ESCRITORES Y TECNOLOGÍA
"Somos
seres superiores; y si se llegase a conocer toda la
fuerza
del genio humano y viviésemos sólo para alcanzar
objetivos supremos, acabaríamos por ser como dioses”.
La casa del
sotabanco - Antón P. Chéjov
El
escritor ruso Antón Pavlovich Chéjov, sólo vivió cuarenta y cuatro años.
Algunos biógrafos le atribuyen la creación de aproximadamente
seiscientos relatos cortos. También escribió famosas obras de teatro.
Si estuviera vivo, se sorprendería al ver cuan acertada fue la afirmación
de su cuento: “... acabaríamos por ser como dioses”.
Teoría de la relatividad, exploración espacial, energía nuclear,
código genético, clonación, informática, robótica, satélites,
avances médicos, transplantes, criocirugía, Internet..., todo el
desarrollo científico-tecnológico que se manifestó con mayor fuerza
durante la segunda mitad del siglo XX lo habría maravillado
Definitivamente: Podemos
ser como dioses.
Me permito imaginar que dos sucesos, comparativamente pequeños frente a
los descriptos, le habrían alegrado hondamente: la cura de la
tuberculosis, su enfermedad, y la invención de la computadora personal.
¿Cuánto más habría escrito Chéjov tecnificado?. ¿Y Homero, M. de
Cervantes, D. Alighieri, W. Shakespeare o F. Kafka?.
Muchos de los que disfrutamos escribiendo, tenemos a nuestra disposición
una tecnología que los geniales escritores del pasado no tuvieron. Sólo
contaban con tinta y papel.
Yo tengo una vieja computadora Pentium 200MMX; pieza de colección frente
a un mundo que ya cabalga sobre Pentium V. Pero me sirve.
Nuestros procesadores de texto nos evitan volver a aquellas hojas en máquinas
de escribir que llenábamos de tachaduras y remiendos ante un trabajo en
proceso de formación. Y es una ayuda importante; no nos dispersamos ante
una maraña de enunciados repletos de enmiendas.
También nos proveen de sinónimos, control de ortografía y gramática,
desplazamiento de un párrafo de un lugar a otro que nos parezca más
adecuado; todo con sólo cliquear nuestro ratón sobre la barra de
herramientas.
Y muchas cosas más que no diré por temor a un reclamo de Bill Gates
sobre el rédito económico de los escritores famosos que estén usando
computadoras.
Como si ello fuera poco, la aparición en escena de Internet nos permite
acceder a una multiplicidad de información al instante.
En lo particular no puedo menos que agradecer a DIOS la existencia de
Internet y de generosos portales literarios; de otro modo nunca habría
visto publicadas algunas de mis obras y disfrutado del afecto de muchos
lectores.
Tanta tecnología a nuestra disposición puede llevarnos al error de
considerarla un elemento necesario y suficiente para lograr
nuestro objetivo artístico. No es así. Los escritores del pasado lo
demostraron ampliamente.
Pongamos un ejemplo. Puedo decir: Está atardeciendo
y el sol se pone por detrás de los cipreses. Veo las sombras que
oscurecen la glorieta y la fuente, con su estatuilla de Cupido, donde las
aguas están quietas.
Para ello, si no cuento con otro elemento que una computadora, puedo
afirmar que ésta es necesaria y suficiente. Pero sólo en cuanto a que
ella es el instrumento con el que plasmo mi enunciado. Pero, la
utilización de este medio, no lo transforma en un hecho artístico
En el poema XXXII de “Del
Camino”, de Antonio Machado, leemos:
Las
ascuas de un crepúsculo morado
detrás
del negro cipresal humean...
en la glorieta en sombra está la fuente
con
su alado y desnudo Amor de piedra
que
sueña mudo. En la marmórea taza
reposa
el agua muerta.
El
poema de Antonio Machado nos dice lo mismo que planteamos en el ejemplo
precedente, pero se hace manifiesta allí una capacidad artística, una
profundidad estética, que nos deja claro que detrás de una Pentium V
deberá haber un verdadero artista para que haya arte.
Dije más arriba que los geniales escritores del pasado no contaron con la
tecnología de la que nosotros disfrutamos. Sólo contaban con tinta y
papel.
Es mentira: No sólo tinta y papel; tenían talento y lo cuidaban,
trabajaban duro, estudiaban a los que los precedieron, se esforzaban por
llegar a ser como aquellos.
Para esto debe sernos útil la tecnología: para acceder a toda la
información necesaria que nos permita crecer en nuestra labor como
escritores, acceder a los clásicos de las letras y de la filosofía que
aun pueden leerse gratis en la Red.
Se puede tener cualidades para esto o aquello pero aun el árbol más
frondoso se seca si es descuidado.
Imagino escritores y tecnología como una simbiosis que acerque a los
lectores a un mundo ocupado en el crecimiento del mundo, a la proliferación
de la cultura, a la integración de las culturas, a la consolidación de
una Tierra habitada por mujeres y hombres dispuesto a “ser como
dioses”.
El párrafo elegido del cuento “La casa del sotabanco”, termina
diciendo:
“Pero
eso no ocurrirá jamás: la humanidad degenerará y del genio no quedará
ni un rastro".
Muchas
realidades de hoy parecen también mostrarnos que Chéjov podía ver más
allá de su propio tiempo.
Confío en que nuestras manos, nuestras plumas y, muy especialmente,
nuestras cabezas, trabajarán para alcanzar con firmeza e inteligencia
aquellos objetivos supremos cuya ausencia, cada día, nos requieren más y
más.
Hablo de la Verdad, la Justicia y la Paz.
Reciban
mi más cálido abrazo.
Daniel Adrián
Madeiro
Demos Amor al Mundo
Demos_Amor_al_Mundo@Yahoo.Com.Ar
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