MI PROCESIÓN Ya viene la procesión. la noche es negra, tan negra como el carbón. Y ante tanta oscuridad, el rostro de nuestro CRISTO ilumina la ciudad. A lo lejos se vislumbran los trajes de lo cofrades, llevan cirios encendidos que iluminan nuestras calles. Unos de blanco, deslumbran, otros de negro que imponen, mas en todos se iluminan los ojos que no esconden. Ya se oyen las cadenas con su susurro insistente, ya se ven los pies descalzos tan blancos como patenas, de contritos penitentes. Ya se oyen las trompetas, ya redoblan los tambores, ya lloramos los poetas, al JESÚS de los amores, escuchando las saetas de devotos cantaores. Ya pasa el CRUCIFICADO, con su corona de espinas, una lanza le han clavado, y las llagas de lo clavos destilan sangre DIVINA. Ya pasa el SANTO SEPULCRO, con nuestro CRISTO yaciente se santigua todo el mundo, sea o no sea creyente. Detrás va la DOLOROSA, con su cara angustiada, la lleva toda mojada de lágrimas que llorosa, como agua milagrosa por su cara le resbalan. La procesión ha pasado, la gente se queda triste, la pasión ha terminado, y el dolor aún subsiste. Pero queda la esperanza, y ésta nos alegra ya, pues CRISTO lo ha prometido, y EL resucitará. ALBERTO GOMEZ MONTOYA (MENORQUIN) |