AUSENCIA ES PRESENCIAEl que mata y bebe de mi sangre, No es verdugo pagado y evitado, Es amor contagiado de locura Que abre los pasos en mi celda retirada. Y entra a oscuras, No encontrando adversario al desafío. Arrastra, Arrasa. No blande espada, mata con la mirada. No ilumina, ciega, Y fermenta las espumas de mi calma. Mordaza de mordiscos, el alma no se queja: Herida, apabullada, sin voz y sin sonidos. Tenazas en el yunque, el cuerpo aquí se queda: Roto, al rojo, sin huesos, sin saliva. Y cuando su presencia acaba Y parece que ya todo termina, El abandono se mezcla con la ausencia Y juntos comenzamos la tortura.
R. BLANCA
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