home Page