<<

La teoría de los sueños en Malasia

El desaparecido etnólogo británico Kilton Stewart fue autor de
obras numerosas, entre ellas la reveladora Pigmeos y Gigantes
Oníricos. El trabajo aquí incluido fue rescatado por el grupo
editor de Fire en Londres.
Detalla con precisión el valor del soñar para la tribu Senoi de
Malasia.
Obviamente, tras ello se encuentra una valiosa dinámica
terapéutica que les ha permitido neutralizar la existencia de
crímenes y beligerancias tribales. Como acaba de descubrir el
filme australiano The Last Wave (La última ola), los sueños
tienen un valor incalculable, constituyendo una "realidad" tan
significativa como la realidad cotidiana que acostumbramos a
considerar como única.

_______________________________

En 1935, cuando integraba una expedición científica que
atravesaba la aún inexplorada jungla ecuatorial de la Zona
Central de le península malaya, me introdujeron a una tribu
aislada de gente de la selva, que empleaba métodos de psicología
y de relaciones interpersonales tan asombrosos que parecían
provenir de otro planeta.
Esta gente, los Senoi, vivía en alargadas casas colectivas,
diestramente construidas con bambú, junco y paja, y distanciadas
del suelo mediante postes. Se alimentaban practicando la
agricultura rotativa -para lo cual necesitaban drenar la tierra-
y por medio de la caza y la pesca. Su lenguaje, en parte
indonesio y en parte mon-kamiano, así como sus características
físicas, los hace parientes de los pueblos del sur y del oeste
de Indonesia, y de los habitantes de las tierras altas de
Indochina y Birmania.

El estudio de su organización política y social indica que en
sus comunidades la autoridad política estaba originariamente en
manos de los miembros más ancianos de los clanes patrilineales,
estructura social en cierto modo similar a la de China y otras
partes del mundo. Pero actualmente la autoridad máxima en todas
estas comunidades recae en sus psicólogos primitivos, a quienes
llaman halaks. En la sociedad, el único titulo honorífico es el
de Tohat, equivalente, en nuestros términos, al de sanador y
educador.

Los Senoi aseguran que hace 200 o 300 años que entre ellos no se
produce un crimen violento ni un conflicto intertribal, debido a
la profunda captación psicológica a la inventiva de los Tohats
de y s diversas comunidades. Las tribus situadas al pie de las
montañas y que rodean la Zona Central Montañosa, creen tan
firmemente en los poderes mágicos de este grupo de las tierras
altas, que se apartan por completo de sus territorios. Según lo
que alcanzamos a saber, mediante el uso de sus conocimientos
psicológicos acerca de los extranjeros de su territorio, los
Senoi expresaron que les resultaba muy fácil inventar medios
para espantarlos. Si bien no practican la magia negra, dejaban
que los pueblos nómades circundantes pensasen que sí la
utilizarían en caso de ser invadidos sus territorios.

Este miedo a la magia de los Senoi explica el hecho de que
durante un prolongado período no tuvieran que pelear con las
tribus foráneas. Pero la inexistencia de crímenes violentos, de
conflictos armados y de enfermedades mentales y físicas dentro
de su propia sociedad sólo puede explicarse sobre la base de
instituciones que producen un elevado estado de integración
psicológica y madurez emocional, a la par de capacidades y
actitudes sociales que promueven relaciones interpersonales
creativas antes que destructivas.

Constituyen, quizás, el grupo más democrático de toda la
literatura antropológica. En los ámbitos de la familia, la
economía y la política, su sociedad funciona suavemente sobre el
principio del contrato, el acuerdo y el consenso democrático,
sin necesidad de fuerzas policiales, cárceles ni hospitales
psiquiátricos para reforzar los acuerdos o confinar a quienes no
quieren o no pueden ponerse de acuerdo.

El estudio de esta sociedad parece indicar que los Senoi
llegaron a este elevado estado de cooperación e integración
social y física mediante un sistema de psicología que
descubrieron, inventaron y desarrollaron, y que los principios
de este sistema psicológico son comprensibles en términos del
pensamiento científico occidental.

Fue el difunto H. D. Noone. etnólogo gubernamental de los
Estados Federativos Malayos, quien me contactó con este grupo
asombroso. Coincidía conmigo en que los Senoi construyeron un
sistema de relaciones interpersonales que, en el campo de la
psicología, se halla quizás al mismo nivel de nuestros logros en
áreas como la televisión y la física nuclear. Tras un año de
experiencia trabajando con esta gente como investigador
psicológico, y otro año con Noone en Inglaterra integrando sus
exploraciones antropológicas de siete años con mis propios
descubrimientos, estoy en condiciones de efectuar las siguientes
formulaciones sobre los principios de la psicología Senoi.

Por tratarse de un grupo prealfabetizado, los principios de su
psicología son sencillos y fáciles de aprender, entender e
inclusive emplear. Mis quince años de experimentación con estos
principios Senoi me han convencido de que todos los individuos,
independientemente de su desarrollo cultural propiamente dicho,
pueden beneficiarse estudiándolos.

La psicología Senoi comprende dos categorías. La primera se
ocupa de la interpretación de los sueños; la segunda de la
interpretación del sueño en el trance del acuerdo o ensueño
cooperativo. Hasta la adolescencia no se puede participar en el
ensueño cooperativo, que sirve para iniciar al niño en el status
de la adultez. Después de la adolescencia, si un Senoi pasa
mucho tiempo en estado de trance, sé lo considera especialista
en curaciones o en el uso de poderes extra-sensoriales.

La interpretación de los sueños, en cambio, es un aspecto
prominente de la educación de los niños y constituye un
conocimiento corriente para todos los Senoi adultos. El Senoi
medio practica la psicoterapia de la interpretación de los
sueños en su familia, y realiza asociaciones como un aspecto
regular de la educación y del trato social cotidiano. El
desayuno en una casa Senoi parece una clínica de sueños, con el
padre y los hermanos mayores escuchando y analizando los sueños
de todos los chicos. Cuando concluye la clínica familiar, la
población masculina se reúne en consejo, y allí discuten y
analizan los sueños de los muchachos mayores y de todos los
hombres de la comunidad.

Dado que los Senoi no emplean, por supuesto, nuestro sistema
terminológico, su psicología de la interpretación de sueños
puede resumirse así: En su propia mente el hombre crea aspectos
destacados o imágenes del mundo externo como parte del proceso
de adaptación. Algunos de estos aspectos están en conflicto con
él y entre sí. Una vez internalizadas, estas imágenes hostiles
vuelven al individuo contra sí mismo y contra sus compañeros.

En los sueños, el individuo tiene poder para ver estos hechos de
su psique, que se han ocultado bajo formas exteriores, asociados
con sus propias emociones teme rosas, volviéndose contra. él
mismo y contra las imágenes internas de otra gente. Si el
individuo no recibe auxilio social mediante la educación y la
terapia, estas imágenes hostiles, reconstruidas a través de la
percepción normal del mundo exterior, se ligan entre sí y se
asocian unas con otras de modo tal que el individuo se convierte
en un ser física, social y psicológicamente anormal.

Sin auxilio, estos entes oníricos que la persona crea en su
interior para reproducir su entorno socio-físico externo,
tienden a permanecer en contra suya así como el entorno estaba
en su contra, o a disociarse de su personalidad principal y
terminar paralizándose en inútiles y antieconómicas tensiones
musculares, psíquicas y orgánicas. En cambio, con la ayuda de
las interpretaciones de los sueños, estas réplicas psicológicas
del entorno socio-físico, pueden redirigirse y reorganizarse,
para volver nuevamente a ser útiles para la personalidad
principal del sujeto.

El Senoi cree que cualquier ser humano, con la ayuda de sus
compañeros o familiares, puede desafiar, dominar y hasta
utilizar todos los entes y fuerzas del universo onírico. Su
experiencia lo lleva a creer que, si uno coopera con sus
semejantes o se les opone de buena fe durante el día, sus
imágenes eventualmente lo ayudarán a uno en sus propios sueños,
y que toda persona debe y puede llegar a ser el guía supremo y
el maestro de su propio universo espiritual o de sueños, y puede
requerir y recibir la ayuda, la cooperación de todas las fuerzas
allí afincadas.

Con el fin de evaluar estos principios de la interpretación de
los sueños y de la acción social, reuní un conjunto de sueños
correspondientes a niños pequeños y no tan pequeños,
adolescentes y adultos Senoi, y los comparé con conjuntos
equivalentes reunidos en otras sociedades donde existen
diferentes actitudes sociales hacia los sueños y diferentes
métodos para su interpretación. Mediante este estudio más amplio
encontré que el proceso onírico evolucionaba en forma diferente
en las diversas sociedades, y que la evolución de ese proceso
onírico parecía hallarse relacionada con la adaptabilidad y cl
rendimiento creativo individual de las diversas sociedades. Al
lector posiblemente le interese analizar en detalle los métodos
Senoi de interpretación de los sueños.

El. sueño de ansiedad o terror más simple que encontré entre los
Senoi fue el de la sensación de caída. Cuando un niño Senoi
cuenta que soñó caer, el adulto le contesta entusiasmado: "Ese
es un sueño maravilloso, uno de los mejores sueños que pueda
tener un hombre. ¿Hacia dónde caíste y qué descubriste?". Se
escucha el mismo tipo de comentario cuando el niño cuenta que
soñó estar trepando, viajando, volando o deslizándose a ras de
tierra. Como si fuera alguien de nuestra sociedad, las primeras
veces el niño contesta que la sensación no parecía tan
maravillosa y que se asustó tanto que despertó antes de alcanzar
a caer en alguna parte.

"Eso fue un errar", contesta la autoridad adulta. "Todo lo que
hagas en sueños tiene un propósito, más allá de que !o
comprendas o no mientras duermes. Debes relajarte y disfrutar
cuando caigas en sueños. Caer es el media más rápido de ponerse
en contacto con los poderes del mundo de los espíritus, los
poderes que te son revelados a través de los sueños. Vamos,
cuando te sientas caer en un sueño, debes recordar lo que te
estoy diciendo ahora, debes sentir que estás dirigiéndote hacia
la fuente del poder que ha provocado tu caída".
"Los espíritus de la caída te aman. Te están atrayendo hacia su
reino y no debes hacer otra cosa que relajarte y continuar
durmiendo con la intención de unirte estrechamente a ellos.
Cuando los encuentres, podrás llegar a asustarte de su terrible
poder, pero sigue adelante. Cuando en un sueño pienses que estás
muriendo, lo único que te ocurre es que estás recibiendo los
poderes del otro mundo, tu propio poder espiritual que se había
vuelto en tu contra y que ahora quiere coincidir contigo si tú
quieres aceptarlo".

El hecho asombroso es que, después de un cierto tiempo, con este
tipo de interacción social -elogiosa o crítica, imperativa y
consejera- el sueño que se inició con miedo a la caída se
transforma en la alegría de volar. Esto le ocurre a todo el
mundo en la sociedad Senoi. Aquello que era habitado por el
miedo o la ansiedad, se convierte en el hábito de la alegría o
del acto de voluntad; aquello que era considerado malo en cuanto
a las fuerzas que provocaban la caída del niño, se convierte en
buena voluntad para con los habitantes del mundo onírico, porque
él se relaja en su sueño y encuentra que sus aventuras son
agradables, en vez de despertarse empapado por el sudor y con el
cráneo helado por el terror.

Los Senoi creen y enseñan que el soñante -el "Yo" del sueño-
siempre debe seguir adelante y atacar en presencia del peligro,
invocando en el sueño las imágenes de sus compañeros si es
necesario, pero peleando con sus propias fuerzas hasta que ellos
lleguen. Los Senoi creen que en los malos sueños los verdaderos
amigos nunca atacarán al soñante ni rehusarán ayudarlo. Si algún
personaje onírico aparenta ser amigo pero resulta ser hostil o
no coopera en un sueño, entonces él sólo está usando la máscara
dc un amigo.

Si el soñante ataca y mata al personaje onírico hostil, el
espíritu o esencia de este personaje onírico en adelante siempre
emergerá como un sirviente o un aliado. Los personajes oníricos
sólo son malos mientras uno les tema y retroceda ante ellos, y
continuaran pereciendo malos y atemorizantes mientras uno se
niegue a unirse estrechamente con ellos.

Según los Senoi, los sueños placenteros, como el volar o el amor
sexual, deben proseguirse hasta alcanzar un desenlace, el cual,
al despertar, lo deja a uno con algo bello o útil para el grupo.
Por ejemplo, cuando uno termina de volar puede llegar a alguna
parte, reunirse con los seres del lugar, escuchar su música, ver
sus construcciones y decoraciones, sus danzas y aprender su
conocimiento útil.

Los sueños de amor sexual siempre deben continuar hasta el
orgasmo, y luego el soñante debe pedirle a su amante en sueños
el poema, la canción, la danza, el conocimiento útil que
expresará al grupo la belleza de su amante espiritual. Si esto
se cumple, ningún hombre o mujer de los sueños puede quitar el
amor que pertenece a los seres humanos. Si el personaje onírico
que pide amor aparenta ser un hermano o una hermana, con quienes
hacer el amor en la realidad sería anormal o incestuoso, uno no
tiene por qué temer de expresarle el amor en sueños, ya que
estos entes oníricos no son en realidad hermano o hermana, sino
que sólo han elegido estas imágenes tabúes como disfraz. Tales
entes oníricos son solamente facetas de la propia conformación
espiritual o psíquica, Facetas que están disfrazadas de hermano
hermana y que no podremos llegar a utilizar en nuestro
provecho hasta que sean domesticadas o poseídas a través de la
libre expresión de amor en el universo de los sueños.

Si el soñante pide y recibe de sus parejas amatorias una
contribución que no puede expresar al grupo al despertar, no
podrá expresar o experimentar demasiado amor en sueños. Una rica
vida amorosa en sueños significa el favor de los entes del
universo espiritual o emocional. Si el soñante ofende a las
imágenes oníricas de sus compañeros o se niega a cooperar con
ellos en sueños, debe tomarse el trabajo de expresarles amistad
y cooperación al despertar, ya que los personajes oníricos
hostiles sólo pueden usar la imagen de la gente con la cual se
está deteriorando la buena voluntad. Si la imagen de un amigo
hiere en un sueño el soñante, este debe advertirle del hecho,
cosa que aquél pueda tener oportunidad dc reparar su imagen
dañina o negativa por medio del trato social amistoso.

Examinemos algunos de los elementos de los procesos sociales y
psicológicos involucrados en este tipo de interpretación de los
sueños:

Primero, el niño recibe reconocimiento y estima social al
destapar y contar lo que podría denominarse una reacción
psíquica motivada por la ansiedad. Entre los Senoi, éste es el
primer paso para lograr convencer al niño de que la autoridad lo
va a aceptar aun cuando revele cómo es en su interior.

Segundo, se plantea el trabajo de su mente como racional, aun
mientras el niño duerme. Para los Senoi es tan razonable que un
chico adapte por si mismo sus estados de tensión interna, como
lo es para nosotros que un chico occidental haga sus deberes
para la maestra.

Tercero, la interpretación caracteriza la fuerza que el niño
siente en el sueño como un poder que él puede controlar mediante
el proceso de relajación y adecuación mental, una fuerza que
será la suya tan pronto como pueda domesticarla y aprenda a
dirigirla.

Cuarto, la educación Senoi señala que la ansiedad no es
importante por sí misma, sino porque ella bloquea el libre juego
del pensamiento imaginativo y de la actividad creadora, a los
que, sin ansiedad, el sueño puede dar origen.

Quinto, se establece el principio de que el chico debe tomar
decisiones y lograr soluciones tanto en su pensamiento nocturno
como diurno, y que debe asumir una actitud responsable hacia
todas sus reacciones y fuerzas psíquicas.

Sexto, se familiariza al chico con el hecho de que él puede
controlar mejor sus reacciones psíquicas si las expresa y piensa
en ellas que si las oculta o reprime.

Séptimo, se inicia al niño Senoi en un modo de pensar que se irá
consolidando y desarrollando durante todo el resto de su vida y
que sostiene que un ser humano que manifiesta buena voluntad
para con sus compañeros y les comunica sus reacciones psíquicas
para que las aprueben o critiquen, es el guía supremo de todas
las fuerzas individuales del mundo espiritual (subjetivo) pase
lo que pase.

A veces el hombre descubre su ser más profundo y revela su más
grande poder creador cuando sus
procesos psíquicos están más liberados del compromiso inmediato
con el entorno y más bajo el control de su poder equilibrador-
estabilizador o poder homeostático (*). La forma más libre de
juego psíquico ocurre durante el sueño. Por lo tanto, la
aceptación social de éste puede constituir la más profunda
aceptación posible del individuo.

(") Homeostasis: Nombre dado por propuesta del fisiólogo Walter
B. Cannon al conjunto de condiciones imperantes en un organismo
sano por coordinación de los procesos fisiológicos. Como los
estados de equilibrio logrados por más simples sistemas físico-
químicos, la homeostasis se mantiene mediante una serie de
actividades opuestas que se equilibren recíprocamente.

Entre los Senoi, el niño va adquiriendo buena voluntad para con
la gente debido a que se alienta por todos los medios el
ejercicio y la libre expresión de lo más básico en él mismo -ya
sea directa o indirectamente- a través de la aceptación del
proceso del sueño. Al mismo tiempo, al niño se le dice que debe
rechazar la posibilidad de quedar fijado a los habitantes del
mundo onírico a menos que éstos realicen alguna contribución que
resulte socialmente significativa y constructiva, lo que es
determinado por el consenso social al despertar. Así se va
guiando la reorganización del sueño de un modo que torna
socialmente constructiva su acción adulta agresiva.

Entre los Senoi -donde la autoridad le dice al niño que toda
fuerza y todo personaje onírico es real e importante, y en
esencia permanente, que puede y debe ser domesticado, sojuzgado
y forzado a efectuar una contribución socialmente significativa-
, la sabiduría corporal que opera en sueños en realidad parece
reconocer la experiencia acumulada por el niño de un modo tal
que primero se neutraliza y luego se revierte la tendencia
natural del sistema nervioso superior a perpetuar las
experiencias desagradables.

A este tipo simple de interpretación podríamos denominarlo
análisis de sueños. Al niño se le dice que hay un contenido
manifiesto del sueño: la raíz con que tropezó su pie, o el fuego
que lo quemó, o el individuo compuesto que lo disciplinó. Pero
hay también un contenido latente del sueño, una fuerza que es
potencialmente útil pero que lo fastidiará hasta que él domine
al contenido manifiesto en un próximo sueño y hasta que la
persuada o la fuerce a hacer una contribución que, a juicio del
grupo, resulte útil o bella.

A este tipo de interpretación podríamos. denominarlo sugestión.
La tendencia a perpetuar en los sueños la imagen negativa de un
demonio personificado se neutraliza mediante una tendencia
similar a perpetuar la imagen positiva de una autoridad social
simpática. De este modo, en el sueño la experiencia social
acumulada apoya a la sabiduría corporal organizada: primero,
quitándole al soñante el miedo respecto de la imagen negativa y
su concomitante estado de tensión temerosa, y, después,
permitiéndole hacer saltar en pedazos ese estado de tensión y
transmutar la energía acumulada bajo forma de ansiedad en un
poema, una canción, una danza, un nuevo tipo de trampa, o algún
otro producto creativo al que un individuo o todo el grupo
reaccionará con aprobación (o con crítica) al día siguiente.

A continuación damos algunos ejemplos que ilustrarán cómo opera
este proceso entre los Senoi:

Un chico sueña que es atacado por un amigo y, al despertar, su
padre le aconseja que informe a su amigo del hecho. El padre del
amigo le dice a su hijo que es factible que él haya ofendido al
soñante involuntariamente, y que haya permitido de este modo que
un personaje maligno use su imagen como disfraz en el sueño. Por
lo tanto, debe darle un regalo al soñante y tomarse el trabajo
de ser amistoso con él para prevenir que no vuelva a ocurrir lo
mismo en el futuro.

La agresión estructurada alrededor de la imagen del amigo en la
mente del soñante llega a ser de este modo la base de un
intercambio amistoso. También se le dice al soñante que luche en
los próximos sueños y que venza a cualquier personaje onírico
que utilice la imagen de su amigo como disfraz.

Otro ejemplo de lo que probablemente es un estado de tensión
menos directo entre el soñante y otra persona, se maneja con
modales igualmente cuidadosos. El soñante cuenta qué vio a un.
tigre atacar a otro niño que vive bajo su mismo techo. De nuevo,
se le aconseja que informe al niño sobre el sueño, que describa
el lugar donde ocurrió el ataque y, si es posible, que se lo
muestre, así él puede estar en guardia y, en un próximo sueño,
pueda matar al tigre antes de que lo ataque. Los padres del niño
soñado le piden nuevamente a su hijo que le dé un regalo al niño
soñante y que considere a éste su amigo preferido.

En la educación para los sueños, los Senoi también manejan en
forma efectiva la producción de fantasías sin utilidad aparente.
Si el niño cuenta que tuvo sueños de estar flotando o de buscar
comida, se le dice que en el próximo sueño él debe nadar hasta
llegar a algún lugar y encontrar algo de valor para el grupo, o
que debe compartir la comida que está comiendo en sueños. Y si
el sueña que ataca a algunos, debe disculparse ante ellos,
hacerlos partícipes de alguna golosina o fabricarles algún tipo
de juguete. Así, antes que la agresión, el egoísmo y la envidia
alcancen a influir en la conducta social, la. tensión expresada
en el estado onírico complaciente se transforma en el centro de
la acción social, descargándose esos sentimientos sin que
resulten destructivos.

Mis datos acerca de la vida onírica de grupos Senoi de diversas
edades indican que el sueño puede llegar a ser, y sin duda es,
el tipo más profundo de pensamiento creativo. Al observar las
vidas de los Senoi se me ocurrió que la civilización moderna
podría estar enferma porque la gente se despojó, o frustró él
desarrollo, de la mitad de su capacidad de pensar. Tal vez la
mitad más importante. Por cierto que no puede decirse,
comparados con nosotros, que los Senoi están atrasados. Durante
la vigilia, y considerando los datos que les aporta su medio
ambiente, los Senoi exhiben la misma capacidad que nosotros para
el pensamiento lógico; en cambio, nuestra capacidad para
resolver problemas en sueños es infantil comparada con la de
ellos.

El Senoi adulto puede iniciar su sueño con un problema que no
fue resuelto durante la vigilia: un accidente o una debacle
social. Un muchacho recoge algunas semillas silvestres de
calabaza y las comparte con los de su grupo. Las semillas
producen un efecto purgativo y les empieza a todos una diarrea.
El se siente culpable y avergonzado y sospecha que podían ser
venenosas. Por la noche tiene un sueño en el cual se le aparece
el espíritu de las semillas de calabaza y se las hace vomitar,
explicándole además que ese tipo de semillas sólo tiene valor
como remedio para alguien que está enfermo: Luego, el espíritu
de las calabazas le da una canción y le enseña una danza que él
podrá mostrar a sus compañeros al despertar, con lo cual ganará
el reconocimiento de ellos y recobrará su autoestima. O sino,
para quitarle la pena, aparece en sus sueños un árbol que al
caer hirió a una persona y le explica que quiere hacerse su
amigo. Luego, el espíritu del árbol le da un ritmo nuevo y
desconocido que él podrá tocar en sus tambores. O sino, el
amante contrariado recibe en sueños la visita de la mujer que lo
rechazó y ella le explica que está enferma en la vida real y por
eso no es conveniente para él la relación. Como prueba de sus
verdaderos sentimientos, ella le da un poema.

Los Senoi no agotan su capacidad de pensar en sueños con estas
simples situaciones sociales y ambientales. Los camilleros que
transportaban nuestros equipos se disgustaron ante condiciones
muy penosas que tuvieron que sufrir y estuvieron a punto de
desertar. Su líder, un shamán Senoi, tuvo un sueño en el cual lo
visitaba el espíritu de los cajones cargados. La canción que dio
este personaje onírico inspiró tanto a los camilleros, la danza
que le fue revelada al líder los relajó y reposó tanto, que
ellos después aseguraban que los cajones habían perdido su carga
y terminaron la expedición con el mejor de los ánimos.

Incluso esta solución de una situación social difícil, en la que
participaban algunas personas que no eran miembros del grupo del
soñante, es trivial si se la compara con las soluciones que
proporcionan los sueños actualmente, cuando el territorio Senoi
perdió su aislamiento y empezaron los contactos con culturas
extrañas.

Datu Bintung tuvo un sueño en Jelong en el que todo salía bien
al disolverse las principales barreras sociales creadas por las
costumbres alimentarias y de vestido entre su grupo y las
colonias chinas y mahometanas de las inmediaciones. Esto se
llevó a cabo principalmente a través de una danza prescripta por
su sueño. Sólo a aquellos que bailaran su danza se les pediría
cambiar sus costumbres alimentarias y usar nuevas ropas, pero la
danza resultó ser tan atractiva que casi todos los Senoi de la
frontera eligieron bailarla. De este modo, el sueño propendió un
cambio social por una vía democrática.

Otro aspecto del sueño de Datu Bintung se relacionaba con el
status ceremonial de las mujeres, igualándolas más con los
hombres a pesar de que la igualdad entre sexos no es
precisamente característica de las sociedades china y
mahometana. Hasta donde pudimos determinar, ésta fue una acción
creativa pura que introdujo mayor igualdad en la cultura, de la
misma manera que el pensamiento reflexivo tendió a provocar una
mayor igualdad en nuestra sociedad.

En Occidente, el pensamiento que realizamos cuando dormimos
comúnmente se estanca en un nivel confuso, infantil, psicótico
debido a que no respondemos ante los sueños otorgándoles
importancia social, y a que no incluimos la actividad onírica en
el proceso educativo. El pensamiento reflexivo del hombre tiene
dos caras: la negación social de la cara más libre de este
proceso creativo me parece que empobrece la educación.

Entre los Senoi se observa que los sueños de ansiedad, de terror
y los de simple placer, así como los sueños confusos de hechos
vagos e intrascendentes -tal como una repetición sin sentido de
las actividades del día-, desaparecen completamente antes de la
pubertad. A partir de la pubertad la vida onírica se va haciendo
cada vez menos fantástica e irracional, Y tiende cada vez más al
pensamiento reflexivo, a la resolución de problemas, a la
exploración de cosas o personas desconocidas, al trato social
emocionalmente satisfactorio y a la adquisición de sabiduría
impartida por un maestro onírico o un espíritu guía. Por más
torpe o insignificante que sea un individuo, él siempre puede
contar con que va a ser escuchado por los miembros de su familia
y por su grupo más amplio a través del relato de sus sueños.

Parecieran existir bases racionales para la ideología y práctica
Senoi si aceptamos el punto de vista de que la estructura
psicosomática del hombre no es alterada meramente por la
acumulación de experiencia, sino que esa estructura
psicosomática se puede ir reorganizando a medida que se va
produciendo el proceso de socialización.

Si las autoridades sociales, que tienen una contraparte en la
estructura psíquica del individuo, escuchan sus sueños con
aprecio y responden con críticas, con elogios, órdenes o
directivas, los procesos homeostáticos tendrían la capacidad de
reconocer los elementos de la mente, así como los del cuerpo, de
un modo que conservaría cuerpo y mente saludables, al mismo
tiempo que permitiría un tipo de interacción social que no llega
a darse en aquellas sociedades donde el individuo no es alentado
ni encaminado a reorganizar en sueños su experiencia acumulada.

El hombre civilizado presta muy poca atención mientras duerme al
pensamiento que puede desenvolverse en sus sueños. La sociedad
occidental está harta de guerras, crímenes y conflictos
económicos desgastantes, psicosis, neurosis y enfermedades
físicas de origen psíquico. Los Senoi hicieron de sus sueños el
foco principal de sus intereses sociales e intelectuales,
resolvieron los problemas de le violencia, de los conflictos
económicos destructivos, eliminaron completamente las psicosis,
las neurosis y las enfermedades psicosomáticas. Hicieron todo
esto sin la ayuda de un lenguaje escrito ni de un método
científico tal como lo concebimos nosotros.

<<