Belgrado, Kabul, Bagdad,
Qatar... ¿Telesur?
Las
bombas de EEUU contra las televisiones incómodas
de los países a los que invade
Pascual
Serrano
El pasado 22 de noviembre el diario británico
Daily Mirror publicó un documento secreto del
gobierno británico en el que se decía que Bush
le indicó a Blair en una cumbre en la Casa Blanca
celebrada el 16 de abril de 2005, que quería
bombardear la sede central de la cadena de
televisión árabe Al Jazzera en Qatar. La reunión
se produjo cuando las fuerzas estadounidenses en
Iraq estaban preparando el asalto a la ciudad de
Faluya.
Aunque el gobierno Bush ha calificado esa
acusación de “estrafalaria e inconcebible” ha
amenazado a los medios norteamericanos si publican
el documento, debido a que fue revelado de manera
ilegal por un funcionario por lo que quebrantarían
la Ley de Secretos Oficiales. Lo que deja en
evidencia su autenticidad, pues no se puede
quebrantar esa ley publicando un documento falso.
Quizás ahora haya que volver a
recordar que el ejército norteamericano ha tenido
por norma bombardear sistemáticamente las
emisoras de televisión non gratas en todas sus
recientes invasiones.
Cuando las tropas norteamericanas
entraron en Bagdad el 7 de abril de 2003 entre sus
primeras acciones, además del derribo de la
estatua de Sadam, estuvo la de disparar a las 7:45
un solo misil de precisión desde un caza contra
el edificio de Al Jazzera en Bagdad asesinando al
jefe de la oficina, Tareq Ayoub. No fue un disparo
al azar: “El avión volaba tan bajo que creímos
que iba a aterrizar en el techo”, le diría
después el periodista de la televisión árabe,
Taiseer Alouni, a su colega británico Robert Fisk.
Tres días antes los responsables de la televisión
habían proporcionado la ubicación exacta de su
oficina a los estadounidenses.
También en su entrada a Bagdad, el mismo
día del ataque con misil a Al Jazzera, un tanque
norteamericano disparaba contra el hotel Palestina
donde se alojaba toda la prensa extranjera
acreditada provocando la muerte de los periodistas
Jose Couso de Tele 5 y Taras
Protsyuk, de la agencia Reuters.
El 7 de agosto de
2004, el gobierno iraquí, siguiendo las
instrucciones del ejército ocupante
norteamericano, ordenó el cierre de las oficinas
de Al Jazzera en Bagdad y su expulsión del país.
El 12 noviembre del año 2001, el
ejército norteamericano bombardeaba los locales
del canal en Kabul, la capital de Afganistán, con
la excusa de que habrían albergado a algunos
miembros de Al-Qaeda. A pesar de las promesas
hechas a Al-Jazzera, la administración
norteamericana nunca ha abierto una investigación.
Un mes antes, el 3
de octubre de 2001, Colin Powell, Secretario de
Estado norteamericano, se dirigió al Jeque Hamad
bin Khalifa al-Thani, emir de Qatar y principal
accionista del canal, para pedirle que
interviniera a fin de que Al Jazzera modificara su
cobertura de los acontecimientos.
La anterior invasión en la que participó
Estados Unidos fue en Yugoslavia, en esa ocasión
bajo la bandera de la OTAN. Allí, en Belgrado, el
23 de abril de 1999, el ejército norteamericano
bombardeó la sede de la radiotelevisión de
Serbia (Radiotelevizija Srbije, RTS), situada en
el centro de la ciudad, causando la muerte de
dieciséis empleados del canal.
Los socios de
Estados Unidos tampoco se quedan cortos. El 19 de
enero de 2001, el ejército israelí dinamitó el
edificio de la televisión y la radio palestinas
La Voz de Palestina, en Ramallah, en los
territorios ocupados.
He conocido a los
periodistas de Al Jazzera en varias ocasiones, en
Iraq y en el Líbano. No he apreciado ni el más mínimo
odio ni apología de la violencia en su trabajo.
Me han parecido profesionales íntegros,
obsesionados por recoger los testimonios de la
gente, de los iraquíes en Bagdad o de los
palestinos en los campos de refugiados en el Líbano,
personas cuyo acceso a los medios occidentales les
está vedado y que sólo pueden expresarse ante
los micrófonos de esta cadena árabe.
La conclusión por
tanto es clara, el gobierno norteamericano ha
establecido como norma bombardear toda emisora de
televisión incómoda en cada país donde llega
tras su invasión: Yugoslavia, Afganistán, Iraq,
y quien sabe cuál será el próximo objetivo. Su
impunidad es absoluta, los gobiernos europeos
apenas expresan su indignación con la boca pequeña.
En América Latina una nueva televisión valiente
hace pocos meses que ha nacido, Telesur. Creada
por Venezuela, Brasil, Argentina, Cuba y Uruguay,
ya ha dejado claro que va a apostar por un modelo
de información enfrentado al pensamiento único
promovido por las grandes emisoras
norteamericanas. Del mismo modo que Hugo Chávez
ha denunciado las intenciones de Estados Unidos de
asesinarlo, los periodistas hemos de advertir
sobre la amenaza hacia una televisión
independiente que no responderá a los intereses
de Bush. El tiempo demostrará si será el nuevo
objetivo de los misiles norteamericanos. Por eso
es importante señalar al criminal antes de que
cometa su crimen.
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