EL
TABLÓN: El artículo de hoy
Desde
La Habana
El factor humano
Manuel Alberto Ramy
“El
factor humano ha sido la clave de la persistencia del proceso revolucionario”,
escribí al final de mi trabajo anterior (Desde La Habana: La Posposición, 4 de
enero de 2006) en cuanto a que debía impedirse la ruptura entre el hombre
productor/consumidor. En lenguaje claro: la liga entre uno y otro (ya bastante
tensa), de romperse podría acarrear serios problemas.
Escribí a propósito este final, pues discrepo totalmente de algunas
interpretaciones como las publicadas en Foreign Policy en su edición de
enero/febrero 2007, donde uno de los entrevistados afirma que la represión es
el factor esencial de la permanencia del sistema cubano. La sentencia es
sumamente simplista, más propia de la propaganda que del análisis serio.
Hasta el momento no existe, ni en la tierra ni en el cielo --recordemos que según
la Biblia, el demonio es resultado de la represión divina por sedicioso--, un
lugar donde no haya diferentes grados de represión, grados que están íntimamente
relacionados con el nivel de incorporación de los valores predominantes y éstos
con la correspondencia entre base económica y superestructura.
¿Hay esperanzas de que algún día desaparezca? Para los marxistas, el reino de
la plena libertad surgirá cuando no existan las necesidades. Y no solo para los
marxistas. Sacerdotes de gran valía religiosa e intelectual como el jesuita
Teilhard de Chardin, vislumbró desde la perspectiva teológica la posibilidad
de ir haciendo un reino de plenitud, el Paraíso, desde nuestra existencia en la
tierra. De tal modo, parece que superar la represión, instaurada en todas las
culturas –en la nuestra con aquello de “Niño, que ahí viene el coco”-,
es un largo proceso histórico.
Las necesidades y sus consecuencias derivadas de la búsqueda para satisfacerlas
surgen como el primer instrumento represivo a lo largo de la evolución del
hombre y de las sociedades que fue articulando. Con el descomunal y perverso
desarrollo del capitalismo, que crea necesidades artificiales promovidas por los
medios de comunicación y las técnicas de marketing, de modo tal que compulsan
a más y más consumo, se genera un estilo de vida supuestamente libre. Se trata
del control social, forma enmascarada de la represión que compulsa a la
aceptación de valores y estilos de vida. Es otro modo, aparentemente más
suave, que erosiona al ser humano ya que pone como valor primero el tener, y no
el ser. La tan cacareada dignidad intrínseca de la persona humana viene
determinada por la compra del último modelo de TV con pantalla líquida. O por
superar el lujo del auto del vecino. O por no ponerse la misma corbata que la
que se usó en la fiesta más reciente.
Hasta el momento, esta cadena de creación de consumos
artificiales/marketing-publicidad/medios de comunicación ha funcionado de forma
eficaz -se alimentan unos a otros. Un ejemplo del éxito de este
control-represión fue la capacidad demostrada en procesar al movimiento hippie
original y vender su apariencia: jeans fabricados ya con rotos y descoloridos,
formas y colores psicodélicos que de contracultura pasaron a ser la norma. La
maquinaria funcionó sustituyendo al serlo por el parecerlo, vaciando su
esencia.
En Cuba existe un nivel de represión, pero es absolutamente insuficiente para
explicar la permanencia del poder establecido, así como la tranquilidad con que
discurre el proceso de sucesión, transición, como quieran llamar a lo que está
ocurriendo en el país. Anotarlo a factores represivos, reitero, no corresponde
con una ponderación serena de la realidad.
Los cubanos de la Isla enfrentan numerosas dificultades, critican, (sobre todo
eso he escrito en anteriores trabajos), quieren cambios; sin embargo, hasta el
momento, no aprecio en la mayoría que tales apetencias legítimas las busquen
al margen del sistema socialista y no, básicamente, por temor a las
autoridades. Prefieren las reformas y no el desastre, porque saben sacar cuentas
de costos y beneficios, pérdidas y ganancias. Y hasta el momento el cálculo no
les da, de lo contrario estaríamos ante otra situación porque el cubano, a lo
largo de la historia, ha sabido usar el centro del coraje.
Recientemente el diario Juventud Rebelde hizo una breve encuesta entre jóvenes
y a buena lectura de lo publicado la conclusión es que optan por cambiar lo que
no sirva o funcione, especialmente en el terreno económico. Es decir, reformar,
no desbaratar; eficacia y mejores niveles de vida, participación real; apertura
a la crítica, cosa que viene haciendo este diario, que por cierto ha aumentado
su demanda en los estanquillos de venta precisamente por ir reflejando los temas
de actualidad.
No me llama la atención que esto suceda con el diario de la Unión de Jóvenes
Comunistas, y es altamente significativo porque forma parte del lento pero real
proceso que viene dándose. Las olas vienen de lo profundo, lo saben los
marineros; y en política lo saben los buenos analistas y los estadistas.
Los nacidos después de 1959 o muy cerca a esta fecha constituyen el 70% de la
población cubana actual. Se trata de individuos que han recibido múltiples
impactos, unos negativos y otros positivos, como el de la fuerte inversión que
en el sector educacional y cultural ha hecho el gobierno durante 48 años. Sin
tener el dato preciso a la mano, puedo decir que la fuerza laboral y técnica
del país es la mejor preparada de toda América Latina. Y la formación que
reciben las generaciones más recientes, incluye la computación. ¿Qué
importancia tiene una PC en esto que digo?
Pues mucha. La computación es lógica pura. Si usted no actúa de acuerdo con
parámetros lógicos, la cosa no funciona. La racionalidad prima y esta formación
tiene consecuencias en todos los planos de la vida. Por ejemplo: los discursos
vacíos, las consignas huecas, los noticieros que muestran en pantalla lo que no
hay en la vida real, chocan contra esta formación y el joven apaga el televisor
o lo que sea. Se desconecta. Es un problema palpable.
Realidad, lógica, discurso adecuado, estilo diferente, formas diferentes,
soluciones novedosas para una realidad compleja, es la apetencia de la Cuba que
surge. Y esta es precisamente una contradicción que Juventud Rebelde está
asumiendo como periódico. Poner en letras --poco a poco, moderadamente-- los
problemas, el debate de los mismos; reflejar el momento de una nueva generación
a la que no le preocupa el pluralismo político –la mayoría de los jóvenes
con los que he hablado y son bastantes, no creen en esa diversidad que califican
de “aparente”. Prefieren la pluralidad de opiniones libremente debatidas y
que se imponga la más racional y beneficiosa, pero, hasta ahora, dentro del
sistema.
¿Por qué lo hace Juventud Rebelde? Primero porque de no hacerlo dejaría
de responder a sus destinatarios privilegiados, los jóvenes, quienes se sentirían
tan ajenos al mismo como a muchos programas de la TV. Apagarían la planta, la
conexión, perdiendo así el sentido de pertenencia e identificación con sus
consecuencias de mano alzada en asambleas y reuniones por puro formalismo, fenómeno
que ocurre. Y segundo, estos reportajes e informaciones no son ajenos al
consentimiento de las autoridades correspondientes.
Otra razón es que la isla está viviendo el momento más importante de la
historia política después del triunfo revolucionario de 1959. Estamos abocados
a cambios y medidas, que si bien en un principio molestarán, a mediano plazo
parecen tender hacia ciertas reformas, insisto, dentro del propio sistema. Y las
nuevas generaciones, ese 70%, no solo son destinatarios, sino que a corto plazo
serán los actores principales de los cambios.
Cuando escribí “¿Qué pasa en Cuba?” (“Desde La Habana”, 9 de
noviembre de 2006) afirmaba que entre otras tareas, el presidente en funciones
Raúl Castro tiene la de servir de “puente” entre la generación histórica,
cuyo papel el mismo dirigente ha dicho que está casi cumplido, y las nuevas
generaciones.
El general Castro durante sus últimas y breves presentaciones --aniversario de
la Federación Estudiantil Universitaria, 19no. Congreso Obrero, octava sesión
del Parlamento cubano--, ha hecho énfasis en el análisis crítico, en las
fallas y deficiencias, y señaló que “de justificaciones estamos
cansados en esta Revolución”. Todo lo ha dicho a pesar de que el PIB haya
alcanzado el 12,5%, porque sabe que mientras la macroeconomía no se ponga en la
mesa, o el transporte y el dinero no alcancen a la población o el ritmo de
construcciones quede por debajo de las necesidades, las cifras no tendrán un
significado claro para todos.
¿Cuál ha sido el impacto en la población? ¿Lo conocen aquellos que ponen a
la represión como el factor determinante, casi exclusivo? Pues para los fieles
seguidores del proceso revolucionario les vale de satisfacción, para la población
que tiene dudas y temores, les ha encendido una llama de esperanza, y a los jóvenes,
etapa definida como un período signado por la crítica a todo y
cuestionamientos de la autoridad, percibo que comienza a llamarle la atención y
les ha confirmado un espacio a la crítica.
Estamos ante una nueva etapa que se va desenvolviendo lentamente, con énfasis
en la institucionalidad, en sacar el jugo a lo que se puede de lo existente, a
ir abriendo espacios a novedades discretas, revalorización efectiva del trabajo
y sus dividendos, y a la par dar mayor protagonismo a las nuevas generaciones.
La realidad cubana es más compleja que las reduccionistas conclusiones de
algunos “cubanólogos”, los que por cierto olvidan que en todas las culturas
la represión viaja de teta en teta con cantos infantiles para dormir, como
también en las amenazas de que “si te portas mal los Reyes Magos te dejarán
carbón debajo de la cama”.
Para los cubanos, según estos señores, portarse bien es copiar todos los
ingredientes de la sociedad que enmascara represión con control y pluralismo,
con unicidad hegemónica. Por no hacerlo, seguro que los Reyes dejarán a los
cubanos un saco de carbón debajo la cama. Y éstos recordarán que “todo,
como el diamante, antes que luz es carbón.” (José Martí)
Manuel Alberto Ramy es jefe de la corresponsalía de Radio progreso Alternativa
en La Habana y editor de la versión en español del semanario Progreso Weekly/Semanal.
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Nota
de/para los amigos que me escriben:
De: Michael
Moore
Asunto: Carta a Bush
Dear Mr.
President: Send Even MORE Troops (and you go,
too!) ...from Michael Moore
1/10/07
Dear Mr.
President,
Thanks for
your address to the nation. It's good to know
you still want to talk to us after how we
behaved in November.
Listen, can
I be frank? Sending in 20,000 more troops just
ain't gonna do the job. That will only bring the
troop level back up to what it was last year.
And we were losing the war last year! We've
already had over a million troops serve some
time in Iraq since 2003. Another few thousand is
simply not enough to find those weapons of mass
destruction! Er, I mean... bringing those
responsible for 9/11 to justice! Um, scratch
that. Try this -- BRING DEMOCRACY TO THE MIDDLE
EAST! YES!!!
You've got
to show some courage, dude! You've got to win
this one! C'mon, you got Saddam! You hung 'im
high! I loved watching the video of that -- just
like the old wild west! The bad guy wore black!
The hangmen were as crazy as the hangee! Lynch
mobs rule!!!
Look, I have
to admit I feel very sorry for the predicament
you're in. As Ricky Bobby said, "If you're
not first, you're last." And you being
humiliated in front of the whole world does NONE
of us Americans any good.
Sir, listen
to me. You have to send in MILLIONS of troops to
Iraq, not thousands! The only way to lick this
thing now is to flood Iraq with millions of us!
I know that you're out of combat-ready soldiers
-- so you have to look elsewhere! The only way
you are going to beat a nation of 27 million --
Iraq -- is to send in at least 28 million!
Here's how it would work:
The first 27
million Americans go in and kill one Iraqi each.
That will quickly take care of any insurgency.
The other one million of us will stay and
rebuild the country. Simple.
Now, I know
you're saying, where will I find 28 million
Americans to go to Iraq? Here are some
suggestions:
1. More than
62,000,000 Americans voted for you in the last
election (the one that took place a year and
half into a war we already knew we were losing).
I am confident that at least a third of them
would want to put their body where there vote
was and sign up to volunteer. I know many of
these people and, while we may disagree
politically, I know that they don't believe
someone else should have to go and fight their
fight for them -- while they hide here in
America.
2. Start a
"Kill an Iraqi" Meet-Up group in
cities across the country. I know this idea is
so early-21st century, but I once went to a Lou
Dobbs Meet-Up and, I swear, some of the best
ideas happen after the third mojito. I'm sure
you'll get another five million or so enlistees
from this effort.
3. Send over
all members of the mainstream media. After all,
they were your collaborators in bringing us this
war -- and many of them are already trained from
having been "embedded!" If that
doesn't bring the total to 28 million, then
draft all viewers of the FOX News channel.
Mr. Bush, do
not give up! Now is not the time to pull your
punch! Don't be a weenie by sending in a few
over-tired troops. Get your people behind you
and YOU lead them in like a true commander in
chief! Leave no conservative behind! Full speed
ahead!
We promise
to write. Go get 'em W!
Yours,
Michael
Moore
mmflint@aol.com
www.michaelmoore.com
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