DIOSES DE BARRO
Sé del susurro compartido
en violines que preludian
pausas
al otro lado del viento de
levante
y del retumbe verbal de los
deseos.
Entendí entonces
palabras nunca dichas
en la solanera de las voces
derrumbadas,
avisos que vendrán
más acá del límite difuso
donde el tiempo se convierte
en caravana de minutos en
desliz
o en pírricos suicidios de
las horas.
Y supe
de los ojos
que se alumbran
en los días sin ocaso
cuando el mar se levanta
incontenible
despoblando soledades en sus
crestas de algodón.
Sé del susurro de las risas
de las bestias
que se duelen del hambre de
los besos:
del calor
de las manos que se funden
en abrazos de dioses
imposibles
trasmutados en hombres sin
caretas.
Sé
de tu mundo de papel
y de barro indescifrable...
Luis E. Prieto
16-12-2002
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