ordenar la geometría de los mapas (siempre de Sur a Norte), ni encender los neones en las fronteras del ocaso. Descuelga los Puntos Cardinales, nunca me ha gustado su procaz exhibición sobre el otoño. Trae leña, semillas de calabaza y el sombrero aquel donde guardábamos rosas y reproches. Y otra cosa: no cambies de sitio las alfombras ni los libros. Es posible que nada merezca la pena. Miraremos, si acaso, cómo el aire se hace humo, cómo crepita sobre las llamas la fragilidad de las libélulas. No cambies nada. Tú y yo somos los de siempre, tal vez sólo el tiempo es otroAurora García Rivas
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