(29) [PIEZA
DRAMÁTICA] Un
robaí para un banquete DRAMATIS PERSONAE OMAR
... Anciano, esposo de
Olimpia OLIMPIA
... Anciana, esposa de
Omar ZULEMA
... Prometida de Nezam NEZAM
... Prometido de
Zulema FARAH
... Tocando melodías
con el arpa TRES
DANZARINAS “Ahora
que me toca vivir la juventud, beberé
vino porque me complace; no
me lo echéis en cara; aunque es amargo, es bueno; tiene
que ser amargo, porque amarga es mi vida”. Robaí (canción, copla) nº 16, extraído de la obra “Robaiyyat”, de Omar Yayyam. ÚNICA ESCENA
OMAR Comed
las viandas y bebed del purpúreo vino, que días y sus noches nos
aguardan a la vera del olvido. El jarro de vino modera los pesares de la
vida y sus inútiles llantos. A esta amarga vida no corresponde una mano
que se alce temblorosa, sino una que se alce bizarra para deleitarse con
el amargor del vino. Y vosotras, hermosas danzarinas, danzad para que se
nos muestre más alegre y terrenal nuestra morada.
OLIMPIA Es
noche cerrada. Y nadie en los maravillosos jardines busca consuelo; ni
siquiera contemplando las rutilantes estrellas del firmamento se halla la
paz anhelada.
ZULEMA Qué
exquisitos manjares y soberana bebida nos ofrecísteis. Por vosotros,
Olimpia y Omar, caros ancianos, brindaremos esta noche, deseándoos larga
vida y feliz estancia.
OLIMPIA Bien;
brindemos. (Y hacen un brindis.)
NEZAM En
vuestro honor un robaí he compuesto, que recitaré en los postres. Farah:
tócanos agradales melodías con el arpa. Y vosotras, danzarinas, danzad
sin desmayo. (Suena dulce melodía y danzan las danzarinas.)
OMAR ¡Aléjate,
tristeza! ¡Bienvenido seas, día jubiloso, en el que no falte la copa de
buen vino, el sonido del arpa y las azules danzarinas! (OMAR
hace una pausa y prosigue:) Pero
... ¡qué veo: si es una sombra, la sombra de la tumba que promete
igualarme con el polvo! Esperad, no os impacientéis. Permitidme disfrutar
y gozar estos momentos en que comemos y bebemos con alborozo, mientras
escuchamos la melodía del arpa y observamos los movimientos armoniosos de
las danzarinas.
OLIMPIA ¿Sombras
a la vera de nuestros cántaros de vino? ¿Por qué os hacéis visibles?
No veis que aún no hemos alcanzado el sereno instante de la embriaguez.
ZULEMA Nada
puedo ver yo. No sé por qué será.
NEZAM (a Zulema) La
negrura sólo es visible a los ojos de quienes saben mirar. Nosotros somos
muy jóvenes, y más allá de los labios de la jarra ...
OMAR Bulle
en mí la sutil alma del vino. Y vosotras, sigilosas sombras que exigís
mi continuidad en el frío polvo, debéis esperar con paciencia, pues no
huye pavoroso de la vida quien sólo vacío percibe en la muerte.
OLIMPIA Salgamos
de esta encrucijada. Espantaré esas sombras que nos acechan, quebrando
nuestra alegría. ¡Alejaos de aquí, funestas sombras, y sufrid nuestro
desprecio!
NEZAM Mudas
e indeseables sombras, ¡alejaos!
ZULEMA Sombras
que causáis nuestra tristura, ¡alejaos y cesad de anunciar infortunios! (Vanse
las sombras.)
NEZAM ¿Se
han ido las sombras?
OLIMPIA Sí,
ya se fueron. (ZULEMA,
se levanta y sirve los postres.)
NEZAM Ahora
recitaré el robaí: Al
verter la sangre de la dócil jarra en
la breve copa que mi mano agarra, sentí
bronco malestar en torno mío; mas
Olimpia a Omar echa la amarra.
ZULEMA Es
un robaí precioso.
OMAR Tu
inspiración, Nezam, es admirable.
OLIMPIA Sí,
es lindísimo robaí. (Pieza dramática extraída de la obra “Textos profanos”). JUAN-JOSÉ REYES
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