Por quererte
Donde tú, ante mis ojos esclarezcas tu pupila,
no se aventajará la amapola de tu portentoso abrazo,
antes abrazaré el trepador cauce de aventajado sudor,
todo prendido de tus porosas manos, sabor a cornalina.
Mi saliva, el mejor trigo limpio a tu boca,
y mi lengua su aletazo, visitó su aire y su sal,
yo desgasto el gozoso flujo de ti vino,
que es tu sangre y por altura me pretende volar,
Y me vistes de caricias como yo lo haría,
como el macho a la hembra del ciprés,
mujer tallada de intrépida blancura,
hasta entrego mis huesos a la hoguera de tu querer,
Tus pechos, campanas de azules vibraciones por tener,
pedestal de ornamentas visitantes de mi vida,
pestañeo floreciente al tejado de tu almohada,
y mi errante corazón de inauditos latidos,
ha de repetir: quererte es un placer.
Felix
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