A MAGDALENA: Hola, mi querida Magdalena, te escribo ante la imposibilidad de verte algo que me ha traído como consecuencia un estado de desasosiego general y angustia que de sobra sé no se van a solucionar porque te escriba esta carta pero al menos lo aliviará. Todas las mañanas me levanto abrazando el hueco de tu ausencia en mi colchón y al levantarme me encuentro de nuevo con la cruda realidad, el cromo más importante de mi álbum de cromos del amor a desaparecido pero aunque no pueda mirarte estas en mi interior y le ruego a dios que no pierdas la esperanza que el destino te quitó arrancando la ilusión de tu pobre corazón. Aún recuerdo el último día en que nos vimos, ya me lo avisó el cuervo que salió a mi siniestra cuando salí del portal a buscarte. Todo transcurrió una bonita tarde de primavera, el sol brillaba con fuerza reflejándose en las cristalinas aguas del río, los pájaros cantaban... ¿te acuerdas?, Íbamos cogidos de la mano por el parque de la Quinta, tu llevabas puesto ese vestido que tanto me gustaba, y que aunque a ti no era el que mas gracia te hacía, te lo ponías porque sabias que me gustaba y tu sólo querías verme feliz, a mi me encantaba verte con él, porque junto con tu pelo largo, liso y castaño oleando al viento me hacia sentirme el hombre más dichoso del mundo, tanto que, aunque nunca te lo dije, me daba vergüenza ir contigo por la calle abajo porque pensaba en lo que la gente estaría murmurando "mira la chica de la Carmela, con lo guapa que es ¿qué hará paseando con ese pringao?, Y no les faltaba razón. Después nos sentamos a la sombra de un chopo, y con una navaja rota que había allí tirada, dibujamos en su corteza un corazón con nuestras iniciales entrelazadas en él. Entonces apareció el Lucas y nos invitó a su fiesta de cumpleaños, si llego a saber la mortal trampa que nos tenía preparada el destino, te juro que no habíamos ido, pero las cosas salieron así, muy a mi pesar. Fuimos a su casa, situada en un bonito pueblo a 20 Km de la noble ciudad de Burgos, había mucha gente, estaban Angel y su hermano Alberto con sus respectivas novias, Luis siempre con una botella en la mano, él decía que bebía para olvidar pero tu y yo nos preguntábamos si aún le quedaban cosas por olvidar porque con el ritmo que le daba el pájaro debía haber olvidado ya 20 de los 23 años que tenia, también estaban Cristina, Xara, María, Covadonga, y un sin fin de gente que no viene al caso enumerar. Entre risas y comentarios típicos de las fiestas se nos hicieron las 4 de la mañana te mire y supe q te querías ir porque se te veía cansada, aunque no me dijiste nada porque yo me lo estaba pasando bien, una muestra mas de la generosidad y amor que me profesaste siempre. Como no te quería ver así te cogí de la mano y después de despedirnos de todos nos fuimos, al salir me fije que como siempre estabas preciosa, esos ojos verdes que hablaban sólo con mirar, esa boca que cerrada ! besaba sin besar... la verdad es que cuando me acuerdo de estos últimos momentos juntos el corazón se me encoge y aunque parezco muy hombre no puedo evitar que por mi cara resbale una lagrima dejando un húmedo rastro de angustia. Cuando volvíamos a casa hablando tranquilamente, te miré a los ojos un segundo, cuando volví la mirada a la carretera el camión ya se nos había echado encima, te juro que no vi antes el camión, entonces, en un acto de reflejos e instinto de supervivencia, saque la mitad del coche en la que estaba yo de la trayectoria del camión quedando tu mitad en la misma. Después sólo recuerdo el coche boca abajo y el salpicadero con la mezcla de nuestra sangre. Aun me despierto en sueños oyendo el ruido ensordecedor del claxon accionado por el peso de mi cabeza en el volante o escuchando las ruidosas sirenas de las ambulancias y sus luces que todo lo inundan de tragedia, de eso ya no me acuerdo, pero me lo han contado. Cuando me desperté estaba lleno de cables y no me podía mover, entonces entro en mi habitación tu madre Carmela, y me dijo que no tenía derecho a haberle quitado a su hija, sólo dijo eso y se fue, esos 5 segundos que tardo en decírmelo aun retumban en mi mente una y otra v! ez, entonces supuse el fatal desenlace. Por si no te has enterado, yo me quedé en silla de ruedas, ya sabes que soy un poco vago y que por no andar cualquier cosa. ¿Sabes que? El otro día estuvo aquí Lucas, me sacó a dar un paseo para animarme, me llevo al parque donde tu y yo solíamos ir a pasear, aún estaba en aquel chopo dibujado nuestro corazón y nuestras iniciales y si eso ha sobrevivido al paso del tiempo, a lluvias, a nevadas, a vientos huracanados etc. imagínate como de intacto esta mi amor hacia ti. He pensado mil veces en ir contigo, pero sé que a ti eso no te gustaría y que me llamarías cobarde nada mas verme, también hubiera sido más feliz si me hubiera muerto yo y tu estarías ahora escribiendo esta carta. No me lo perdonaré nunca, sólo te miré un segundo a los ojos, vivo con la culpabilidad de haberte matado y eso hace que esté podrido por dentro. Espero verte pronto, para estar siempre juntos. SIEMPRE TUYO Joaquín P.D.: Otras me dieron las llaves de la habitación prohibida, pero tu me diste las de tu extraordinario corazón para que le abriera de par en par. CAMPEADOR |