REAL, PONTIFICIA, ANTIQUISIMA, ILUSTRE Y PENITENCIAL COFRADIA DEL SEÑOR ATADO A LA COLUMNA Y DE NUESTRA SEÑORA DE LA FRATERNIDAD EN EL MAYOR DOLOR
Fundada en 1804 y reestructurada en 1940.En esta cofradía, caben destacar en su historia, cuatro épocas diferenciadas:
PRIMERA EPOCA: Desde 1.804 a 1.940.
Nos remontamos a los primeros estatutos de la Hermandad ó Cofradia del SS. Christo a la Columna fechados en 1.804, y que ya en su preámbulo hablan de la imagen que se veneraba en la Iglesia de las religiosas Dominicas de Santa Fé de Zaragoza, y que recibía culto público desde por lo menos 1.796. Se creó la Hermandad teniendo vida propia durante todo el siglo XIX.
El primer Hermano Mayor fué el Excmo. Sr. D. Pedro de Alcántara Fadrique Fernandez de Híjar, Abarca de Bolea y Lacte, Duque y Señor de Híjar, Conde Duque de Aliaga, Marqués de Azani y Conde de Belchite y de Aranda. Motivo que ya desde el principio concedió un aspecto de señorío en la Hermandad.
Estudiando los libros de actas que se conservan, se puede apreciar que los primeros años fueron de exclusivo culto interno, celebrándose misas por los difuntos, la Fiesta Principal (que era en la Dominica infraoctava de San Pedro) y realizándose el capítulo anual para la renovación de cargos de la Hermandad. Ocasionalmente se llegó a celebrar alguna pequeña procesión, sin relación alguna con la Semana Santa, motivadas por las sequías que asolaban a Zaragoza y su huerta, haciendo rogativas para que lloviera.
Poco más se puede indicar de aquella época. La guerra de la Independencia debió influir decisivamente, primero por la ubicación del convento sede de la Hermandad, en la calle Santa Inés, junto a la puerta del Portillo, encarnizado lugar de combate del pueblo de Zaragoza contra las tropas napoleónicas. Segundo por la desaparición en los libros de archivo y de cuentas, de las hojas de esos años.
Desde los primeros años se contrataba una banda de música para un mayor realce de la Fiesta Principal, lo que demuestra las aportaciones importantes de los primeros hermanos. Las primeras cuentas que se conservan son las de 1.805 y nos dan un presupuesto de 1.644 reales de vellón, cifra muy importante para aquellos años.
A lo largo de siglo y medio, como veremos más adelante, hubo una serie de altibajos, como suele ocurrír en este tipo de asociaciones. Las fechas adversas son los años 1.868, 1.889 y 1.900. Las favorables ó de revitalización de la Hermandad: 1.911, 1.930 y 1.940, año en el que se crea la Cofradía del Señor Atado a la Columna. 1.940 marca el final de una época.
SEGUNCA EPOCA: Desde 1.940 a 1.950.
El día 13 de octubre de 1.940, reunida la Hermandad en capítulo, se decide crear como filial de la misma la COFRADIA DEL SEÑOR ATADO A LA COLUMNA con el fin de participar activamente en los actos de la Semana Santa de Zaragoza, organizando una procesión penitencial y tomando parte en la general del Santo Entierro. Todos los componentes de la Cofradía debían pertenecer a la Hermandad.
Estos primeros años son de un empuje extraordinario. De ello dan fé los libros de actas y las fotografías donde se aprecia un número estimable de hermanos de hacha. Existen hermanos de número, bienhechores, espirituales, infantiles y juveniles. A finales de los años 40 se cifran en más de 200 los cofrades, cantidad muy considerable para la época.
Las razones de este auge pueden ser varias, pero apuntamos la motivada por la finalización de la Guerra Civil y el resurgir religioso de esos años, reapareciendo la Semana Santa zaragozana impulsada fuertemente por la Diócesis de esta ciudad. Lo que conllevo la creación de más de diez nuevas cofradías.
En esta época se realizan los faroles de cristal, que hoy acompañan al estandarte en las procesiones; la Cruz-Guión, que preside los Vía Crucis de los Jueves Santos; los faroles insignias, hoy perdidos; se restaura, a expensas de la Cofradía, el paso de la Flagelación, colocándole luz eléctrica, y así mismo se integran las primeras hachas con luz artificial. Se encarga el nuevo Paso Titular al insigne escultor aragonés José Bueno Gimeno cuya salida procesional se realizó en 1.949, terminándose los adornos al año siguiente.
TERCERA EPOCA: Desde 1.950 a 1.967.
Toda asociación, sea del tipo que sea, no puede quedarse aletargada pensando que todo sigue su ritmo por haber alcanzado unos niveles altos, sin darse cuenta que hay que trabajar día a día para tener garantizado el futuro.
La Cofradía, durante ésta época, vivió de rentas y las agotó muy pronto. De 350 cofrades que procesionaron en 1.953, se pasó a menos de 25 en 1.966. Podemos calificar a estos años como los más negros de todos.
Desde 1.966 a 1.973 no existen datos, incluso desaparecen actas y se pierden atributos procesionales (los faroles insignias y las cuatro águilas que adornaban y remataban las esquinas del Paso Titular). No se puede celebrar el 25 aniversario de la existencia de la Cofradía dada la precariedad económica de la misma. El Paso de la Flagelación se deja de procesionar por el mal estado en que se encontraba. En 1.965 no se celebra ni el Capítulo General.
Ante esta situación, en 1.966, es la única vez en toda su historia que se reúne la Junta Consultiva.
CUARTA EPOCA: Desde 1.967 a la actualidad.
Un año clave para la vida de la Cofradía fue 1.967, año en que se nombró a un nuevo Hermano Mayor. Más que un nombramiento, fue una imposición ante el cariz que estaba tomando la situación.
Fueron años difíciles, de recuperar fuerzas y de aglutinar a personas trabajadoras en torno a la Cofradía. La época se caracteriza por las nuevas tendencias de ocio, el 600 y las vacaciones en Semana Santa.
Sin embargo, son años claves del resurgir de esta Cofradía y aunque no hay mucha constancia escrita, si que nos quedan documentos, y lo que es más importante, la historia contada por nuestros mayores. Ello nos permite hacer una valoración de esta última época.
La sección de Tambores y Timbales (más tarde ampliada a Bombos), la sección de Hermanas de hábito, la realización de un altar para el Paso Titular en la Iglesia de Santiago, la colaboración con el Colegio de los Corazonistas, la normalización de secretaría y de tesorería, son los hechos más positivos a destacar.
Todo ello ha servido para que poco a poco se haya cimentado una nueva base de cofrades, prácticamente una nueva Cofradía, resultando efectiva a partir de finales de los años 70 y principios de los 80. Estos nuevos cofrades han servido para dar su apoyo económico y moral, junto con su trabajo material, consiguiendo así una superación constante año tras año.
Entre los últimos trabajos de la Cofradía podemos relacionar los siguientes: nuevos atributos, restauración del Paso de la Flagelación para poder procesionarlo, Peana del Santísimo Cristo Atado a la Columna donde se lleva la primitiva imagen venerada por la Hermandad, aumento considerable en la sección de Tambores, Timbales y Bombos a más de 300 cofrades (se comenzó con 4 timbales y 16 tambores), nuevo diseño para las hachas, creación de un piquete, ciclos de actividades durante la Semana Santa y Navidad, local social, boletines, celebraciones de algunas festividades destacando las Fiestas del Pilar, San Antonio y Santa Agueda, hermanamiento con otras Cofradías de España, creación de un archivo-biblioteca único en Zaragoza, participación en congresos sobre Semana Santa y un largo etc..
Todos estos actos y trabajos se van realizando con el sacrificio de unos y el apoyo de otros.
Hay una quinta época y esta es sin duda, a partír del 50 aniversario. En dicha conmemoración se comenzó a procesionar un nuevo paso, ésta vez una Virgen: Nuestra Señora de la Fraternidad en el Mayor Dolor y para este año 98 se penso sustituir el de la Flagelación por otro nuevo.
También hay fechas negras, como el 20 de enero de 1.988, cuando la casa donde se guardaba todo el material de la Cofradía perteneciente a la Sección de Tambores, Timbales y Bombos, se derrumbó. A las 8,30 de la mañana ocurrió el suceso, hora en que no se encontraba, afortunadamente, ningún cofrade dentro. Fue un duro golpe tanto moral como económico. Se perdió la totalidad de timbales y más de la mitad de los tambores, así como las estanterías, repuestos y pequeño material. Se calculó que las pérdidas fueron de más de un millón de pesetas. Esto obligó en vísperas de la Semana Santa, a suspender todas las actividades programadas a excepción del Capítulo General y la procesión del Jueves Santo. Afortunadamente el espíritu de solidaridad y compañerismo surgió dentro de la Cofradía, y tras una reunión de urgencia de la Junta de Gobierno convocada en la noche de ese mismo día, se acometió con carácter prioritario la recuperación de todo el material perdido, con el fin de que el desfile procesional del Jueves Santo no se viera afectado y no trascendieran al exterior las consecuencias del siniestro.
Cabe destacar que desde el año 1.996, concretamente desde marzo, es poseedora de una reliquia de la Santa Columna que los P.P. Franciscanos custodian en Tierra Santa (y en la que según la tradición, fue flagelado Jesús).
En el año 2004 se celebra el Bicentenaio de la Hermandad del Santísimo Cristo Atado a la Columna, que bajo el lema "200 años con El, El siempre con nosotros", dará paso a una serie de actos de celebración que se extenderán a lo largo del citado año y que dan comienzo el día 11 de Enero de 2004 con la entrega de un manto a Nuestra Señora la Virgen del Pilar.
Otro de los actos programados para esta conmemoración, ha sido la celebración de la Eucaristía Conmemorativa Fundaciona, consistente en una celebración especial de la Misa de la Flagelación de la Congregación de la Pasión de Jesucristo, al termino de la cual se procedió a presentar y encender el nuevo candelabro que iluminará el paso de Jesús Atado a la Columna acto al que le siguió la lectura del pregón del Bicentenario, realizada por el Hermano Mayor D. Angel Luis Nàpoles Gimeno
INTERVENCIÓN Y REHABILITACIÓN DEL PASO TITULAR DE LA COFRADÍA Y DE LA CAPILLA DONDE SE UBICA EN LA IGLESIA DE SANTIAGO E INAUGURADO EL 28 DE SEPTIEMBRE DE 2008.
1. INTRODUCCION
Si bien es la imagen procesional del Señor Atado a la Columna el fin principal de esta intervención, pues es la Real, Pontificia, Antiquísima, Ilustre y Penitencial Cofradía del Señor Atado a la Columna y Nuestra Señora de la Fraternidad en el Mayor Dolor la promotora, en tanto en cuanto se halla custodiada en una capilla de especial interés para la historia de Zaragoza, y ante la evidente dificultad de convivencia que planteaban sus dimensiones, creímos que no se podía realizar una intervención comprometida y con vocación de permanencia sin tener en cuenta también la capilla, lugar donde se ubica la imagen así como el recuerdo conmemorativo que lleva consigo.
Consideramos a todos los elementos por igual de gran interés, incluso a pesar de no ser excesiva su antigüedad, en un caso por lo que simboliza, en otro por la fama del escultor. Es pues precisamente la confluencia de elementos tan heterogéneos lo que le da a esta capilla poco conocida su especial valor, su originalidad y su dificultad. Por un lado está la estructura arquitectónica de la capilla en si misma, del XVII. Por otro el interés especialmente histórico de su decoración, del XIX; por cuanto nos hayamos ante el primer monumento dedicado por los zaragozanos a la gesta de Los Sitios. Y a la vez el paso titular de esta cofradía, en donde confluyeron en su momento los mas destacados artistas de la época. El impresionante Cristo tallado por José Bueno (uno de los escultores aragoneses más importantes del Siglo XX), su carroza y greca realizada por otro importante artista aragonés como fue Pablo Remacha, su diseño realizado por uno de los estudios mas afamados de arquitectura de Zaragoza de mitad del siglo XX, como fue el de los hermanos Borobio (en concreto para este paso realizó el diseño Regino Borobio) y el pintor José Baque que remató la obra con la pintura del basamento y pedestal sobre la que se asienta la figura, constituyendo en su conjunto probablemente uno de los más bellos pasos contemporáneos que puede verse en Semana Santa en las calles de Zaragoza y de los mas importantes a nivel nacional.
En la actualidad esta convivencia a nuestro parecer no estaba bien resuelta, y todos sus elementos parecían competir para desmerecerse unos a otros. Pretendimos que este deber se cumpliera pero no a consta o con merma en alguno de sus elementos
Junto a nuestro interés en realizar esta propuesta recordamos que en el 2008 se cumplía el 200 aniversario de los Sitios de Zaragoza, se iba a celebrar la exposición internacional del 2008. y que hace ahora cuatro años, esta Cofradía celebró su 200 años de existencia (fecha de aprobación por el ordinario del lugar el 11 de enero de 1804).
Creímos que todo ello era motivo más que suficiente para abordar una intervención basada en la propuesta que presentamos.
REFLEXIONES SOBRE LA CAPILLA
La advocación de la Capilla está dedicada a los héroes de la Guerra de la Independencia.
En el altar un lienzo de gran formato ejerce el papel de retablo. En los laterales, dos catafalcos con un crismón están coronados por una relación nominal de personajes que intervinieron en la Guerra de la Independencia.
En un lateral de la Capilla estaba colocada desde finales de los años ochenta una hornacina con la imagen de Nuestra Señora de la Fraternidad en el Mayor Dolor.
En el centro de la Capilla, de una manera prominente, desde 1976, se encontrada la imagen del Señor Atado a la Columna.
El fin de la propuesta era poder tener al culto y devoción de los fieles las imágenes procesionales de la Cofradía, destacando de una manera especial la imagen titular del Señor Atado a la Columna. Para ello se pretendía colocar una a cada lado del retablo sin obstaculizarlo de manera simétrica y armónica dentro del conjunto de la capilla. Esta propuesta llevaba implícita eliminar la hornacina donde se encontraba la imagen de la Virgen.
La propuesta planteada podía suponer una intromisión espacial y por ello se planteó la localización de las imágenes, de forma y manera que no vulnerase a la misma y facilite una visión de la totalidad de los elementos que la componen sin que se desmerezcan unos a otros.
2. OBJETIVOS DE LA PROPUESTA
1) Facilitar la custodia y el cuidado de las imágenes de la Cofradía, incluidas las operaciones a realizar para procesionar.
2) Facilitar el culto a las imágenes de la Cofradía y la visita a la Capilla creando un altar mas idóneo para el paso Titular que además permitiera visualizar de manera más optima el retablo y el lienzo.
3) Revalorizar todos los elementos deslucidos con el paso del tiempo
3. ASPECTOS DE ESTA INTERVENCION Y REHABILITACION
Aspecto 1: Nueva ubicación de las tres imágenes que utiliza la Cofradía en los Pasos de la Semana Santa.
La propuesta supuso la eliminación de la estructura existente y la creación de una nueva para mostrar adecuada y dignamente las imágenes de la Cofradía.
Aspecto 2: Restauración de la imagen del Señor Atado a la Columna, de José Bueno, y su pedestal.
Aspecto 3: Restauración de la Capilla.
I. Limpieza de la Capilla, consolidando y conservando la pintura o preparando los muros para pintarlos nuevamente según el caso.
II. Restauración de la carpintería de los muros laterales (arrimaderos con pinturas marmóreas, laudas con escudos y sepulcros).
4. REHABILITACIÓN
CRITERIOS DE INTERVENCIÓN
Teniendo en cuenta fundamentalmente la Ley del Patrimonio Histórico Aragonés de 1995, se han seguido los siguientes criterios.
1) Mantener los aspectos originales del conjunto de las obras respetando cualquier intervención anterior que haya habido
2) Minimizar la intervención a lo estrictamente necesario para garantizar la estabilidad y la conservación de las obras.
3) Seleccionar los procedimientos y materiales menos agresivos, más inocuos y de menores efectos secundarios.
4) Documentar para un futuro la intervención debidamente.
5) A la empresa se le ha exigido herramientas propias y habituales en restauración para unas intervenciones básicamente manuales. Así mismo se les ha exigido utilizar disolventes y productos químicos que sean de la calidad exigida para este tipo de trabajo y contrastados ampliamente en el mundo de la restauración.
6) Así mismo, se les ha exigido los preceptivos proyectos y equipos de seguridad y salud.
AREAS DE INTERVENCIÓN
Distinguimos tres intervenciones distintas.
4.2.1 Restauración del Paso Titular.
4.2.2 Restauración de los diferentes elementos arquitectónicos de la Capilla.
4.2.3 Restauración del conjunto conmemorativo a los Sitios de Zaragoza.
4.2.1. Restauración del Paso Titular
Incluye:
Escultura del Señor Atado a la Columna.
Pedestal de la Escultura
Limpieza general, reintegración y ajustes de faltantes del soporte, reintegración cromática, tratamiento antixilófago, consolidación estructural, fijación del color y capa de protección.
4.2.2. Restauración de los diferentes elementos arquitectónicos de la
Capilla.
Incluye:
Muros laterales
Arrimaderos con pinturas marmóreas
Puerta ubicada en un arrimadero.
Limpieza de polvo y depósitos de suciedad, consolidación, reintegración de faltas y/o preparación y pintado de muros, ajustes de piezas y trabajos de ebanistería, tratamiento de desinsectación, barnizado de protección con acabado satinado, integración de la puerta en la decoración de los muros laterales con trabajo de ebanistería, decoración pictórica y barnizado satinado.
4.2.3. Restauración del conjunto conmemorativo a los Sitios de Zaragoza
Incluye:
Retablo
En retablo, limpieza general, eliminación de barnices oxidados, limpieza de oros, fijación de policromía, desinfectación, reintegración de lagunas y de color, capa de protección.
5 EMPRESA CONTRATADA
Se contactó con diferentes empresas, restauradores, especialistas y titulados para que realizaran los correspondientes presupuestos, realizando con todos ellos varias reuniones y un estudio detallado in situ, con presencia de miembros de la junta de gobierno de esta Cofradía, con el fin de asesorarles en las ideas fundamentales sobre las que se quería basar esta intervención y rehabilitación.
Tras deliberación de la junta de gobierno de la Cofradía y posterior aprobación en Capitulo General de la misma, se llegó a la conclusión de la propuesta presentada por la empresa Antique S.L restauración de arte.
5.1 CURRICULUM DE LA EMPRESA
ANTIQUE es una empresa aragonesa creada en 1991 que se dedica en ex¬clusiva al mundo de la conservación y restauración de bienes cultu¬rales. Su dilatada experiencia profesional abarca actuaciones en: - lien¬zo, - escultura, - retablos, - talla policromada, - pintura mural, - mueble antiguo, - trabajos de catalogación, - realización de proyectos y memorias de conservación y restauración, - traslado de obras de arte a expo¬siciones y múltiples tra¬bajos en retablos nuevos y reproducciones iconográficas (Albalate de Cinca, Alcolea de Cinca, Santa Quiteria de Sena, Candasnos, La Fres¬neda, Los Corrales, Zaidin, Calanda, etc.); trabajos sobre pinturas mu¬rales (San Salvador de Teruel, Museo Diocesano de Barbastro, Cos¬cojuela de Sobrarbe, Baels,Virgen delViñedo, Roda de Isábena, Huesca, etc.); así como multitud de lienzos antiguos y contemporáneos.
Esta intervención fue:
- Aprobada en Junta de Gobierno de la Cofradía el 18-XI-2006.
- Presentada y aprobada en Capítulo General el 16 -XII -2006.
- Aprobada por el Consejo pastoral de la parroquia el 21/5/2007.
- Aprobada por el Consejo económico de la Parroquia.
- Avanzado criterio favorable por la Comisión Provincial de Patrimonio Cultural de Zaragoza el 26/4/2007.
- Aprobada por la Comisión Provincial de Patrimonio Cultural de Zaragoza el 25/X/2007.
- Aprobada por la Dirección General de Patrimonio Cultural . Servicio de Prevención y Protección del Patrimonio Cultural de
Zaragoza al 31/X/2007.
- Aprobada por la Comisión de Patrimonio Cultural del Arzobispado de Zaragoza(con algunas rectificaciones) el 8/II/20
(Informe facilitado a esta web por la Cofradia.)
SEDE CANONICA: Iglesia de Santiago el Mayor.
PASOS:
Son cuatro los pasos que actualmente salen en las procesiones. Por el orden en el que desfilan son los siguientes:
PEANA DEL SANTISIMO CRISTO ATADO A LA COLUMNA
* El primer paso, llevado a hombros por ocho portedores, es una peana donde va la imagen del Santísimo Cristo Atado a la Columna sobre un manto de flores que baja hasta la greca de madera. Bajo su advocación se fundó la Hermandad en el año 1.804 y sale en procesión desde 1.981.
Data del Siglo XVIII.
De este paso, existe un estudio realizado por por el Departamento de Arte de la Universidad de Zaragoza, coordinado por D. Ernesto Arce Oliva, sobre la talla del Santísimo Cristo Atado a la Columna que fue el origen de nuestra Cofradía en el año 1.804.
Se sabía, y ya se tenían datos concretos, que desde 1.796 había culto público en torno a esta imagen, lo cual hacía suponer que la fecha de realización debía de ser por supuesto bastante anterior, ya que, para que una imagen tenga culto, devoción, y en torno a ella se constituya hasta una cofradía, se necesita que pase un cierto tiempo.
Lo que ya no se podia imaginar es la antigüedad real que se plantea en este pormenorizado estudio, ni por supuesto, como frecuentemente ocurre en Aragón, que es una talla que estaba infravalorada artísticamente.
Este estudio coloca a esta Imagen entre las más antiguas de cuantas se procesionan en Zaragoza y aporta importantísimos datos sobre ella. Creemos sinceramente que el mismo es una importante aportación a la celebración que este año están viviendo las R.R.M.M. Dominicas en el 700 Aniversario de su fundación en Zaragoza.
PRELIMINAR
La Cofradía del Señor Atado a la Columna, que desde 1966 tiene su sede en la iglesia de Santiago de Zaragoza, nació en 1940 como filial de la antigua Hermandad de igual título, a su vez instituida en 1804 en el desaparecido convento zaragozano de Santa Fe, de religiosas dominicas, que a la sazón se alzaba en las inmediaciones de la actual plaza de Salamero (1).
El origen de la Hermandad guarda inmediata relación con la pieza escultórica que aquí nos interesa: un Cristo atado a la columna que de antiguo se veneraba en el templo de aquel convento y que desde 1991, cada Semana Santa y portado en una peana a hombros de ocho congregantes, es sacado procesionalmente por la citada cofradía. En efecto, su fundación obedece al propósito de algunos "Devotos de la Pasión y muerte de nuestro Redentor" de perpetuar el culto a tan "Soberana Imagen", culto que pocos años atrás los mismos devotos habían decidido "hacer más público" dedicándole, con este objeto y desde 1796, una solemne fiesta anual.
Tales son, insertas en las ordinaciones de la Hermandad aprobadas en 1804 (2), las más viejas noticias de las que de momento disponemos acerca de esta escultura. De una talla, por cierto, apenas estudiada, puesto que no ha traspasado el límite de su mera consignación catalográfica después de haber sido escuetamente registrada por Francisco Abbad Ríos, en el Catálogo monumental de la provincia de Zaragoza, como obra de buena factura de mediados del siglo XVII (3).
Por lo demás, la imagen acompañó a sus depositarias, las religiosas dominicas, en su andadura por distintos conventos de Zaragoza. Primero al de Santa Rosa, adonde fueron conducidas en 1837 por orden gubernamental de resultas de la Desamortización, y luego, en 1841, al de Santa Inés, también de dominicas, todo ello ante de que en 1964 fuera llevada a su postrero destino, en el nuevo de Santa Inés sito en las afueras de la ciudad (4). Traslado, este último, durante el cual se perdió el retablo que hasta entonces la había acogido, que todavía pudo contemplar Abbad Rios, cuando redactaba su Catálogo allá por los años cuarenta, y cuya fisonomía barroca sólo conocemos merced a alguna antigua reproducción fotográfica (5). Era, en fin, un somero dispositivo arquitectónico a modo de tabernáculo o cuadro de altar, ensamblado mediante un par de columnas salomónicas y presidido desde el ático por un busto de Dios Padre como autor del drama de la Redención, papel que le adjudica, entre otros escritores religiosos, el P. Molina en sus Ejercicios Espirituales, publicados en 1615 y en los que, glosando el significado de la expresión "Ecce homo" pronunciada por Pilato al mostrar a Cristo maltratado al pueblo judío, pone en boca del Padre Eterno estas palabras dirigidas a cada uno de los miembros del género humano: (...) Mira hombre, qué tanto es el amor que te tengo, y quanto estimo la salud de tu alma; pues por ella he dado a mi Hijo unigénito, á quien amo como á mi mismo, y en quien me agrado, y tengo todos mis deleytes, y regalos (...). En él conoce el amor, que te tengo, y aprende á bolverme el retorno, que merece esta caridad, amandome con amor puro; y verdadero, y no rehusando hacer, y padecer, todo lo que a mi me agradáre, ni buscando nada tu interés, ó utilidad, sino mi honra y servicio (6).
Iconografia y estilo.-
De tamaño algo menor que mediano (0,86 m. de altura) y labrada en madera, dorada y policromada, la figura de Cristo hace gala de un buen estado de conservación, sin otros daños reseñables, fuera de ligeras erosiones en la policromía, que el de tener amputados los dedos índice de la mano izquierda y meñique de la derecha.
Dispuesta sobre una sencilla peana rectangular, la obra reproduce la Flagelación con la solitaria efigie del Redentor en posición erguida, conforme prescribía la ley romana para la administración de este castigo, apenas vestido con el paño de pureza y atado por las muñecas a una columna alta. Esto es, con arreglo a la fórmula iconográfica empleada en la representación de este episodio de la Pasión, al menos en lo que atañe al tipo de columna, hasta las postrimerías del siglo XVI. Porque en lo sucesivo la Contrarreforma promoverá el uso de la columna baja, preferentemente de forma abalaustrada, evocando la que desde 1223 atesoraba la basílica romana de Santa Práxedes y venerada como la verdadera, con la garantía de su supuesta procedencia del pretorio de Pilato donde había sido azotado Jesús, en detrimento de la entera existente en Jerusalén, rescatada de las ruinas de la casa de Califás y guardada en la capilla de los franciscanos del templo del Santo Sepulcro. Todo ello fruto del interés de la Iglesia postridentina por someter a control la autenticidad de las reliquias a la vez que fomentaba su culto, junto con el de las sagradas imágenes, en respuesta a la crítica formulada por el protestantismo acerca de las mismas (7). De suerte que esta versión empezará a introducirse en el arte español al declinar el siglo XVI, acaso por medio de pintores italianos atraídos por la gran empresa artística de El Escorial (8), aunque en el campo de la escultura será el célebre Gregorio Fernández quien la popularice iniciada ya la centuria siguiente (9). Pero el éxito obtenido en aquel entonces por esta última modalidad iconográfica no contaba con la sanción de las Sagradas Escrituras, ya que cuando los evangelistas aluden a la Flagelación se limitan a decir que Jesús fue azotado (10) y aun, en el caso de Lucas (11), sólo castigado, sin hacer mención expresa de los azotes, hasta el extremo de que, como advirtiera Reau, "no se puede citar otro ejemplo de una tan flagrante desproporción entre el laconismo de los textos y la prodigiosa riqueza de la imaginaría que produjo" (12). Y de ahí que en el seiscientos, pese a ponerse de moda la truncada, no desaparezca definitivamente la columna completa en la representación de este asunto, quedando la decisión a criterio bien de los encargantes, bien de los artistas: así se desprende de las palabras del pintor Francisco Pacheco cuando, al describir en su Tratado de Pintura una obra suya de esta devoción e independientemente de las contradictorias citas de autores sagrados que acopia, justifica no haberla ejecutado recurriendo a la columna de Santa Práxedes, "a modo de balaustre antiguo, con una argolla de hierro en lo alto", sencillamente porque: "(...) en otra semejante ocasión la pinté, y en esta con mayor acuerdo me pareció pintar la alta" (13).
La alta es, en suma, la que incorpora nuestro ejemplar, siguiendo la costumbre tardomedieval que, según se ha visto, se transmite al siglo XVI y perdura, aunque en franco retroceso, durante la centuria siguiente. Ahora bien, Cristo no se dispone de espaldas a la columna, atado a ella con las manos detrás del cuerpo, ni tampoco abrazando su fuste, que son los modelos comúnmente utilizados en el quinientos y ambos recogidos en sus grabados por Alberto Durero: aquél en las series de La Pequeña Pasión grabada en cobre y La Pasión Albertina, y éste en las denominadas La Gran Pasión y La Pequeña Pasión en madera (14) todas ejecutadas entre 1495 y 1513. Y es que extendidos los brazos hacia adelante y cruzadas las manos a la altura del vientre, para quedar preso por las muñecas a la columna mediante una Sagrada Ligadura postiza, en realidad se atiene a una variante iconográfica que en España hallamos a finales del siglo XVI. Por ejemplo, en el Cristo a la columna pintado en 1557 por Juan de Sariñena (Colegio del Patriarca, Valencia) que, a su vez, se inspira en el Resucitado de Santa Maria sopra Minerva de Miguel Angel (1519-1520). De hecho, el zaragozano, como el de Juan de Sariñena, evoca del modelo miguelangelesco la posición de las piernas, con la izquierda levemente doblada y retrasada respecto de la contraria, el movimiento contraposto de ritmo clasicista, aunque aquí resulte algo más envarado, y el giro de la cabeza, levantada hacia la izquierda en dirección opuesta a la que siguen las manos, proyectadas hacia la derecha.
Análogo compromiso clasicista denota la anatomía que, sin llegar a opulenta, ostenta cierta impronta romanista. Labrada con corrección y bien proporcionada, aunque acaso las piernas acusen cierta cortedad, está modelada a base de suaves gradaciones y sin excesiva insistencia en la descripción de los pormenores, de modo que los músculos no parecen afectados por la tensión a que previsiblemente debiera someterles tan cruel castigo. Y con este tono de dramatismo contenido en el estudio anatómico armoniza el paño de pureza, de textura gruesa, anudado sobre la cadera derecha y dejando al descubierto el ceñidor sobre la izquierda, que se resuelve en forma de pliegues escasos, no demasiado profundos y nada aristados, sin apenas despegarse del cuerpo.
Por lo demás, también el barniz brillante del encarnado, que subraya la tersura del tejido epitelial, su entonación clara, que contrasta abiertamente con la oscura de los cabellos y el jaspeado de la columna, y la relativa discreción con que se reparten las rojas salpicaduras de sangre por la superficie de la piel al parecer muy retocadas, contribuyen a subrayar el ingrediente idealista que sazona el clasicismo de la talla, completándose la policromía con el estofado del perizoma, asimismo blanquecino pero ahora de tono mate, que todavía conserva un sencillísimo adorno a base de motivos geométricos esgrafiados (15).
El rostro, en cambio, opera en sentido opuesto, matizando ese tono idealista con un incipiente naturalismo -o, mejor, con un modo distinto que el del clasicismo romanista de abordar la imitación de la naturaleza- que asoma por medio del gesto. Porque son, sobre todo, la boca entreabierta, que deja ver los dientes labrados, y la mirada puesta en lo alto las que proporcionan cierto asomo expresivo de raíz naturalista a una faz cuyo perfil, realzado por una poblada barba y unos cabellos de largos y poco abultados mechones que caen por la espalda, se convierte así en centro emisor desde donde fluye con mayor nitidez el mensaje que encierra la escultura en relación con el propósito esencial de la misma: invitar al espectador a la reflexión acerca de la trascendencia del acontecimiento al que asiste, en consonancia con la misión primordial que la Contrarreforma adjudica al arte religioso y que no es otra que la de instruir al pueblo en los artículos de la fe, excitar su devoción a Dios y la práctica de obras piadosas (16), según establece el decreto trentino sobre las imágenes o indica la opinión al respecto del pintor Juan Fernández Navarrete, ésta transmitida con las siguiente palabras del P. Sigüenza cuando el San Mauricio hecho por El Greco para el Escorial: (17)
"(...) los santos se han de pintar de manera que no quiten la gana de rezar en ellos, antes pongan devoción, pues el principal efecto y fin de la pintura ha de ser ésto" (17).
Final
Ese concierto de aspiración de orden como fundamento artístico, en el que todavía se advierte un sedimento de ascendencia clásica, y búsqueda de valores expresivos, aunque sin incurrir en una gratuita intensificación dramática pretendiendo alentar un emocionalismo fácil, constituye, en suma, la esencia del lenguaje que esta obra pone al servicio de aquella finalidad señalada para el arte religioso por el pensamiento postridentino. Un concierto cuyos dos componentes mencionados estarían respectivamente impresos en la elegante actitud de las manos, nada crispadas, y en el emotivo rostro. Y justamente la equilibrada síntesis de ambos componentes, junto con la relativa robustez del cuerpo y la blandura de los paños, invita a adjudicarle una cronología próxima a 1600 y, en todo caso, anterior a la del retablo barroco que antaño la albergara.
Mayor dificultad entraña, sin embargo, asignarla con suficientes garantías en el haber de un determinado artífice, pues si bien en los últimos años ha mejorado sustancialmente el estado de los estudios sobre la escultura aragonesa de esa época, todavía quedan por perfilar muchas de sus personalidades artísticas. Desde luego, entre otros eminentes escultores del momento, no cabe adjudicarla a Juan de Rigalte, fallecido en 1603 y que sólo tardía y superficialmente incorpora las maneras romanistas, a Pedro de Aramendía, yerno del anterior, que cultiva un romanismo de talla seca y rígida figuración, o a Pedro Martínez de Calatayud, que, con su idealismo formal de corte clasicista, representa uno de los máximos exponentes de la escultura romanista en Aragón. Ni siquiera a Juan Miguel Orliens, que renueva su lenguaje romanista infiltrándole crecientes dosis naturalistas y con cuya producción mostraría mayor proximidad nuestro Cristo a la columna: así lo pregona su parangón con la efigie de San Sebastián perteneciente al retablo mayor de San Martín del Río (Teruel), labrado por Orliens con la ayuda de su cuñad o Juan Acuno entre 1613 y 1616; pero, acto seguido y después de esta primera impresión, es menester admitir que sus afinidades resultan insuficientes para mantener semejante autoría (18). Y así cabría continuar descartando, uno tras otro, los nombres de los principales escultores ya caracterizados entre los activos en aquel entonces en tierras aragonesas.
Sea como Fuere, se trata de una pieza de buena factura, que en modo alguno desmerece en el, por cierto, no muy brillante panorama de la escultura aragonesa en el tránsito del siglo XVI al XVII. Y lo que es más importante, más aun que sacar a su autor del anonimato, su conocimiento se ha difundido en los últimos años merced a la antedicha recuperación, por parte de la Cofradía del Señor Atado a la Columna, de la función procesional con la que originalmente, a juzgar por su aspecto más de auténtica figura exenta que de simple bulto redondo, debió ser concebida y realizada.
(Estudio obtenido de la Web oficial de la Cofradia.)
PASO DE LA FLAGELACION
* El segundo paso es de los denominados de misterio, y es conocido como La Flagelación. Está compuesto por cuatro figuras, se estrenó en el año 1.998 (sustituyendo al anterior realizado por Tomas Llovet en el año 1818) y es del gran artista murciano José Antonio Hernandez. Está compuesto por cuatro figuras: Cristo, dos azotadores (uno de los cuales descansa sobre el suelo) y un centurión romano que parece recapacitar sobre la situación. En la Semana Santa de 2003, se ha podido ver este paso totalmente terminado, pues ha estrenado nuevas faldas en terciopelo rojo con el escudo bordado en el frontal, realizadas por mujeres de la Cofradía. Igualmente se ha reformado la greca y se ha disminuido la perspectiva de altura para su mejor observación.
PASO DE NUESTRA SEÑORA DE LA FRATERNIDAD EN EL MAYOR DOLOR
* El siguiente paso es el de Nuestra Señora de la Fraternidad en el Mayor Dolor, obra de Pedro García Borrego. Es un bellísimo paso de Virgen bajo palio y en él destacan, aparte de la imagen, los bordados que llevan el manto de la Virgen y el palio.
El paso de Ntra. Sra. de la Fraternidad en el Mayor Dolor salió por primera vez en la procesión de 1.991.
Con motivo del bicentenario de la Cofradia, a celebrar el 11 de Enero del 2004, en su dia se tomo el acuerdo de regalar una nueva corona procesional para Nuestra Señora de la Fraternidad en el Mayor Dolor, siendo sufragado el costo de la misma por los hermanos cofrades de la Cofradia.
El precio final de la citada corona es de 6.812,- Euros (1.133.421,40 ptas) y el encargo de su realizacion se hizo a los talleres de Orfebreria Villareal, en Sevilla, ciudad a la que acudiran miembros de la Cofradia en el mes de Diciembre del 2003 a recoger tan preciada joya.
El día 28 de Febrero de 2004 dentro de una Eucaristía celebrada por el Obispo Auxiliar D. Alfonso Milian, se realizó el acto de imposición de la nueva corona a la Imagen de Nuestra Señora de la Fraternidad en el Mayor Dolor.
PASO DE JESUS ATADO A LA COLUMNA
* El último paso, que es el titular de la Cofradía, es el de Jesús Atado a la Columna. Es una impresionante talla, realizadaen el año 1949, por encargo de la Cofradía, obra del laureado escultor aragonés José Bueno Gimeno. Es una talla de grandes dimensiones, así como una de las más valiosas y monumentales de las que se procesionan en la Semana Santa de Zaragoza.
Puede verse en un altar construido en la capilla de la Cofradía en el año 1.975, junto a la imagen de la Virgen que se encuentra dentro de una hornacina (en su sede en la iglesia de Santiago).
Los adornos que van en la greca, representando los anagramas de la cofradia y los simbolos de la Pasion, son obra del artista Pablo Remacha, estando realizados en forja.
ANAGRAMA: Escudo ovalado sobre fondo blanco. En campo, dos flagelos de sable que se cruzan en sotuer con tres latigos de gules diestros y tres latigos de gules siniestros, que parten de cada uno de los flagelos, cargados por una columna de oro situada en palo y esta, cargada por una soga de sable, situada en palo, cuyo extremo siniestro es mas largo que el diestro. Timbra una corona real de cuyos extremos pende un orlado de oro.
HABITO: Visten túnica blanca, cíngulo y capirote rojo.
ESTANDARTE: Es de forma alargada en vertical, terminando en la parte inferior en dos puntas, formando una V invertida. Lleva en el anverso la figura de Cristo Atado a la Columna, esta imagen es obra de Luis Navarro, y esta puesta sobre rondo blanco y rojo. Incluye la corona real en la parte superior y la inscripcion "ET LIVORE EJUS SANATIS SUMUS" en la inferior.
En el reverso figura el nombre de la cofradia, la fecha de fundacion y el anagrama, todo ello en dorado sobre fondo rojo.
De los brazos del soporte penden cordones rojos.
Fue realizado en el año 1942.
ATRIBUTOS: Leyenda evangelica (Cofrades 1995), Cruz gion (1945), Guion (1942), Faroles de forja (2), Faroles de mano (2) (Talleres Quintana, 1957), Pebeteros (2) (Talleres Juste, 1982), Cruz de Santiago, Escudos insignias (2) (Talleres Juste, 1985), Cruz In-memorian (Talleres Juste y Garcia, 1987), Reliquia de la Santa Columna (Talleres Juste, 1997), Mazas de honor (4) (Talleres Juste 1997), Hachones (4) (Talleres Juste, 1997), Reposteros (14) (Cofrades).
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