La expresión del Zen

 

Un día, un alumno fue a tomar té al centro Zen de Providence y preguntó a Seung Sahn Soen-sa sobre la relación entre el arte y el Zen.

Soen-sa dijo: el Zen es entender la vida y la muerte.Sobre el agua,ofreces tu belleza   no dices nada.
Bosque de Bambú
¿Porque vives?

El alumno contestó: ¡No sé!

Soen-sa dijo: ¿Porque tendrás que morir?

El alumno se encogió de hombros.

Soen-sa dijo: <<La gente vive y muere en la tierra sin comprender el significado de la vida y de la muerte.

Cuando naciste, solo naciste. No dijiste, mientras salías del vientre de tu madre: "Ahora estoy entrando en el mundo. Ayúdame". Solo viniste, sin querer nacer y sin saber porque nacías.
Lo mismo pasa con la muerte. Cuando mueres, solo mueres. No tienes libertad de elección.
<<El Zen es el gran trabajo de la vida y de la muerte. Descartes dijo: "Pienso, luego existo". Pienso, por lo tanto tengo vida y muerte; no pienso, por lo tanto no tengo vida ni muerte.
Así que la vida y la muerte son creadas por nuestro propio pensamiento. Existen porque al pensar le damos existencia y dejan de existir cuando dejamos de pensar.

<<Si piensas, tu mente, mi mente y la mente de todo el mundo son distintas. Si no piensas, tu mente, mi mente y la mente de todas las personas son la misma...>>

El alumno interrumpió y dijo: no son distintas ni son la misma. Estas palabras son solo pensamiento.

Soen-sa dijo: Si. Si eliminas todo pensamiento, esta mente es anterior al pensamiento. Si tú mantienes la mente anterior al pensamiento y yo conservo la mente anterior al pensamiento, los dos nos convertimos en una sola mente, ¿de acuerdo?

El alumno contestó: si eliminamos todo pensamiento, no hay mente.

Soen-sa rió y dijo: muy bien. No hay mente. Pero su nombre es Mente Una. Antes del pensamiento no hay palabras ni habla, ni vida ni muerte. Por lo tanto, ¿cual es tu verdadero yo?

El alumno permaneció en silencio.

Soen-sa dijo: El Zen es entender tu verdadero yo. Tienes que preguntarte ¿qué soy? Tienes que mantener esta gran pregunta y suprimir todo pensamiento. Cuando entiendas la gran pregunta, te entenderás a ti mismo.

<<Sócrates solía pasear por Atenas diciendo a sus estudiantes, tenéis que conoceros a vosotros mismos. Una vez una persona le preguntó: ¿Te entiendes tú a ti mismo?

Socrates contestó: No. Pero entiendo esto, no saber. El Zen es lo mismo, es no-saber, no-pensamiento. ¿Qué soy? Este es tu verdadero yo. Cuando te entiendes a ti mismo, es muy fácil pintar o escribir poema, o hacer caligrafía, la ceremonia del té o Kara-te. Pintas sin esfuerzo; escribes sin esfuerzo; ¿Porqué?

Cuando estás pintando o escribiendo o llevando a cabo cualquier acción, estás totalmente absorto en ella. Estás solamente pintando, solamente escribiendo. Ningún pensamiento se interpone entre tú la acción. Solo hay la acción sin pensar.Esta es la libertad.

Si piensas, tu mente se aleja de tu acción y el fluir de tu pintura o tu escritura se bloquea, tu ceremonia del té es rígida o torpe. Si no piensas, te unificas con tu acción, eres el té que estás bebiendo. Eres el pincel con el que estás pintando. El no-pensamiento es anterior al pensamiento. Eres el universo entero; el universo no es otro que tú. Esta es la mente Zen, mente absoluta. Estás mas allá del espacio y del tiempo, mas allá de las dualidades del yo y el otro, lo bueno y lo malo, la vida y la muerte.
La verdad es así simplemente. Así que, cuando una persona Zen está pintando, el universo entero está en la punta de su pincel.

Hubo una vez un gran poeta japonés llamado
Bashô.
Era un joven muy inteligente y había estudiado muchos Sutras. Creía entender el budismo.

Un día, fue a visitar al maestro Zen Takuan. Hablaron durante largo tiempo. Cuando el maestro decía algo, Bashô respondía extensamente, citando los Sutras mas profundos y difíciles. Finalmente, el maestro dijo: eres un gran budista, un gran hombre. Lo entiendes todo. Sin embargo, en todo el tiempo que hemos estado hablando, sólo has usado las palabras de Budha, o de maestros eminentes. No quiero oír las palabras de otras personas. Quiero oír tus propias palabras, las palabras de tu verdadero yo.

Ahora, rápido, dime una frase propia.

Bashô se quedó sin habla. Su mente comenzó a funcionar rápidamente. ¿Qué puedo decir? Mis propias palabras... ¿Cuales pueden ser? Pasó un minuto, luego dos, luego diez. Entonces el maestro dijo: creía que entendías el budismo. ¿Porqué no puedes responderme? La cara de Bashô enrojeció. Su mente se detuvo en seco, no podía moverse ni hacia la derecha ni hacia la izquierda, ni adelante ni atrás. Estaba frente a una pared impenetrable. Entonces, solo el vasto vacío.De repente se oyó un ruido en el jardín del monasterio. Bashô se volvió hacia el maestro y dijo:

Viejo estanque...
salta la rana...
sonido del agua...

El maestro rió fuerte y dijo: ¡Muy bien! ¡Estas son las palabras de tu verdadero yo!
Bashô también rió.

Más tarde, Bashô fue a Matsushima, uno de los lugares mas maravillosos del Japón, donde se estaba celebrando un concurso de poesía. Habían acudido poetas de todo el país. Escribieron elogios a la belleza del campo, la del majestuoso monte Fuji cubierto de nieve, la del brillante espejo de la superficie del lago, la de los veleros volando sobre el agua como majestuosos pájaros blancos, etc. etc. Bashô escribió solo tres líneas:

Matsushima...
ah Matsushima,
¡Matsushima!

Este es un poema Zen. No usa lenguaje poético o imágenes. En él no hay pensamiento. Yo soy Matsushima, Matsushima no es otro que yo.

Así que en el Zen no hay dentro ni fuera. Solo hay la Mente Una, que es así simplemente. Esta es la vida de todas las artes y es la vida del Zen.

Tomado del libro de Seung Sahn Soen-sa: "Tirando cenizas sobre el Budha"


 

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