31/07/2000
18:56 GMT+1
Que el comercio electrónico crece un ritmo frenético
y que en unos años la mayoría de las transacciones
económicas se harán vía Internet es algo que hoy muy
poca gente pone en duda. En los últimos tiempos el
aumento que han experimentando las operaciones de pago
online es verdaderamente espectacular y se espera que en
el futuro lo sea aún más. Así lo pone de manifiesto un
estudio de Killen & Associates, según
el cual, en el año 2000, se realizarán 9.000 millones de
transacciones a través de la Red; un número que en 2005
se habrá incrementado hasta los 20.000 millones.
Sin embargo, sobre la cuestión de las ventas y los
pagos virtuales sobrevuela todavía el viejo fantasma de
la seguridad. Este problema se ha convertido en uno de
los frenos al desarrollo de una parte importante de la
industria nacida alrededor de la Red. Y es que los
consumidores aún se muestran recelosos a la hora de
comprar y pagar algo vía Internet ¿Será seguro dar mi
número de tarjeta? ¿Quién tendrá acceso a él y para qué
lo podrá utilizar?
La Liga Nacional de Consumidores Estadounidenses
(NCL) ha hecho público un estudio que revela que el 7% de los compradores online americanos
han sido víctimas alguna vez de algún tipo de engaño
provocado por el uso de su tarjeta de crédito (el 95% de
los pagos en 1999 se hicieron por este sistema). También
es notorio que el 50% de los casos de fraude que se
presentan contra Visa Internacional, (la compañía que
copa el 50% de los pagos que se hacen por la Red usando
la tarjeta de Crédito), se refieren a transacciones hechas por Internet.
Todo ello provoca que sólo un 5% de los consumidores
se manifiesten totalmente seguros cuando realizan una
operación online y que muchos ni siquiera lo intenten.
Sin embargo, resulta curioso ver ciertos estudios que
afirman que son las empresas de comercio electrónico las
que verdaderamente son estafadas por sus clientes. Un estudio
de Gartner Group afirma que este tipo de
establecimientos aguanta un índice de fraude 12 veces
superior al de las tiendas tradicionales, lo que explica
el interés que están demostrando en invertir en
seguridad.
Una seguridad creciente
Las estadísticas en un primer momento pueden asustar,
pero está demostrado que los pagos virtuales cada vez
son más seguros. La adopción de leyes que regulan el
comercio electrónico, la generalización de estándares de
seguridad internacionales, la aparición de nuevas formas
de pago, así como las fuertes inversiones en seguridad que
empresas y bancos están realizando, tienen buena culpa
de ello.
A pesar de que en la Red la legislación va siempre
bastante por detrás de los hechos, los organismos
públicos han tomado conciencia de la necesidad de tomar
medidas para dar seguridad a los pagos online. Así, en
los últimos tiempos han ido apareciendo leyes como la Directiva de la Unión Europea sobre
Comercio Electrónico, que pone por fin un marco definido
a esta actividad en el Viejo Continente.
La validación de la firma electrónica tanto en
Estados Unidos como en Europa ha supuesto, a su vez, un
espaldarazo definitivo. Este hecho elimina las barreras
legales que existían para la celebración y firma de
contratos en Internet y potencia el desarrollo de los
negocios a través de este medio al equiparar la rúbrica
manual a un código encriptado que toma el mismo
valor.
Certificados, una garantía de seguridad
A la hora de otorgar seguridad a las transacciones
económicas a través de la Red, la adopción de protocolos
que aseguren el pago y la entrega de los productos
objeto de la compra es fundamental. La
tecnología SET (Transacciones Electrónicas Seguras),
un estándar abierto desarrollado por Visa y MasterCard,
es la que se está posicionando como mayoritaria en las
operaciones de pago online. Este sistema, alternativo a
otro similar llamado SSL (Secure Socket Layer), permite
dar un mayor grado de seguridad a las operaciones de
comercio electrónico.
El protocolo SET no es más que un medio de
autenticación del comercio, del titular de la tarjeta y
del banco mediante la obtención de un certificado que
asegura que la compra se va a desarrollar de manera
correcta. Además, la información viaja encriptada en un
código, por lo que no puede ser vista por cualquiera que
acceda a ella. También permite mantener la privacidad de
los datos ya que el comerciante no ve la información de
pago del usuario, mientras que el banco sólo conoce los
datos de la transacción, pero no el producto que va
asociado a la misma.
La irrupción del sistema SET está siendo lenta, pero
poco a poco va ganando terreno. Cada vez hay más
empresas interesadas en su instalación aunque estas,
para rentabilizarlo, tienen que tener un alto volumen de
negocio. A finales de 1999, más de 130 entidades
bancarias de 18 países europeos utilizaban ya el sistema
SET en sus transacciones electrónicas, una cifra que
supone un incremento del 108% con respecto al año
anterior. En total, en el mundo hay ya 300 bancos de 30
países que han adoptado este medio de certificación y
cifrado y su número va en aumento.
Junto con la generalización de los protocolos de
seguridad y los certificados, está surgiendo la
necesidad de crear organismos nacionales e
internacionales que garanticen las transacciones
comerciales a través de Internet. Entre estos cabe
mencionar la Global Trust Authority (GTA), entidad sin ánimo de lucro con sede en
Bélgica que, creada por 800 bancos y asociaciones
bancarias de todo el mundo, extenderá certificaciones en
las operaciones entre países. De esta manera se pretende
garantizar que el comercio electrónico internacional
también sea seguro. A nivel regional y estatal diversas
entidades y asociaciones se están constituyendo para
entrar en esta actividad que se presenta ya como un
sustancioso negocio.
Nuevos sistemas de pago online
La preocupación de muchos consumidores por la
seguridad de los pagos en Internet ha hecho reaccionar a
las entidades financieras y a las empresas de comercio
electrónico. Así, en los últimos meses han ido
apareciendo nuevas formas de pago online, alternativas a
la tarjeta de crédito, que pretenden animarles a usar la
Red en sus compras.
Un número importante de compañías, entre los que se
encuentra la web de subasta eBay, han desarrollado un
sistema de pago persona a persona basado en el correo
electrónico. Éste consiste en permitir a los vendedores
establecer una cuenta online, que incluya el número de
la del banco. El vendedor da su número de tarjeta en un
e mail encriptado y el dinero se transfiere directamente
a su cuenta bancaria.
Otra posibilidad es la de pagar a través del teléfono
móvil, un sistema que el BSCH ya está probando en
España. Con él se pueden realizar pagos en los
establecimientos concertados introduciendo un código
secreto personal, el importe de la operación y una clave
identificadora del comercio.
Por su parte, la entidad financiera española BBVA y
Visa han presentado recientemente un accesorio, similar
a un ratón, que, dotado de una ranura en la que se
introduce la tarjeta, evita al comprador enviar a través
de la Red los datos de su tarjeta de crédito y garantiza
al vendedor el cobro inmediato del importe.
Otras empresas planean ofrecer servicios con los
cuales cualquier titular de una cuenta de correo podría
pagar facturas online a través del teléfono móvil. Los
billeteros digitales que almacenan los detalles de la
tarjeta de crédito del consumidor y la dirección de
envío preferida, son también apuestas conocidas que han
sido desarrolladas por grandes compañías como Microsoft
y American Express.