ASIGNATURA: SEMINARIO AVANZADO LA GERENCIA Y EL APRENDIZAJE ORGANIZACIONAL

UNIVERSIDAD YACAMBU

DOCTORADO EN GERENCIA

ENSAYO GRUPAL: CONSTRUCTO FILOSÓFICO, TECNOLÓGICO Y PRAXIS DEL APRENDIZAJE ORGANIZACIONAL

Por

Gustavo Ramón García Montesinos

José Ángel Puente

Ludwig Antonio Vera Rojas

Pedro Nolasco Bonillo Ramos

Nereida Josefina Rivero Ruiz

Yanery Alvarez Zabaleta

Evelin Lucia Castro López

 

INTRODUCCIÓN

En este ensayo grupal, como antesala y material de apoyo al panel grupal del seminario, se presenta un constructo filosófico, tecnológico y praxis del aprendizaje organizacional desde la perspectiva de los doctorandos. El objetivo de la discusión es lograr  establecer un marco teórico referencial del aprendizaje organizacional que permita incorporar a los investigadores desde una postura crítica en la discusión existente en las ciencias sociales y gerenciales con respecto a este término. El propósito de la argumentación es generar ideas en torno al concepto y seleccionar la mejor como postura critica que fortalezca la participación en el seminario avanzado de la gerencia y el aprendizaje organizacional del doctorado en gerencia de la Universidad Yacambú. El aprendizaje y el cambio organizacional son dos aspectos en la vida de las organizaciones que están estrechamente unidos. No puede haber cambio si no aprendemos a adaptarnos a él. De acuerdo a López (s/f), “El Aprendizaje Organizacional genera innovación y procesos de cambio, para bien, en los estilos de vida y actitudes del personal que integra las organizaciones. La importancia de las lecciones aprendidas queda muy bien interpretada en la siguiente cita: “Aprender de la práctica y compartir las lecciones obtenidas constituyen la esencia del aprendizaje organizacional. Con escuchar a la organización y promover el diálogo sobre su rendimiento, el líder abre la puerta para el aprendizaje, compartiendo las lecciones aprendidas y reduciendo los riesgos. Estimulando a la organización para cambiar su modo de operar, para cumplir nuevas funciones en un ambiente propicio para el aprendizaje, el líder al mismo tiempo fomenta un espíritu emprendedor que se traduce en innovaciones y crecimiento”. En el presente trabajo se busca mostrar las diferentes lecciones aprendidas para el cambio, lo cual ha sido tomado de la revisión de la literatura sobre aprendizaje organizacional y cambio bajo la interpretación personal del autor.Este ensayo esta estructurado con una introducción, un cuerpo en el que se discuten 7 temas centrales: (1) El tránsito de la modernidad a la postmodernidad como reto al aprendizaje organizacional; (2) Paradigmas del aprendizaje organizacional; (3) Criterios establecidos para interpretar a las organizaciones; (4) Las realidades organizacionales en la modernidad: Aciertos y desaciertos; (5) Las crisis en las organizaciones en la transición de la modernidad a la postmodernidad; (6) Revoluciones: las “ nuevas” concepciones de las organizaciones; y (7) Lecciones aprendidas hacia el cambio organizacional. Finalmente se presentan unas conclusiones generales y la bibliografía.

 

CONTENIDO

1. El tránsito de la modernidad a la postmodernidad como reto al aprendizaje organizacional. (Nereida Rivero)

Si se entiende la postmodernidad como una nueva expresión de las tendencias filosóficas, ontológicas, metodológicas, científicas, artísticas, políticas, sociales etc., se está, no sólo ante un cambio de paradigma, sino ante un cambio cultural profundo que afecta todas las áreas de la vida humana.  Como una necesidad para que las organizaciones ancladas en el paradigma moderno puedan iniciar su transición hacia una organización postmoderna debe comenzar por revisar su misión y visión. Una revisión que les permita determinar cuales son sus valores fundamentales y como poder abandonar las practicas modernistas que amenazan su supervivencia.

Al respecto, los cambios ocurridos en el entorno nos ofrecen  dos escenarios históricos en razón de las circunstancias económicas, políticas y sociales y a los paradigmas aplicados en las prácticas gerenciales. La primera corresponde a la concepción  de productividad que caracterizo al siglo XX, orientada hacia productividad del trabajador manual, regidos por los principios de Frederick Taylor el cual se centraba en el análisis de tareas y movimientos conocido como “administración de tareas”. Periódicamente fue cambiando de nombre e identificado como “Administración Científica” y una vez terminada la primera guerra mundial llego a conocerse como “Ingeniería Industrial”. Todos dirigidos a lograr productividad del trabajador manual. La concepción del hombre en el trabajo fue la de “hombre máquina” u “hombre económico”. El paradigma que rige este momento es el de la modernidad. (Drucker, 1999).

El segundo momento corresponde al siglo XXI (postmodernidad), donde la concepción de productividad se dirige hacia el trabajo del conocimiento y de las personas que lo aplican.  Esta nueva concepción responde a un nuevo modelo económico marcado por la tecnología y la innovación donde la exigencia es innovar para sobrevivir y mantenerse. En este sentido Drucker (1999) señala seis factores que determinan la productividad de quien trabaja con el conocimiento: la identificación de la tarea, autonomía y responsabilidad por su desempeño, el ejercicio de la innovación, el aprendizaje continuo y la enseñanza permanente, la calidad como principio, la consideración del trabajador como el activo intangible mas valioso para la organización.  

Se asoma entonces, como firme tendencia que alimenta el nuevo o futuro concepto organizativo, el de la humanización de la estructura, que supera la inhumanidad de concepciones mecanicistas, formalistas o productivistas de corrientes clásicas del pensamiento administrativo, a tono también con el debate posmoderno que defiende y celebra el rol de la subjetividad y de la conciencia individual como elemento básico en la nueva  y necesaria manera de indagar la realidad. A continuación se describen los paradigmas del aprendizaje organizacional.

 

2.  Paradigmas del aprendizaje organizacional. (Ludwig Vera)

Las teorías administrativas, cual paradigmas, han constituido los modos de ejecución reconocidos universalmente, generando en el tiempo modelos de problemas y soluciones en el campo de las organizaciones. Basta hacer un arqueo de ellas para percibir el cómo su evolución ha sido en respuesta a la evolución misma del mundo, de su complejidad, hoy día enmarcada dentro la transición hacia la postmodernidad, que más allá de dar respuesta a lo no-resuelto por la modernidad va en procura de una visión más humana de las organizaciones.

Rojas, Torres y Arapé (2.001), plantean como aspectos resaltantes en la percepción de la postmodernidad la acción de dirección de cinco elementos importantes: 1) la información, 2) el conocimiento, 3) la comunicación, 4) la tecnología, y 5) la ética. Así encontramos que el quehacer de las prácticas organizacionales modernas se mueve hacia valores intangibles en torno al Hombre y lo Social; de allí que las claves de la organización postmoderna sean – entre otras posibles – la comunicación, la información, el conocimiento y lo intangible, donde el hombre no puede ser reemplazado, pues, él es parte de una nueva lógica organizacional caracterizada por conglomerados de equipos innovadores y en la que el conocimiento se fundamenta en las lecciones aprendidas del quehacer de las organizaciones y del surgimiento de nuevos análisis y posturas dentro de las teorías administrativas.

Así que, las organizaciones, su estructura, su funcionamiento y su lógica, son en si mismas el producto del comportamiento que los sujetos van desplegando, evidenciando su modo de vida organizacional y en donde las funciones van transformándose en imperativos prácticos con los cuales tales sujetos ordenan su vida exitosamente en el marco de la organización a la que pertenecen.

Entonces, podemos asumir una postura en la que las teorías administrativas y su desarrollo pueden entenderse, en si mismas, como un proceso de aprendizaje que conlleva a un estilo de desarrollo organizacional, el cual, a su vez, se fundamenta en criterios, visiones, modos de pensar y hacer que van constituyéndose en lo que se podría interpretar como paradigmas del aprendizaje organizacional. De allí que la orientación del aprendizaje y el tipo de aprendizaje resulten ser el efecto de la aplicación de tales paradigmas, no sólo en la persona sino en los grupos de ellas (equipos de trabajo) y en la organización misma, concebida ésta como un ente con capacidad de aprender.

Otro enfoque de las organizaciones y sus características, se basa en el pensamiento complejo de Morin, en el que las organizaciones son más que la suma de sus partes y se basan en la auto-eco-organización y la auto-referencialidad, aceptándose la convergencia de múltiples visiones y posturas (transdisciplinariedad).

Márquez, M. (2.001, pp. 146), considera que de cara a los procesos de ruptura y cambio, las capacidades de la sociedad para adaptarse dependen cada vez más del conjunto de habilidades intelectuales, conocimientos y técnicas adquiridas, así como de las capacidades para resolver problemas que tengan sus miembros. Ello implica que en medio de la producción y uso intensivo del conocimiento, de grandes flujos de información y elevados niveles de complejidad e incertidumbre, el aprendizaje resulta vital para cada persona y para las organizaciones. A este punto, asumiendo la postura de Senge (especialmente lo considerado en el seno de la Society for Organization Learning), las organizaciones sólo aprenden a través de individuos que aprenden. Esto conlleva a que las organizaciones asuman modelos más congruentes con la naturaleza humana y la esencia de sus integrantes, en donde el pensamiento sistémico, el dominio personal, los modelos mentales, la visión compartida y el aprendizaje en equipo – planteados por Senge como disciplinas – son los condicionantes de las organizaciones abiertas al aprendizaje.

Por otra parte, las cinco disciplinas de Senge, tienen vinculación con las TIC, ya que el Dominio Personal – como catalizador del aprendizaje y cimiento de la visión compartida –, se fundamenta en el aprendizaje personal a través del intercambio de información, clarificación continua de lo que es importante y aprehensión de la realidad.

Considerando lo anterior, se podría hablar de una sexta disciplina que sería el Uso Intensivo de la TIC en el marco de la complejidad, lo que va a influir en el modo y la cantidad de flujo información y comunicación entre las unidades organizacionales y las personas dentro y fuera de una empresa, institución o grupo. Estos procesos actúan en conjunto, simultáneamente y bajo un alto grado de conexión, lo que hace posible un aprendizaje organizacional que se ajusta a las necesidades, al ritmo y medida de sus individuos y equipos o grupos. Esto lo hace ver como un sistema dinámico y complejo, tal como son las características de la sociedad y organizaciones actuales.

En este sentido y para concluir, Márquez (2.001), plantea que los sistemas dinámicos y complejos tienen como principios: 1) la concentración en relaciones dinámicas y de realimentación; 2) representación de conductas de toma de decisiones basadas en información actual disponible; 3) reconocimiento explícito de desequilibrios y procesos de ajuste; 4) incorporación de relaciones no lineales cuando es pertinente; 5) cuantificación de inconmensurables pero importantes conceptos y relaciones; y 6) desempeño en climas de incertidumbre y continuas perturbaciones.

Así que, si las organizaciones están caracterizadas por sistemas dinámicos y complejos y, por otra parte, el aprendizaje está en todas partes (especialmente en el trabajo, siendo pilar de las organizaciones por promover la generación y uso intensivo de información y conocimiento), entonces, por deducción, los principios de tales sistemas dinámicos y complejos son también principios del aprendizaje organizacional al ser éste parte del sistema mismo. Lo antes expuesto es coherente con la evolución de las teorías administrativas que se trató de sintetizar, vale decir, el surgir y evolucionar de los modos de interpretar y concebir las organizaciones – como aprendizaje – de una forma u otra han estado basados en la influencia de tales principios.

Cabe destacar que lo apenas expuesto fue apreciado como características de las organizaciones dentro de la percepción de la postmodernidad, donde la información, el conocimiento, la comunicación, la tecnología y la ética son elementos que le dan dirección. Si asumimos entonces que el aprendizaje organizacional es parte de los indicadores que muestran la transición hacia la postmodernidad, también se estaría aceptando que ésta – la postmodernidad – es uno de sus paradigmas.

Otra aproximación a los paradigmas del aprendizaje organizacional, es el asumir la visión de Peter Senge (sobre las organizaciones que aprenden), como el método, forma de vocabulario y enfoque desde el cual afrontar la necesidad de promover, facilitar, concebir y materializar el aprendizaje en las organizaciones, a lo que debe agregársele el uso intensivo de las TIC como algo más que un complemento, algo que en realidad es el sistema nervioso que transmite impulsos y señales, y promueve conocimiento. Seguidamente se expondrán los criterios para interpretar las organizaciones desde estos paradigmas.

 

3.- Criterios establecidos para interpretar a las organizaciones. (Jose Puente)

Partiendo de que la finalidad de las organizaciones es alcanzar metas, alguien tiene que definirlas, supervisarlas y evaluarlas. Esta, es la función del administrador quien es la persona que establecerá estrategias generales para planear, dirigir, organizar y controlar el desempeño de la organización. Así, mismo el administrador incursionara el  campo de estudio CO (Comportamiento Organizacional) en el que se investiga el impacto que individuos, grupos y estructuras, tienen en la conducta dentro de las organizaciones, con el fin de aplicar estos conocimientos e interpretar a las organizaciones para la proyección de una mejora en su eficacia.

Stephen P. Robbbins(2004) propone tres planos de análisis en el CO, el individuo, el grupo, el sistema organizacional. Este análisis nos permite establecer variables dependientes que van a ser los factores fundamentales para pronosticar una debida interpretación. Ciertos estudios según el anterior autor han determinado que la productividad, ausentismo, rotación, satisfacción laboral y la ciudadanía organizacional son las variables dependientes de una organización.

En tal sentido los indicadores de estas variables podrían arrojar interpretaciones de preocupaciones de eficiencia y eficacia en el caso de la productividad, la fluidez del trabajo y de la toma de decisiones por el ausentismo, el aumento de los costos de reclutamiento, selección y capacitación por la tasa elevada de rotación, la actitud general del individuo por falta o exceso de satisfacción laboral, y el comportamiento discrecional dentro de una ciudadanía organizacional.

Si entendemos estas variables, no sólo podemos interpretar los comportamientos en forma más positiva, sino que podemos empezar a reflexionar sobre cómo trabajar con esta gran fuerza en lugar de lidiar con las consecuencias de ignorar su existencia. Es así como podemos derivar de lo anteriormente expuesto tres principios de alineación organizacional: La participación No es una opción.

Dentro de un diagnóstico podemos visualizar la participación de las personas en el proceso de pensar, diseñar y reestructurar la organización. Si están involucradas, crearán un futuro donde estarán incluidas. No será necesario venderles las misiones como la solución o inventar estímulos que pueden llevarlos a comportamientos sumisos. Durante los últimos años, ha circulado mucha sabiduría en el campo del comportamiento organizacional: las personas apoyan lo que han creado. Al observar cómo se organiza la vida, volveríamos a decir esta máxima: las personas solo apoyan los que han creado.

Luego de muchos años de lucha con los procesos participativos, se puede escuchar que la participación no es una opción. Sin embargo, hemos estimulado a los integrantes de una organización a pensar dónde han invertido principalmente su tiempo.

Sin embargo, todos sabemos esto, ¿verdad? Sabemos que cuando las personas están comprometidas en descifrar el futuro, en los difíciles y complicados procesos de participación, están simultáneamente creando las condiciones (nuevas relaciones, nuevos discernimientos, mayores niveles de compromiso), esto facilita una implementación más rápida y completa.

La Vida Siempre Reacciona ante las Ordenes, Nunca Las Obedece. Un segundo principio también se deriva de la necesidad de participación de la vida: La vida siempre reacciona ante órdenes, nunca las obedece. No importa cuán claro o visionario o importante sea el mensaje. Sólo puede producir reacciones, no un acatamiento directo. Si interpretamos este principio que siempre ocurre en todas las organizaciones, cambia las expectativas de lo que se puede lograr cada vez que nos comunicamos. Podemos esperar tan diversas reacciones como la diversidad de individuos que escuchan esto. Por lo tanto, todo lo que decimos o escribimos es solamente una invitación para que otros se involucren con nosotros, para que piensen con nosotros.

Este principio afecta especialmente el comportamiento de los líderes. Es aquí donde se debe visualizar e interpretar los tipos de liderazgos y su influencia directa e indirectamente en las organizaciones.

Cada uno Crea su Propia interpretación de Lo que es Real.  Un tercer principio: cada uno crea su propia interpretación de lo que es real. Vemos el mundo a través de lo que somos, o como lo dijo el poeta Michael Chitwood: lo que usted ve llega a ser su vida. Ya que no existen dos personas iguales, nunca dos personas tienen la misma interpretación de lo que ocurre. Sin embargo, en el trabajo actuamos como si otros vieran lo que nosotros vemos y le damos el mismo significado a los acontecimientos que nosotros. En este principio se determinará la alineación e interpretación de la realidad de la organización por cada uno de los empleados, determinando su acertividad y la eficacia de la comunicación para el desenvolvimiento de las actividades de la empresa.

Tomando en cuenta estos principios establecemos unos criterios para una interpretación adecuada de las organizaciones, surgen los diagramas causales como medios para ganar comprensión,  acerca del fenómeno organizacional. Antes de pasar al lenguaje de la causalidad debíamos hacer explícito nuestro conocimiento sobre la organización y estructurarlo de manera que facilitase construir un diagrama causal. A esta fase previa a la representación causal la denominamos conceptualización organizacional.

Establecer una conceptualización del fenómeno organizacional. Fuenmayor, López-Garay (1991). La conceptualización del fenómeno organizacional se basa en los planteamientos de corrientes de pensamiento sistémico de carácter interpretativo, en particular de la Sistemología Interpretativa. De acuerdo con este enfoque sistémico-interpretativo, la realidad solamente adquiere forma o se estructura en una interpretación hecha desde cierta perspectiva. Esa estructuración es posible porque en la interpretación participan conocimientos y nociones previas, asociados con la perspectiva, que actúan como plantillas que ordenan de cierto modo las apreciaciones sobre la realidad. Como existe infinidad de posibles perspectivas existe infinidad de posibles interpretaciones.

Es por esto que radica una conceptualización inicial de la organización para una posterior interpretación de su sistema y estructura. Crear un modelo conceptual sistémico de la organización Morgan (1986) señala que la visión de las organizaciones como totalidades dinámicas es resultado de la influencia de la Teoría General de Sistemas (GST - General Systems Theory; Bertalanffy 1979) y de la Cibernética sobre el campo de los estudios organizacionales. Bajo esta perspectiva las organizaciones son capaces de detectar cambios en el entorno y de desarrollar respuestas estratégicas apropiadas. Es así como sobre la organización actúan fuerzas externas e internas. Las fuerzas externas corresponden a la influencia de su entorno dinámico. Las fuerzas internas son acciones tendientes a sostener a la organización en el cumplimiento de sus propósitos bajo condiciones de cambio ambiental. El desarrollo del conflicto entre estas fuerzas hace de la organización una totalidad dinámica por naturaleza. En otras palabras, la interpretación de este conflicto esencial de la organización que sucede entre su naturaleza dinámica y aquello que debe permanecer: el cumplimiento de su propósito, establecerá el tipo de organización dinámica que esta presente.

Sobre cada una de estas capas de complejidad podemos elaborar una estructura causal correspondiente, de manera que la estructura causal de la organización se encuentre ordenada por capas de complejidad. De esta manera logramos en el modelo conceptual de organizaciones una amalgama de su naturaleza compleja, mediante la jerarquía, y su naturaleza dinámica, a través la estructura causal.  A continuación se especifican los aciertos y desaciertos en cuanto a este tema de las organizaciones en la modernidad.

4.- Las realidades organizacionales en la modernidad: Aciertos y desaciertos. (Pedro Bonillo)

Si se leen las opiniones - contenidas en artículos, libros y entrevistas – de autores de renombre en el ámbito de la Teoría de la Organización y la Administración, tanto los que se pueden considerar “de consulta obligatoria” como otros considerados de “vanguardia”, tales como: E. Deming, P.Drucker, H. Mintzberg, Hammer y Champy, G. Morgan, P.Senge, A. De Geuss, I. Nonaka, M. Wheatley, G. Probst, H. Ullrich, S. Haeckel, por nombrar sólo algunos de ellos, se llega inevitablemente a la conclusión de que algo no anda bien en ese ámbito. No es posible que tantos autores prestigiosos sean absolutamente coincidentes en criticar tan duramente y en profundidad algún aspecto de lo que podemos llamar “Los pilares del Management tradicional”, sin que eso signifique algo importante y preocupante en la disciplina. Hacer alusión a “los pilares del Management” significa hacer referencia a la producción intelectual desde fines del siglo XIX a los años sesenta del siglo XX.

En apretada síntesis, ¿a qué pilares estamos haciendo referencia? Y ¿Quiénes critican? :

-         La concepción de la empresa y los negocios (E. Deming 1984; P. Drucker 1996,1999; P.Senge 1990; Arie de Geuss 1997; A. Limone 1984, 2000)

-         La planificación (S. Beer 1969; H. Mintzberg 1993; P. Drucker 1996; A. Limone (1997, 2000)

-         La estructura departamentalizada (P. Drucker 1988; Hammer y Champy 1994)

-         El control (S. Beer 1969; E. Deming 1986; A. Limone 1997)

-         La compresión y uso de la información (P.Drucker 1966;B. Gates 1999).

Las críticas, en general, han sido profundas y  ácidas. Deming en 1989, habla de “ineptitud en la formación de managers en las Business Schools en USA” y de “enseñanza de sistemas de Management caducos“en dichas escuelas. Mintzberg (1993) en relación con la planificación estratégica formal se refiere a ella como “un instrumento que nunca a dado los resultados esperados”. “La planificación formal no funciona” y P. Drucker es el autor que asesta el golpe más duro -especialmente para aquellos que han seguido de cerca su notable trayectoria -, él se refiere, (1999), a los supuestos de la Administración como “inútiles, hoy día”; él dice, textualmente, “todos ellos (los supuestos) han sobrevivido a su utilidad”...”están cerca de ser caricaturas” “alejadas totalmente de la realidad, convirtiéndose en obstáculos para la teoría y la práctica actuales”.

Se podría continuar citando a otros autores en la misma línea; pero el interés no es desprestigiar la Administración tradicional, que cumplió un importante papel en los primeros cincuenta años del siglo pasado, sino mostrar que para importantes y respetados autores ese enfoque o cuerpo teórico no es ya adecuado para la realidad que enfrentamos y que, como dice el mismo Drucker, “ya es hora de formular nuevos supuestos” (o hipótesis) que permitan constituir un cuerpo teórico necesario para enfrentar la realidad actual” .

¿A qué tipo de supuestos o hipótesis citamos, al compartir las críticas de los autores citados? Sin pretender explicitarlos todos, porque los expertos en Management los conocen sobradamente y tan sólo como ejemplo para ser explícitos en este punto, se esta haciendo alusión a planteamiento tales como:

-         Competencia pura y perfecta (que aún aparece implicada en los manuales)

-         Información accesible, completa y sin costo (asuntos que ya criticó H. Simon en los años cincuenta)

-         Criterios de maximización

-         División del trabajo y departamentalización como única forma (y siempre válida) de hacer eficiente el trabajo y la producción.

-         La asunción de un mundo predecible, porque es estable y funciona como un mecanismo, lo que le da validez a la planificación a largo plazo.

-         Sólo los altos directivos están capacitados para tomar decisiones que afecten a la empresa más allá de lo inmediato.

-         Prevalecencia del concepto X de Mc Gregor en relación a la conducta de los subordinados.

-         La necesidad ineludible de la supervisión y vigilancia para que las personas trabajen productivamente.

Y muchos otros que sirvieron de base a la concepción clásica y neoclásica e incluso, en muchos aspectos, aún al enfoque de contingencia. Muchos puntos de la lista anterior son todavía ampliamente aceptados como supuestos reales y válidos, especialmente en los países de América Latina, tanto por empresarios como por los altos ejecutivos de empresa; esto se revela si atendemos cuidadosamente a su comportamiento o en sus expresiones y opiniones cuando se conversa de la empresa en ámbitos de mayor distensión y menor formalidad que son propicios para expresar opiniones que en ámbitos más formales nunca se expresan. Aunque, en América Latina esto es más evidente, no es una situación privativa de nuestro continente si nos atenemos a la opinión de P. Senge (2000) respecto de la capacidad de liderar y tomar decisiones. El afirma: “Se necesitaría un verdadero vuelo de la fantasía...(para) creer que el cambio ocurre porque grandes hombres lo impulsan desde la cumbre. ¿Cómo puede un individuo o un grupo pequeño de personas en la cumbre de una jerarquía atender a la inmensa “variedad ” de retos que se han presentado en las páginas anteriores (de este libro)?”. Si Senge se refiere tan explícita y latamente a este aspecto es porque aún debe existir en el país del norte personas que piensan de la forma qué el critica.

Antes de continuar, es necesario responder la pregunta ¿Por qué los conceptos y métodos de la teoría tradicional no sirven hoy?. Si siempre ha habido cambios en la sociedad y la economía por qué no es posible “adaptar” el modelo a las nuevas circunstancias? ¿Qué ocurre después de los años sesenta? La respuesta a estas interrogantes se puede sintetizar en una sola frase: Porque en los años setenta surge un “nuevo entorno”. Ahora no se trata de otro simple cambio evolutivo, que generalmente es lo suficientemente lento y gradual como para permitir una nueva adaptación. Lo que se produce es realmente una mutación, radical y súbita (diez años en la evolución humana es prácticamente nada); por ello desconcertó a los dirigentes de empresas y organizaciones, no permitiendo el acomodo a la nueva realidad. Radical porque cambia el entorno desde sus cimientos para generar una sociedad que funciona de manera diferente, que utiliza medios e instrumentos que no se usaban antes ni pudieron ser previstos por la gran masa, porque la tecnología en uso y los conceptos que la generan implican una manera de pensar diferente, que hace ver el mundo de otra manera; tanto, que muchos piensan que si hubiera manera de mostrarle el mundo que surge en los veinticinco últimos años del siglo XX a alguien común y corriente de los años cincuenta no nos creería en absoluto y nos diría que lo que decimos es ciencia ficción. Súbito, porque surge casi sin aviso (sin señales que lo hagan previsible) y se instala de una manera casi instantánea, es decir, en un intervalo de tiempo muy corto, que, además, a medida que avanza el tiempo, va generando más cambios que hacen el mundo y sus instituciones cada vez más complejos. El gran cambio del siglo XX es la aparición de un fenómeno completamente nuevo: La complejidad (E. Morin,1998).

En las párrafos anteriores se cito específicamente al supuesto de que “sólo los altos directivos están capacitados para tomar decisiones que afecten a la empresa más allá de lo inmediato” usando para ello una afirmación y reflexión de Senge; pero eso, obviamente, constituye tan sólo un ejemplo del tipo de supuestos tradicionales que se critica. Podría continuar citando autores en relación a otros aspectos de la lista (la que ,como se dijo, tampoco es exhaustiva), tales como la departamentalización, la planificación, la comprensión y uso de la información, así como muchos otros ejemplos.

Por otra parte, esos autores no sólo han criticado certeramente sino también han hecho proposiciones para corregir lo que se critica; por eso ahora es pertinente mostrar lo fundamental de esas proposiciones y sus aciertos, también a través de un listado, por razones de una necesaria concisión que este tipo de comunicaciones reclama. Son varios los autores y varias las propuestas que han hecho; pero creemos que la lista que damos a continuación, basada fundamentalmente en los aportes de P. Drucker (1988, 1996,1999), S. Haeckel (2000) y nuestra opinión personal muestran lo fundamental de lo que se estima necesario para las condiciones actuales y futuras. Ello hace que se pueda afirmar que la empresa deberá:

-         Estar basada fundamentalmente en el conocimiento.

-         Formada por especialistas (que Drucker llama “trabajadores del  conocimiento”). Esos especialistas se desempeñarán, sobretodo, a nivel operacional.

-         Lo operacional cobrará cada vez mayor valor e importancia, en virtud de la tecnología y las exigencias de los clientes.

-         La gestión estará centrada cada vez más en los procesos y en la coordinación de los procesos.

-         Los departamentos tradicionales tenderán a desaparecer, siendo reemplazados crecientemente por equipos profesionales y trabajadores capacitados con cometidos específicos y movibles.

-         Las estructuras serán altamente plásticas (“adaptativas” según Haeckel), modulares, de manera de responder con rapidez a los cambios del entorno.

-         Se pondrá énfasis en la conectividad y su mantención (eficiencia en relaciones y comunicación).

-         La gestión será entendida como diseño, regulación y rediseño de procesos interactivos (Redes).

-         Equipos de trabajo y procesos con retroalimentación organizada.

-         Miembros que se dirigen autónomamente.

-         Cada equipo de trabajo se autocontrola y autorregula.

-         La relación primordial es la de coordinación mutua.

-         Marco global de coherencia: objetivos, participación y valores compartidos.

-         Estrategias centradas en un “core” de competencias internas.

-         El activo más importante pasa a ser “el capital humano”, por su potencial creativo.

-         El conocimiento y la creatividad usados como ventaja competitiva central.

-         Colaboración en la competencia (coopetencia).

-         Liderazgo renovado, distribuido y ético.

-         Se abandona la pauta autoritaria, de vigilancia y cohersión. Comprometida con su entorno (sustentable). Centrada en el cliente de manera interactiva.

La lista de características y necesidades de las empresas actuales y futuras podría continuar, pero por el momento están reseñadas las más relevantes y centrales. Lo importante es analizar que se requiere para que lo señalado se pueda lograr. Vale decir intentar responder a la pregunta ¿cómo?, sobre todo porque sabemos que esa lista se puede ver o interpretar como un mero ejercicio de futurología o como una utopía delirante; no obstante los elementos de esa lista son aquellos que se pueden leer en revistas y libros de Mangement actuales, algunos de los cuales indican compañías donde eso ya se está implementando.

¿Cómo? En primer lugar cambiando la concepción de empresa con la que aún se sigue operando en la mayoría de ellas, pasando de una concepción maquinal o mecanicista-como señalan muchos (P.Senge, Arie de Geuss, I. Nonaka, entre otros)- a una concepción orgánica; de una concepción de máquina a una de entidad o sistema vivo. Aquí es imperioso hacer una precisión: al hablar de entidad viva nos estamos  refiriendo a una entidad que se autoproduce y se autodefine, que es autónoma; pero con atributos y mecanismos diferentes a los que podemos observar en un ser biológico. Lo que relaciona teóricamente ambos modos de expresión de vida es el tipo de organización que los produce y a la que nos referiremos más adelante.

En segundo lugar, aceptando que un fenómeno tan complejo y al mismo tiempo tan vitalmente importante para la sociedad contemporánea – como lo es la empresa - merece y requiere con urgencia de estudios con mayor rigor científico. No podemos continuar enseñando Management con manuales simplistas que no consideran como bibliografía de sustento más que otras obras del mismo campo o en el mejor de los casos se incluyen también materias solamente afines, como economía o sociología, sin hacer la más mínima referencia a otras disciplinas que hoy, no cabe duda, que pueden hacer grandes aportes al conocimiento profundo del fenómeno empresa. Pensemos solamente en un dominio del Management actual, que adquiere cada vez mayor notoriedad e importancia: la Gestión del Conocimiento (Knowledge Management); si se revisa la bibliografía de la mayor parte de lo que está publicado, así como el contenido de esos trabajos, no existe prácticamente ninguna referencia o uso de los conceptos e ideas provenientes del campo filosófico o de las ciencias cognitivas. ¿Cómo se puede hablar con propiedad sobre algo que teniendo explicaciones científicas, no se usan? ¿Cómo se puede hablar de Gestión de algo que no podemos definir rigurosamente? .

En tercer lugar hacerse cargo que, sin ser la única opción, la visión sistémica es una de las vías más promisorias para estudiar las organizaciones humanas en general y la empresa en particular. Si la empresa, como nosotros postulamos, no está constituida. La plasticidad estructural es la capacidad de la empresa para modificar su estructura rápidamente y con costos razonables para responder a las urgencias que plantea el entorno cada vez más cambiante a gran velocidad. Seguidamente se toca el tema de la crisis en las organizaciones a través de esta transición.

5.- Las crisis en las organizaciones en la transición de la modernidad a la postmodernidad. (Yanery Alvarez)

La “modernidad”  es un término histórico periodizado que se refiere a la época que continua a la edad media o feudal, que se caracteriza por innovaciones, novedad y dinamismo que implica un proceso de modernización. Respecto al término “modernización”, se usa para denotar la individualización de procesos, la secualización, industrialización cultural, urbanización, burocratización y los procesos de racionalización (Lozano,2005).

En tal sentido y vinculando  la administración en la visión filosófica correspondiente al modernismo que “tiende a gerenciar el contenido  socioeconómico centrándose en el “homo economicus”…” (Lozano, op. cit.), la misma presenta un enfoque clásico o mecanicista. En efecto, los primeros gerentes y autores sobre administración buscaban "el mejor camino", una serie de principios para crear una estructura organizacional que funcionara bien en todas las situaciones. Max Weber, Frederick Taylor y Henri Fayol fueron los principales contribuyentes al llamado enfoque clásico para diseñar organizaciones. Ellos pensaban que las organizaciones más eficientes y eficaces tenían una estructura jerárquica en la cual los miembros de la organización, en sus acciones, eran guiados por un sentimiento de obligación en la organización y por una serie de regla y reglamentos racionales. [2]

En este contexto, se destaca:

-         Concepción mecanicista de la organización, la cual es vista como un sistema con pocas variables conocidas y previsibles y por aspectos que pueden ser manipulados por los principios universales de la administración. Esto origina una visión determinista y aislada de la organización, que difiere de la realidad.

-         La motivación se basa en la satisfacción económica. y no se consideran otros factores motivacionales importantes como por ejemplo  necesidad de autorrealización.

-         La organización es concebida en términos rígidos y abstractos, sin tomar en cuenta los aspectos psicológicos y sociales.

-         El enfoque mecanicista se basaba en la creencia de que sólo el método científico podía generar el conocimiento necesario para obtener la máxima eficacia de las organizaciones. Pero los resultados obtenidos fueron consecuencia de abstracciones traducidas en formalismos y premisas que desechaban la parte social y psicológica del hombre y sólo se orientaban hacia la meta propuesta: maximización de ganancias sin responsabilidad social de las empresas.

De acuerdo a Llano, (citado por Lozano)  el modernismo en la administración se ha manifestado: 1) concentrándose en la búsqueda del bienestar individual en lugar del bienestar común o colectivo. 2) Los trabajadores eran considerados máquinas que mediante una selección y un entrenamiento adecuados estaban programados para efectuar la labor con la máxima eficiencia. 3) centrando su preocupación primaria en la organización de la gente, en lugar de propiciar su sentido de pertenencia con espontaneidad.

El análisis de todo lo anteriormente expuesto, conlleva a inferir, que aunque las teorías clásica y científica  ofrecieron grandes aportes al proceso de la administración, también tuvieron sus debilidades y entre las criticas formuladas se pueden citar: la mecanización de la administración, la cual desestima el crecimiento del trabajador, al no permitirle su colaboración y aportes a la organización, el recurso humano está asociado con el cumplimiento de una labor, evidenciándose que el mayor interés del gerente radica netamente en el desarrollo económico de la organización, lo que implica una gran debilidad considerando la importancia que tiene el recurso humano en cualquier organización, como lo  indica Herreros [3] “Las investigaciones y estudios empíricos  muestran que los recursos más diferenciadores, y por lo tanto con mayor capacidad competitiva, son el conocimiento y el capital humano”.  En este contexto, a mediados del siglo XX, comienza a presentarse  cambios acelerados en el entorno de las organizaciones que van impactando en las mismas, y que pueden generar crisis en las organizaciones en ese transito de la modernidad hacia la postmodernidad,  y que se puede resumir:

Las relaciones de la organización con el entorno ya no son lineales y predecibles, por el contrario estas relaciones están dominadas por nuevos paradigmas no determinísticos, utilizados para crear modelos que permitan predecir posibles escenarios, tales como las teorías del caos y la complejidad, además de la prospectiva.

La producción rígida de las organizaciones (estructuras estables) cambia a estructuras cambiantes o flexibles.

La comunicación descendente y con poca participación del trabajador en la toma de decisiones,  en la postmodernidad busca llegar a la participación completa de todos los empleados. (García, 2001)

En la modernidad se desestima el crecimiento del trabajador, al no permitirle su colaboración y aportes a la organización, aspectos que son considerados muy importante en las organizaciones enmarcadas en la visión postmoderna.

Otro aspecto  considerado, es el auge de la tecnología y las ciencias. Las innovaciones tecnológicas generan un ambiente extremadamente dinámico, que implica el conocimiento por parte de todos los actores de la organización de las nuevas tecnologías, de las comunicaciones, de la economía, así como la internacionalización de los mercados entre otros, y por otra parte, exponen una serie de exigencias nuevas en la administración, que hacen necesario la reconstrucción de las organizaciones.

 De acuerdo a lo anterior planteado, se destaca  que las premisas del enfoque mecanicista en las organizaciones ya no tienen cabida ante la realidad cambiante que demanda  un cambio organizacional, motivado al avance vertiginoso de la tecnología, la comunicación y la ciencia, entre otras disciplinas. Es por ello, que las empresas para adaptarse a esas transformaciones adoptan nuevas perspectivas en la administración.  

En este orden de ideas, Pereira (2002) expone que  La historia del pensamiento moderno estuvo caracterizada por un constante esfuerzo por describir la realidad a partir de leyes universales basadas en el orden y la certeza. Dentro de este paradigma la contradicción, el caos, el conflicto, la ambigüedad  y el comportamiento catastrófico, no podían tener cabida.

Es por ello, que el proceso de cambio es de gran complejidad, como refiere Moutafián, un factor se ha vuelto clave: la gente. (2001) Si el impacto en las últimas dos décadas estuvo liderado por los factores tecnológicos, se ha dado inicio a un siglo donde el campo de los recursos humanos y en el desarrollo organizacional adquieren una nueva significación.

De allí que, la creciente velocidad de cambio impulsada por la competencia global y la acelerada obsolescencia de las tecnologías empresariales revela que estamos entrando en una nueva era del conocimiento donde la innovación y la aplicación de nuevos conceptos será la única ventaja competitiva sostenible.

El planteamiento anterior es cónsono con lo que expone Senge (1996) “las organizaciones que cobrarán relevancia en el futuro serán  las que descubran como aprovechar el entusiasmo y la capacidad de aprendizaje de la gente en todos los niveles de la organización” (p.12)

Es importante resaltar también, que la fuente de la fuerza de la empresa postmoderna es el cambio, con una cultura orientada hacia el futuro, una misión  basada en direcciones y valores y cuyo recurso es la información, lo que conduce a aseverar que la empresa postmoderna se construye en el nuevo universo tecnológico, virtual y de la información mundial.

Finalmente, el cambio  hacia una filosofía de organización de aprendizaje debe tener su base en un liderazgo reflexivo, en un amplio acceso a la información; en participación abierta en la toma de decisiones y en transformaciones sistemáticas de las estructuras y sistemas formales, con un concepto dinámico de la visión de la empresa que puede y debe reconstruirse día a día. De allí que, el trabajo del líder, gerente es transformar su organización y para lograrlo, deben inspirar a los demás para que compartan y ejecuten sus visiones.

Bajo este contexto, las empresas buscan pautas emergentes que les permita superar la crisis que le plantea el entorno donde se desenvuelve, redescubriendo al individuo en sus valores, creencias, talentos, conocimiento.

 En tal sentido, las organizaciones que aprenden que son definidas por Garvin (1993) como aquella que tiene la habilidad de crear, adquirir y transferir conocimiento y de modificar su comportamiento para reflejar nuevas percepciones y conocimientos; es decir la organización no solo genera nuevas formas de pensar, sino que, aplica el nuevo conocimiento de manera que el trabajo se haga. Esta perspectiva es consóna con lo que plantea Senge (1996) sobre la construcción de organizaciones inteligentes, abiertas al aprendizaje y Herreros en http://www.gestiopolis.com/recursos/documentos/fulldocs/ger/empintuch.html. Mas recientemente Rampersand (2004) destaca, que las empresas que aprenden están compuestas de personas que aprenden constantemente de sus propios errores, comparten el conocimiento y se comunican abiertamente con los demás. A continuación se abarca el tema de estas nuevas concepciones de las organizaciones.

 

6. Revoluciones: las “nuevas” concepciones de las organizaciones (Evelin Castro)

En el presente siglo XXI las organizaciones se encuentran inmersas en una sociedad signada por continuos cambios económicos, sociales, políticos culturales, con una realidad económica caracterizada por una alta competitividad producto de la globalización, y de las nuevas tecnologías que permiten el acceso de la información a todo el mundo, por lo que las mismas deben estar preparadas para enfrentar todos esos cambios a nivel mundial. Las diversas teorías y enfoques administrativos recomiendan modos gerenciales más sensibles y flexibles hacia la gestión organizacional, haciendo énfasis en la inversión del recurso humano que las conforman, específicamente en lo que respecta al aprendizaje continuo de los mismos.

Las organizaciones influidas por el entorno en que se desenvuelven se ven prácticamente obligadas en centrar su atención a fortalecer el conocimiento de sus empleados y promover la transformación de organizaciones tradicionales; dejando a un lado el paternalismo, la rigidez, las imposiciones, y que por el contrario promuevan el trabajo en equipo, los valores, la creatividad y motivación de los empleados, entre otras.

            DrucKer, anuncia que en la nueva economía el conocimiento ha sobrepasado en importancia al capital, y el conocimiento debe ser considerado como un recurso o "activo", argumentando "que hasta principios de la era moderna, el conocimiento se aplicaba al ser, luego de un día para otro, se está aplicando al hacer". Según el autor, hoy el tema es el trabajador del conocimiento y en el 2020 será la sociedad del conocimiento.          

En este contexto, se puede aseverar que hemos llegado a la Revolución de las Organizaciones, donde las competencias individuales, aunque son un activo para la empresa u organización no pertenecen a ésta sino a los individuos. La Gestión del Conocimiento en este contexto surge como una disciplina transversal que permite a las organizaciones incrementar su valor al mejorar la forma en que crean, adoptan, validan, difunden, almacenan y usan el conocimiento.

En este mismo orden de ideas, para Rampersad (2004), el aprendizaje no es sino un proceso cíclico y acumulativo en el que continuamente actualizamos nuestros conocimientos. El aprendizaje se puede dividir en individual y colectivo. Mediante el aprendizaje individual, cada empleado aprende de manera autónoma, por lo que experimenta un cambio actitudinal individual. A través del aprendizaje colectivo aprenden juntos los unos de los otros; una vez que esto suceda toda la empresa aprende y se produce un cambio actitudinal colectivo.

Lo expuesto por los diversos autores citados anteriormente, podemos deducir que el camino para gestionar el conocimiento en las organizaciones, es compartirlo, a medida que cada individuo multiplique su conocimiento, entonces se estará gestando él mismo, en pro de todo un colectivo. De allí la necesidad de que las organizaciones brinden apoyo a este proceso, por medio del uso apropiado de tecnologías de información, comunicación y a través de la implementación de un programa de cambio cultural que fomente y contribuya al fortalecimiento del Aprendizaje Organizacional.

La nueva concepción de las Organizaciones que fomentan el Aprendizaje Organizacional es el de las Organizaciones que Aprenden. Garvin (citado en 2) las define como aquellas que poseen la habilidad de crear, adquirir y transferir conocimientos, de modificar comportamientos para reflejar nuevas percepciones y conocimientos; es decir, la organización no solo genera nuevas formas de pensar, sino que, aplica el nuevo conocimiento de manera que el trabajo se haga.

El cambio  hacia una filosofía de organización de aprendizaje debe tener su base en un liderazgo reflexivo, en un amplio acceso a la información; en participación abierta en la toma de decisiones y en transformaciones sistemáticas de las estructuras y sistemas formales, con un concepto dinámico de la visión de la empresa que puede y debe reconstruirse día a día.  El  enfoque de las organizaciones que aprenden, parte de la premisa que no se puede conocer todo de todo, esto conforma un nuevo pensamiento para toda la empresa: el conocimiento también es un insumo; pero un insumo que es radicalmente diferente.

Por su parte Aguado, destaca que paradójicamente, el conocimiento es un insumo pero a la vez forma parte de la empresa, no es producto de las máquina, ni está en los almacenes; o en el inventario. Hacerlo productivo no es cuestión sólo de comprar un software o hardware, requiere algo mucho más sofisticado y complejo, demanda de un cambio cultural de la voluntad humana.

También es importante resaltar, que Groysberg, Nanda y Nohria (2004), aducen que las empresas pueden derrotar a sus rivales en la economía global del conocimiento desarrollando mejores talentos en todos los niveles. Sólo los mejores pueden hacer frente al actual mundo de los negocios, donde los ejecutivos tienen que anticipar el cambio, adaptarse rápidamente y tomar decisiones en condiciones de incertidumbre.

En atención a lo anterior expuesto se desprende,  que los cambios requeridos por las organizaciones para convertirse en organizaciones que aprenden, deber ser producto del esfuerzo conjunto, de los empleados y de la organización, ya que el recurso más valioso de las organizaciones es el humano, pero claro está que sin el apoyo de las empresas éstos no podrán potenciar sus conocimientos ni desarrollar los talentos que poseen,  en virtud de que si no se le actualiza el conocimiento, éstos no podrán lograr un aprendizaje continuo, lo que consecuentemente no permitirá a la empresa alcanzar su propósito de convertirse en una organización que aprende.

Por su parte, Mayo y Lank (2003) expresan su convencimiento de que la esencia de la supervivencia y de la ventaja competitiva para las organizaciones se encuentra en la realidad de la Organización que Aprende. Concretamente, que la supervivencia en un mundo rápidamente cambiante depende de la adaptabilidad, ésta depende de la capacidad de aprender, y la capacidad de aprender depende de la motivación por el aprendizaje continuo, de todo el personal de una organización, en un entorno de apoyo al aprendizaje. Seguidamente se enfoca el tema de las lecciones aprendidas hacia el cambio organizacional.

 

7. Lecciones aprendidas hacia el cambio organizacional. (Gustavo García)

EL CAMBIO DEBE COMENZAR DENTRO DE CADA INTEGRANTE DE LA ORGANIZACIÓN.

“Nada cambia sin transformación personal”. W. Edwards Deming

De acuerdo a Senge (1999), la fuente de los problemas en sostener las iniciativas de cambio está en nuestras maneras más fundamentales de pensar. Si estas no cambian, cualquier nueva aportación dará como resultado los mismos tipos improductivos de acción.

Para poder cambiar nuestra manera de pensar debemos evaluar cuales son nuestros paradigmas. De acuerdo a Covey (1997) paradigma es: “En el sentido más general es el modo en que “vemos” el mundo, no en los términos de nuestro sentido de la vista, sino como percepción, comprensión, interpretación”.

Todo proceso de cambio genera problemas e inconformidades en los miembros de la organización, lo cual es una reacción natural de resistencia al mismo. Hay quienes quieren mantener el status quo por razones de comodidad, ya que están en una “zona de confort” dentro de las actividades que realizan. Otros integrantes de la organización desean cambios debido a que han internalizado la situación.

El cambio no se da simplemente porque los líderes quieran que suceda. Como plantea Covey (1997),”...el cambio debe ser “de adentro hacia fuera”, empezar por la persona; más fundamentalmente, empezar por la parte más interior de la persona, los paradigmas, el carácter y los motivos”.

Es por esto que los nuevos enfoques de la administración, ubicados dentro del postmodernismo, se centran en la espiritualidad de las personas y en alinear sus valores con los valores de la organización. Solo si se logra el cambio interno en cada miembro de la organización es que se puede lograr el cambio organizacional y el compartir conocimientos mediante el aprendizaje organizacional. De lo contrario la organización continúa siendo un conjunto de islas departamentalizadas. Al haber cambio interno habrá aprendizaje: “La primera regla de todo aprendizaje es que los aprendices que más aprenden son los que realmente quieren”. (Senge, 1999).

 

EL CAMBIO SE LOGRA FOMENTANDO LA PARTICIPACIÓN DE TODOS LOS INTEGRANTES DE LA ORGANIZACIÓN.

El “cambio profundo” es definido por Senge (1999) como el cambio organizacional que combina modificaciones internas de los valores de la gente, sus aspiraciones y conductas, con variaciones “externas” en procesos, estrategias, prácticas y sistemas. En el cambio profundo hay aprendizaje.

Reflexionando sobre lo anterior se puede inferir que si no hay participación de todos los integrantes, con un cambio de perspectiva y una nueva visión basada a su vez en cambio de paradigmas no puede haber “cambio profundo”. Esta concepción debe estar alineada con los cambios impuestos por los lideres de la organización, pero debe haber una sinergia entre ambos. Solo el que los líderes quieran modificar el status quo no es suficiente.

La comunicación es la clave para la participación en el proceso de aprendizaje. Sullivan (s/f citado por Seglie y Selby-Cole, 2005): “...la enseñanza organizacional en el más amplio sentido ocurrirá solo cuando la organización cuente con la comunicación colectiva, aceptando y asimilando lo que está aprendido en todas partes de la organización. La organización comparte la información motivada por la necesidad común para cambiar y mejorar”.

Comunicación y visión compartida son parte de las bases del aprendizaje organizacional que es el que garantiza la adaptación de la organización al cambio. La visión compartida establece un foco de propósito común, aprendiendo a cultivar un sentido de compromiso en un grupo desarrollando imágenes compartidas del futuro que se busca. (Senge, 1999).

Es por esto que para lograr el aprendizaje para el cambio se necesita que la comunicación del conocimiento entre los integrantes de la organización sea en base a valores compartidos, guiados hacia un objetivo común.

 

EL CAMBIO ESTA RELACIONADO CON LA ESTRUCTURA ORGANIZACIONAL.

Para que una organización logre el cambio necesario para su supervivencia en el entorno complejo que las rodea en la actualidad debe tener una estructura que favorezca el consenso y no el control. De acuerdo a Campos (s/f), “Las organizaciones que sobrevivan serán organizaciones que aprenden, que provean de oportunidades para el ejercicio de la responsabilidad, para tomar riesgo y obtener satisfacción de los resultados alcanzados y de las lecciones aprendidas”.

Interpretando lo anterior podemos deducir que la organización debe aplicar el empowerment a cada miembro de la organización para que sea responsable del cambio a través de sus acciones. La responsabilidad por tanto no es de los lideres en la cumbre de la organización, estos deben proporcionar una estructura que facilite transmitir responsabilidad a todos los niveles, un liderazgo individual en cada integrante.

Senge (1999) plantea el liderazgo para el cambio de una forma interesante: “Lo veremos como la capacidad humana de una comunidad para dar forma a su futuro, y específicamente para sostener los procesos de cambio que para ello se requieren...De acuerdo con esta definición, cualquier organización cuenta con muchos lideres porque hay muchas personas en diversos niveles de la jerarquía  que desempeñan papeles críticos para generar y sostener tensión creativa”.

Burns y Stalker (1961, citados por Terán, s/f), sugieren por una parte, una visión mecanicista de la organización en caso de que existan condiciones estables y sean posibles patrones tradicionales de jerarquía, confianza en reglas formales y regulaciones, comunicación vertical, y una toma de decisiones estructurada. Por la otra proponen una visión orgánica de la organización en caso de un ambiente más dinámico que cambia rápidamente en poco tiempo, donde se debe tener más confianza en los trabajadores para redefinir sus roles –se trata de un ambiente más incierto al cual la organización debe adaptarse (el contexto en términos de recursos, ofertas de mano de obra, exigencias de calidad, etc., cambia más continuamente).

De la cita anterior se puede deducir directamente que la estructura organizacional que se adapta a las situaciones de cambio es la orgánica ya que proporciona una confianza mayor al trabajador para actuar en ambientes inciertos. Esta confianza es la que sienta las bases del empowerment que se planteó anteriormente y se establece un compromiso mayor que en la organización mecanicista. Exponen Burns y Stalker que en la organización orgánica el individuo tiene una exigencia permanente y hasta ansiosa por conocimiento acerca de lo que se espera que haga, a la vez que siente similar preocupación por lo que hacen los demás individuos. Se puede inferir de aquí que esta preocupación logra  un mayor compromiso con   la organización y contribuye a la interacción social requerida para el aprendizaje organizacional y el cambio.

A continuación se indican las conclusiones generales sobre los temas discutidos.

CONCLUSIONES GENERALES

Ante tales exigencias, para la adopción del aprendizaje organizacional en el marco de la postmodernidad, es determinante para el funcionamiento no solo de las organizaciones, sino también de la sociedad, a decir de Ruiz (2000), asumir  el planteamiento de una nueva escala de valores centrada en la convivencia humana, la solidaridad, cooperación, compromiso, bienestar social y la paz (reto axiológico). La reflexión sobre esta nueva realidad implica la necesidad de nuevas formas de producción de conocimiento (reto epistemológico). En cuanto a las características del hombre que demanda la sociedad actual se plantea  requerimientos como: una visión sistémica de la realidad, la posibilidad de pensar globalmente y actuar localmente, capacidad autocrítica, autogestionario, con habilidad para aprender permanentemente, posibilidad de combinar el pensamiento lógico con la creatividad, capacidad para transferir lo aprendido, pensamiento imaginativo y visualización, control emocional y comunicación generativa (reto ontológico). Finalmente, es necesario el desarrollo de un nuevo paradigma empresarial fundamentado en el aprendizaje organizacional, en el conocimiento como el principal recurso que agrega valor al sistema productivo, la competitividad y la cooperación mutua (reto gerencial).  Convertir una organización tradicional (paradigma moderno) en una organización que aprende (paradigma postmoderno) supone cambiar el procesamiento objetivo de la información por las ideas subjetivas y compartidas, es conducir a su gente hacia el compromiso colectivo y convertir el conocimiento individual en conocimiento organizativo, lo que implica repensar la organización en su totalidad.

Así pues que el concebir al aprendizaje como la creación de ventajas sostenibles que permitan la adecuación a los entornos cada vez más complejos, cambiantes e inciertos por parte de las organizaciones, cualesquiera que ellas sean, tendrá lugar en contextos signados por los paradigmas de la postmodernidad, los principios de las organizaciones que aprenden – como sistemas dinámicos y complejos –, y el empleo de las TIC.

La construcción de criterios de interpretación organizacional va a depender  de la perspectiva del observador, el cual adoptará su propia dinámica para estudiar la organización. Las estrategias direccionales para la planificación estratégica de la empresa y que a la vez le da cuerpo,  como son la visión, misión, objetivos estratégicos y los factores críticos de éxito permitirán determinar la proyección y desenvolvimiento conductual de la empresa con su entorno. A la vez la determinación de la cultura organizacional será el mejor espejo interpretativo de cada organización, motivado que de allí reside el individuo y el grupo como parte integradora de la comunidad organizacional, compartiendo costumbres y hábitos para alcanzar las metas de su organización. 

La teoría de la Organización y, en particular, la empresa, requieren de un replanteamiento con rigor científico, si queremos tener un fundamento sólido y ético para gestionarla en el contexto actual y futuro. Hoy estamos viviendo una época de transición propia de los fines de era y comienzos de otra. Estas se caracterizan por ser críticas, confusas y difíciles de comprender y por lo tanto son dolorosas; pero sin dolor no nace lo nuevo. Lo importante es que el replanteamiento sea hecho con rigor y haciéndose cargo de que la empresa es una entidad instrumental, aunque este viva. Como toda máquina creada por el hombre debe estar al servicio del hombre, en eso consiste su instrumentalidad; al servicio en primer lugar de aquellos que en su incesante interactuar en redes de conversación y de hacer, la producen continuamente. Sólo así tendremos empresas éticas, empresas que contribuirán al sustento y calidad de vida del ser humano para un convivir en la colaboración con equidad.

La nueva gerencia debe estar abierta a asumir, cuando es preciso, un cambio radical de dirección que considere elementos de caos, impredecibilidad, fluctuación y catástrofe. En este proceso de cambio, de crisis,   es imprescindible que el recurso humano, todas las personas que integran la organización, estén consientes de que para que la entidad mejore su rendimiento y como consecuencia pueda insertarse en un mundo caracterizado por una gran competitividad deben estar plenamente identificados con la visión, misión y objetivos trazados por la organización.

Las organizaciones para superar la crisis deben aplicar nuevas herramientas y técnicas que les permita actualizar su gestión del conocimiento para afrontar los nuevos desafíos que impone esta nueva economía globalizada, donde el aprendizaje organizacional permanente será la base de toda capacidad competitiva dentro de una organización.

El surgimiento de un nuevo enfoque organizacional: la gestión del conocimiento, es una propuesta con más alcance que la gestión de la información; aunque esta última sigue siendo un elemento imprescindible dentro de las organizaciones, la gestión del conocimiento propicia la creación de un entorno que facilite la conversión de información en conocimiento y de este conocimiento en nueva información, es decir, propicia el desarrollo de una cultura organizacional.

La implementación y uso de herramientas y técnicas en función de actualizar la gestión del conocimiento en las organizaciones de este nuevo milenio impone nuevos retos, porque constituyen la única forma de que estas logren adaptación y competitividad.

Es posible llegar al cambio en el contexto en que se genera el ambiente para impulsar la productividad y así, llegar a niveles de competitividad importantes basado en una cultura laboral sólida; esto, siempre y cuando se atienda primero a las características actuales de las organizaciones y de sus personas, evitando que esta evolución represente el rechazo y la evasión de la fuerza laboral.

Puede observarse, en cuanto a la nueva concepción de las organizaciones, en síntesis, que éstas basan su transformación, su supervivencia y su competitividad en la adaptabilidad, capacidad de aprender, motivación para el aprendizaje continuo y  de un entorno de apoyo de aprendizaje.  Los argumentos esbozados en este ensayo permiten concluir que:

Ø      La Revolución de las Organizaciones se basa en la Sociedad del Conocimiento.

Ø      La Nueva Concepción de las Organizaciones es la Organización que Aprende.

Ø      El Aprendizaje en las Organizaciones es la fuerza vital de las mismas.

Ø      Las Organizaciones deben aprovechar toda la fuerza intelectual que poseen en sus empleados e invertir en la formación de talentos.

Ø      El Aprendizaje nunca puede considerarse como un producto terminado, sino que debe ser un proceso continuo en constante cambio.

Ø      No son sólo las personas las que hacen que una organización se desempeñe mejor; la organización también hace que éstas se desempeñen mejor.

Ø      Las Organizaciones que Aprenden demandan de un cambio cultural de la voluntad humana.

Finalmente es importante citar con respecto a las lecciones aprendidas que el integrante de una organización es la base para obtener un cambio firme y duradero, pero debe internalizar el cambio, debe desechar muchos de sus paradigmas y enfocarse en otros que se adapten a sus valores y principios. Si estos no concuerdan con los objetivos de la organización generando una visión compartida no habrá aprendizaje organizacional. Todos los integrantes de la organización son partícipes del cambio deben estar orientados hacia él a traves de la necesidad común de mejorar y lograr los objetivos propuestos. La estructura organizacional es la que facilitará los procesos de cambio proporcionando la adecuada interacción social, el empowerment necesario, los canales de comunicación y el establecimiento conjunto de valores y principios que contribuyan a compartir el conocimiento, que es un paso previo para el aprendizaje organizacional y por tanto para el cambio.

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 Última Actualización: 22 AGOSTO 2005