ARRÁNCAME
LA PIEL ¡Arráncame la piel de tu piel a besos con la furia de tormenta acorralada! Siempre el ocaso se duerme a lo lejos despertando de las noches la alborada, aprisionando suspiros, íntimos secretos y el desmayo inerte, dolido, de una lágrima. ¡Corre, talla los contornos de mi cuerpo! Con tus labios ven y moldéame la mirada. Como caricias nuevas bajando nubes del cielo ardan los deseos callados en llamaradas y exploten gota a gota los suspiros del rocío. ¡Atrápame desafíos nocturnos en tus aguas! Arranca de mi boca los besos aún dormidos que extraviados sollozan alborotados y en calma. Sean tus brazos mares tranquilos en revuelo que poco a poco, aprisa, me expriman el alma como miel cubriendo veredas sin final ni principio, quedando cual huellas de amoríos sobre tu playa. Cierra mis ojos mirando lagunas de infinito. Atrapa mi pasión desbordándose en marejada. Mi locura va convirtiendo en brebaje el destino, trazando los caminos que día a día no se acaban y quiebran uno a uno los inquietantes sentidos que se fueron quedando en sombras del mañana. ¡Arráncame la piel! Entonces me vestiré de olvido, de penas y quejidos adornados de nostalgia. Sepulta el recuerdo en ríos del recuerdo mismo. Encarcela el pensamiento en burbujas rosadas: tendrás que arrancarlo de mis labios con un solo beso que tu boca dejará, como tatuaje, impreso en la mía. Después... déjame vivir la gloria de tu infierno: sobre tu vientre abrojos arropando distancias. Mis manos sin acariciarte morirán sin remedio. Arrójalas al profundo mar donde tu mar aguarda: sequía recurrente del mar perdido de los te quieros. Arráncame tu piel de mi piel con fuerza y sin batalla: se te olvidó de mi ser arrancar el sentimiento donde, pasado el tiempo, volverás a sentirme viva en el recuerdo infame escondido en tu mirada. YIRADELMAR |