porque somos
diferentemente iguales...


Marcho sin rumbo fijo.
Camino sin destino,
por un mundo que no es el mismo.
¿Cuándo las sendas, mi destino,
habrán cambiado?
Me siento perdida
no te encuentro...
Así como de la nada llegaste a mi
desapareciste...
Silencios, caricias, besos
ilusiones, pasiones
abrazaban nuestros cuerpos
sudando un manantial de amores
en lo más alto de la orgásmica felicidad.
Gritábamos, gemíamos
la onomatopeya de mis sueños, tus sueños.
Pero aún así desvaneciste mi vida.
Me dejaste sin un rumbo fijo
bebiendo la última gota de vino,
tu sangre, mi sangre en una botella.
Vuelve a mi, me deshago débil ante ti.
Esa profunda y fría tierra donde te ocultas
no nos podrá separar más.
No marcharé sin rumbo fijo.
Ni caminaré sin destino,
por este mundo que ya no es el mismo.
Derramaré mi vida en ti
haciendo el amor sobre tu helado techo
desangraré mis ilusiones
y volveré a tu lado.

®Ana Maria Fuster Lavín, 2000