Vivir
sin seguro médico
Nicanor León Cotayo
Una vez más sale a relucir que
presentes y futuras generaciones de jóvenes norteamericanos podrían
arrastrar distintos padecimientos debido a la falta de una adecuada y
oportuna asistencia médica.
Algo aún más significativo
porque sucede cuando se inaugura en Venezuela el XVI Festival Mundial de la
Juventud y los Estudiantes, encuentro que desborda combatividad, madurez y
alegría de cara al futuro.
Dos organismos de la Florida
informaron días atrás que allí hay casi 600 000 niños sin seguro médico,
así como que Miami es una de las urbes más afectadas al respecto.
El estudio se denomina
"Viviendo sin seguro médico", e indicó que el 28,7% de los
menores de ese estado, o sea, 589 586, no tuvieron asegurada la asistencia médica
el año pasado.
Según la misma investigación,
Miami reportó entonces a 100 000 de sus habitantes entre cero y 18 años
sin cobertura médica, una de las cifras más elevadas entre las ciudades
floridanas.
"Me siento impotente",
declaró una inmigrante que El Nuevo Herald solo identifica como Eliza,
"traté de conseguir seguro y me pedían 150 dólares al mes para únicamente
cubrir la atención primaria."
¿Cómo solucionan esta situación
muchas madres en Estados Unidos? Lo explicó un artículo de la revista U.S.
News and World Report bajo el titulo Kids and Risk (muchachos en riesgo).
Al no tener sus hijos
garantizada la asistencia médica ÅdiceÅ en numerosas ocasiones les prohíben
visitar las casas de sus amistades, montar patines y bicicletas, e incluso
jugar con la nieve.
Todo lo dicho no parece cierto
en un país donde en febrero pasado Bush presentó un proyecto de
presupuesto para el 2006 que se eleva a dos millones y medio de millones de
dólares.
Solo aumentó el dinero para la
esfera militar y de seguridad interna, mientras, entre otros recortes,
disminuyó 45 000 millones al programa de asistencia médica destinado a los
pobres.
Las asignaciones
"extras" solicitadas para mantener la ocupación en Iraq y
Afganistán durante el presente y próximo año ascienden ya a más de 100
000 millones de dólares.
Partidarios de ayuda a viviendas
alertaron que los recortes de Bush obligarán a las comunidades a cerrar
centros juveniles, y pondrán en situación de riesgo a segmentos
vulnerables como los ancianos.
Este presupuesto de la Casa
Blanca destina 15 millones de dólares a sus "disidentes" en Cuba,
o sea, de nuevo incluyen fondos oficiales para derrocar el sistema de vida
establecido en otro país.
También los asigna con dirección
a Venezuela, ya que, según argumenta el Departamento de Estado,
"fondos estadounidenses continuarán apoyando los esfuerzos de
construcción de partidos políticos y programas democráticos..."
Hace poco designaron un titulado
coordinador para la transición en Cuba, supuestamente para llevarle la
democracia en brazos de una cigüeña procedente de Washington.
Pero al mismo tiempo se dio a
conocer que el año pasado hubo en la Florida casi 600 000 niños sin seguro
médico, algo por lo que muchos padres no les autorizan ni montar patines.
Antes que hacer labor subversiva
contra Cuba y Venezuela, Bush debería resolver los muy graves problemas
internos que están calcinando el presente y el futuro de una parte
considerable de sus nuevas generaciones.
Inspira una gran incomprensión
el bochorno de que a más de 200 años de su independencia Estados Unidos no
sea capaz aún de garantizar la asistencia medica a todos sus niños y jóvenes.
Y no les resulta sencillo
justificarlo. Su arsenal de ideas se desmorona sin remedio. Solo les resta
la fuerza bruta para tratar de imponerse, y no siempre con éxito.
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