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[PIEZA DRAMÁTICA]

Un robaí para un banquete

DRAMATIS PERSONAE

OMAR  ...  Anciano, esposo de Olimpia

OLIMPIA  ...  Anciana, esposa de Omar

ZULEMA  ...  Prometida de Nezam

NEZAM  ...  Prometido de Zulema

FARAH  ...  Tocando melodías con el arpa

TRES DANZARINAS

 

“Ahora que me toca vivir la juventud,

beberé vino porque me complace;

no me lo echéis en cara; aunque es amargo, es bueno;

tiene que ser amargo, porque amarga es mi vida”.

Robaí (canción, copla) nº 16, extraído de la obra “Robaiyyat”, de Omar Yayyam.

 

ÚNICA ESCENA

     OMAR

Comed las viandas y bebed del purpúreo vino, que días y sus noches nos aguardan a la vera del olvido. El jarro de vino modera los pesares de la vida y sus inútiles llantos. A esta amarga vida no corresponde una mano que se alce temblorosa, sino una que se alce bizarra para deleitarse con el amargor del vino. Y vosotras, hermosas danzarinas, danzad para que se nos muestre más alegre y terrenal nuestra morada.

     OLIMPIA

Es noche cerrada. Y nadie en los maravillosos jardines busca consuelo; ni siquiera contemplando las rutilantes estrellas del firmamento se halla la paz anhelada.

     ZULEMA

Qué exquisitos manjares y soberana bebida nos ofrecísteis. Por vosotros, Olimpia y Omar, caros ancianos, brindaremos esta noche, deseándoos larga vida y feliz estancia.

     OLIMPIA

Bien; brindemos.

(Y hacen un brindis.)

     NEZAM

En vuestro honor un robaí he compuesto, que recitaré en los postres.

     OLIMPIA

Farah: tócanos agradales melodías con el arpa. Y vosotras, danzarinas, danzad sin desmayo.

(Suena dulce melodía y danzan las danzarinas.)

     OMAR

¡Aléjate, tristeza! ¡Bienvenido seas, día jubiloso, en el que no falte la copa de buen vino, el sonido del arpa y las azules danzarinas!

(OMAR hace una pausa y prosigue:)

Pero ... ¡qué veo: si es una sombra, la sombra de la tumba que promete igualarme con el polvo! Esperad, no os impacientéis. Permitidme disfrutar y gozar estos momentos en que comemos y bebemos con alborozo, mientras escuchamos la melodía del arpa y observamos los movimientos armoniosos de las danzarinas.

     OLIMPIA

¿Sombras a la vera de nuestros cántaros de vino? ¿Por qué os hacéis visibles? No veis que aún no hemos alcanzado el sereno instante de la embriaguez.

     ZULEMA

Nada puedo ver yo. No sé por qué será.

     NEZAM (a Zulema)

La negrura sólo es visible a los ojos de quienes saben mirar. Nosotros somos muy jóvenes, y más allá de los labios de la jarra ...

     OMAR

Bulle en mí la sutil alma del vino. Y vosotras, sigilosas sombras que exigís mi continuidad en el frío polvo, debéis esperar con paciencia, pues no huye pavoroso de la vida quien sólo vacío percibe en la muerte.

     OLIMPIA

Salgamos de esta encrucijada. Espantaré esas sombras que nos acechan, quebrando nuestra alegría. ¡Alejaos de aquí, funestas sombras, y sufrid nuestro desprecio!

     NEZAM

Mudas e indeseables sombras, ¡alejaos!

     ZULEMA

Sombras que causáis nuestra tristura, ¡alejaos y cesad de anunciar infortunios!

(Vanse las sombras.)

 

     NEZAM

¿Se han ido las sombras?

     OLIMPIA

Sí, ya se fueron.

(ZULEMA, se levanta y sirve los postres.)

     NEZAM

Ahora recitaré el robaí:

Al verter la sangre de la dócil jarra

en la breve copa que mi mano agarra,

sentí bronco malestar en torno mío;

mas Olimpia a Omar echa la amarra.

     ZULEMA

Es un robaí precioso.

     OMAR

Tu inspiración, Nezam, es admirable.

     OLIMPIA

Sí, es lindísimo robaí.

(Pieza dramática extraída de la obra “Textos profanos”).

 

JUAN-JOSÉ REYES