Chávez, el mediador
Carlos Chirinos
BBC Mundo, Caracas
Tarea difícil se ha impuesto el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en Colombia. ¿Por qué? y ¿qué posibilidades de éxito tiene?
El presidente Chávez esta dispuesto a "ir al infierno" para lograr el intercambio humanitario en Colombia. Sin llegar a esos extremos, no hay duda de que la tarea que tiene por delante es candente.
Desde que el presidente aceptó la propuesta de mediar entre el gobierno colombiano y las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, se han generado grandes expectativas.
Sobre todo, entre quienes consideran que el mandatario venezolano estaría en mayor capacidad de comunicarse con los insurgentes, con quienes comparte esa base ideológica que definen como el "bolivarianismo".
Por eso entienden que Chávez podría lograr el intercambio humanitario, de guerrilleros presos por rehenes en manos de los rebeldes, algunos de ellos desde hace varios años y de alto perfil, como la candidata presidencial Ingrid Betancourt.
Mientras en el mundo entero muchos aplauden, respaldan y ponen esperanzas en la gestión de Chávez, dentro de Venezuela algunos se preguntan por qué, con una agenda doméstica tan complicada, decidió
"meterse en camisas de once varas".
Las pailas del infierno
"¿Quién dijo que a nosotros nos gustan las cosas fáciles?", respondió preguntando Chávez, en la última edición de su programa dominical Aló Presidente, poco después de regresar de una visita a Bogotá, en la que habló del tema con el presidente de Colombia, Álvaro Uribe.
Si tuviera que ir a las pailas del quinto infierno para tratar de lograr en Colombia el acuerdo humanitario, estoy dispuesto a ir a las pailas del quinto infierno", dijo.
Aunque el trabajo inicial es sólo el de lograr el intercambio humanitario, portavoces del gobierno venezolano han venido explicando que la intención de la mediación es colaborar con la búsqueda de la paz en Colombia.
El conflicto armado colombiano se refleja en Venezuela, donde se reporta de actividades de guerrilleros y paramilitares de la nación vecina.
Existe una creciente inseguridad en zonas fronterizas, donde ganaderos y empresarios son frecuentemente víctimas de secuestros por factores vinculados a la guerrilla colombiana. O tienen que pagar "vacuna" o protección a estos grupos irregulares.
Aunque recientemente el ministro del Interior de Venezuela, Pedro Carreño, diferenció la naturaleza política del secuestro en Colombia del que se produce en Venezuela -por razones económicas, según el ministro- expertos en seguridad le han explicado a BBC Mundo que hay una "industria binacional" alimentada por la situación colombiana.
"Estrategia de imagen"
Para otros, el gobierno venezolano busca "pulir" su imagen internacional, que estaría afectada por la radicalización de su proyecto político que emprendió el presidente Chávez, tras lograr la reelección en diciembre de 2006.
La analista de temas internacionales María Teresa Romero, profesora de la Universidad Central de Venezuela, le aseguró a BBC Mundo que se trata de una "estrategia de imagen".
"El presidente Chávez ha tomando una serie de medidas que han sido muy criticadas. Por ejemplo, la decisión de cerrar o no darle la concesión a Radio Caracas Televisión, por otra parte presentar un proyecto de reforma constitucional que, para la mayoría de quienes se siente demócratas, va a perpetuar a Chávez en el poder".
Algunos analistas afirman que con la iniciativa Chávez desvía la atención internacional de temas álgidos como los denunciados problemas con la libertad de expresión, o la radical transformación política y económica tras la reforma constitucional.
Además en el plano internacional Chávez ha sido más conocido por sus enfrentamientos con colegas de otros países como México, Perú o EE.UU., que por su diplomacia. Eso podría cambiar ahora con la aureola de "mediador".
Apuesta a ganador
Aunque Romero reconoce que el presidente Chávez puede presentarse como uno de los pocos que no han calificado a las FARC como grupo terrorista -lo que le da poder moral a la hora de negociar- afirma que cualquier éxito en la gestión será limitado.
"Posiblemente se va a lograr que la guerrilla suelte a figuras emblemáticas como Ingrid Betancourt (...) Se va a limitar a este canje, pero no creo que deje la puerta abierta para soluciones de paz más consolidadas", dijo la académica.
Desde el inicio, el gobierno colombiano ha aclarado que la zona de despeje militar a que aspiran las FARC no está en consideración.
Pese a las dudas sobre las motivaciones del presidente venezolano, o las posibilidades de éxito de su mediación, existe la idea generalizada de que Chávez hizo una apuesta ganadora que permitirá elevar su perfil internacional todavía un poco más.
|
A propósito del papel de Hugo Chávez como mediador en el conflicto colombiano
Chávez,
las FARC, el ELN, y Uribe
Eduardo Dimas
Dice el periodista mexicano Carlos Aznárez en Resumen Latinoamericano, que la decisión del presidente Hugo Chávez de servir como mediador de un intercambio humanitario entre el gobierno colombiano y el movimiento guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), es un “difícil y audaz rol”.
Se trata de lograr que los militares, políticos y policías retenidos por las FARC, sean canjeados por unos 500 guerrilleros de esa organización que permanecen en las cárceles colombianas. Aznárez las llama mazmorras y, según otras informaciones, tiene toda la razón.
Chávez visitó Colombia el pasado 31 de agosto, y se reunió con su homólogo colombiano, Álvaro Uribe Vélez, uno de los principales aliados de Estados Unidos en la región, a los efectos de establecer los mecanismos de la mediación, cosa nada fácil si tenemos en cuenta las sustanciales diferencias entre uno y otro mandatario en lo político y lo ideológico.
Esas diferencias fueron particularmente evidentes durante la conferencia de prensa que ofrecieron, luego de siete horas de reunión. Dicen algunos periodistas presentes que Chávez se veía incómodo y que trató de explicar su papel en la negociación. Anunció que se reunirá con los representantes de las FARC. Luego agregó al Ejército de Liberación Nacional (ELN). Los encuentros, sobra decirlo, se realizarán por separado.
Por cierto, el gobierno colombiano y el ELN estuvieron celebrando conversaciones en Cuba durante varios meses, sin que lograran ponerse de acuerdo siquiera para unas conversaciones de paz. Entre otras cosas, los representantes gubernamentales exigieron al ELN el nombre de sus principales jefes, el armamento y el número de guerrilleros con que cuenta. Algo así como obtener información de inteligencia sin conceder nada a cambio.
En la conferencia, Chávez expresó que “El análisis me indica que es positiva la rápida respuesta de las FARC. Con quien ellos designen, nosotros hablaremos”. Y agregó algo que no fue en absoluto del agrado del presidente Uribe Vélez: “Ojalá que fuera Manuel Marulanda (jefe de las FARC ), a mi me gustaría mucho conocerlo y conversar con él”.
De inmediato el presidente colombiano, visiblemente enojado, comenzó a hablar de “los terroristas y los asesinos de las FARC”. Además, según algunos medios alternativos, mintió al decir que fueron los guerrilleros de esa organización quienes mataron a los 11 diputados que estaban prisioneros de esa organización, cuando es harto conocido que murieron durante un combate y por fuego cruzado, cuando un grupo de paramilitares intentaron rescatarlos para luego cobrar la recompensa.
Acto seguido anunció que de ninguna manera concedería a las FARC el carácter de fuerza beligerante --cosa exigida por la guerrilla-- y que tampoco despejará ninguna zona del país para el canje de prisioneros. Dicen algunos de los periodistas presentes que ante estas palabras del presidente colombiano, Chávez se notó incómodo, pues la postura le deja muy poco margen para maniobrar. Tal vez ese sea el objetivo.
Chávez insistió en que las conversaciones se harán en Caracas, entre su gobierno y las FARC, lo que, de hecho, constituye un reconocimiento a ese movimiento guerrillero. Y, aunque no lo dijo directamente, dejó claro que sin la participación de las FARC no hay canje posible de prisioneros o que Colombia llegue a alcanzar la paz.
Son muchas las preguntas que cabe hacerse, luego de este encuentro. Es evidente que Chávez no comparte el criterio de Uribe Vélez y del gobierno de Estados Unidos de que las FARC y el ELN son organizaciones terroristas. La sola mención de su deseo de conocer a Manuel Marulanda es elocuente.
De otra parte, resulta más que obvio que las diferencias de postura de los dos gobiernos son prácticamente incompatibles, por lo que la tarea de negociar con la guerrilla colombiana y el gobierno de ese país se convierte casi en una misión imposible para cualquier mediador.
Hasta ahora, la posición del gobierno colombiano ha sido la de buscar la amnistía de los grupos paramilitares, cuyos vínculos con los altos mandos del ejército y conocidos políticos está más que demostrada.
Hasta el propio presidente Uribe tuvo, al parecer, relaciones con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) cuando era gobernador de Antioquia. Su nombre, aunque no se publica, aparece en una larga lista del Departamento de Estado norteamericano. Las AUC (paramilitares) han torturado, asesinado y desaparecido a decenas de miles de colombianos y provocado el éxodo de cientos de miles de campesinos. Se conoce también de sus vínculos con el narcotráfico.
Algo que me llama la atención es que la senadora Susana Palacios, una conocida crítica del presidente colombiano, aceptara primero ser parte del equipo de mediación con las FARC y, después, invitara a Chávez a actuar como mediador. No descarto que la senadora haya caído en una trampa y, a su vez, haya llevado al mandatario venezolano a esta. Al margen de que eso pueda ser cierto, Chávez es un hombre de amplios recursos políticos y con mucho prestigio entre los pueblos latinoamericanos.
Precisamente, uno de las constantes de la prensa venezolana, española, norteamericana y de otros países, es desprestigiar la imagen del presidente que más elecciones verdaderamente democráticas ha ganado, y que más medidas de beneficio popular ha tomado en los últimos 40 años de historia de América Latina
Hace pocas semanas el diario Expreso de Perú, creó una atmósfera en torno a unas latas de atún, supuestamente enviadas por el gobierno venezolano, con motivo del terremoto, en las que aparecían las imágenes de Chávez y el líder de la oposición peruana Ollanta Umala, en un burdo intento de hacer ver que Chávez y Umala se aprovechaban de la tragedia para hacer propaganda política.
De inmediato algunos periódicos peruanos, españoles, norteamericanos y de otros países se hicieron eco de la campaña. Todos citaron al diario Expreso. Ninguna otra fuente dijo haber visto las latas de atún. Fue un montaje burdo, que murió de muerte natural. Pero, en España y Estados Unidos, por ejemplo, es muy probable que muchos que leyeron la noticia crean que es verdad.
No es posible descartar que ahora busquen nuevamente desprestigiar a Chávez. Por ejemplo, tratar demostrar que tiene vínculos con la guerrilla colombiana, algo que ha sido una constante en las campañas contra su persona. Si ese es el objetivo --no involucro a la senadora
Palacios--, es una jugada también burda, que puede convertirse en un tiro por la culata para sus promotores.
Como apunta el periodista Carlos Aznárez, en el artículo ya mencionado, “cuando un miembro del secretariado de las FARC estreche la mano de Hugo Chávez y le cuente a todos los que quieran escucharlo que las FARC pelean por la liberación nacional y social de Colombia, por derrumbar estructuras económicas injustas…”, sería la primera vez que ese movimiento guerrillero tiene la oportunidad en los últimos años de expresar públicamente los motivos de su lucha.
A no ser, y es muy probable, que la mediación de Chávez no reciba publicidad alguna de los medios de prensa norteamericanos y los de sus aliados en el mundo. De ser así, su silencio sería una demostración de que esta posible trampa tampoco dio resultado. El tiempo dirá.
Leer Versión en Inglés
|