“fuego en el pecho”
DESEO. Que te aparezcas de la nada, que no tengas más excusas que ser parte de un milagro. Que me sorprendas con tanto imprevisto. Que te acerques hacia mí, que sólo te haga falta desplegar tu mano mágica sobre mi espalda rasgada para que todo comience a tener sentido, sentido tenerte. Que me suspires cerca del oído y sólo digas ya era hora desde ahora no más demoras y, sin que llegue a escucharte, ya tenga tu boca sobre mi pecho tragándose mis latidos tuyos. Que nada te detenga, ni mis súplicas ni las del destino. Que sólo seas vos esta maraña de sensaciones hechas de ilusión y realidad y te metas en mi cama atándome a tu engaño. Y, una vez que me derritas, ya no seas fantasía, para que mañana, cuando intente despertar, no seas sino vos la que me sirvas el desayuno en medio del sueño. Y yo ya no necesite recortar pedazos de pasados para consolar mi presente sin futuro, sino que sea tu existencia la única medida de tiempo que rija la eternidad que depare el hecho de vivir bajo el amparo de tus alas, sobre tu calor de tus labios, y al lado de tu cuerpo de mujer durmiendo en el mismo colchón que yo, corazón. RESPLANDECE. No te hagas eco del gris de la calle, del lento correr de las horas, de lo pesado que suelen caer las lágrimas. Resplandece, sacale el brillo a tu coraza. Brilla siquiera por un momento, que nunca se olvida el nacimiento de una estrella, con los pies sucios de fango. No te dejes llevar por el río de silencios que arrasa a la ciudad mientras descansa su sueño pesado. Resplandece, que nunca se borra en la memoria el fulgor de haber sido - aunque sea una sola vez - la luz que despabiló el insomnio de alguno. No tengas miedo. No sólo se trata de vivir. no te quedes afuera mirando como otro lo hace o esperando que otro se anime. Dale sentido a este ordinario y aburrido pasatiempo en esta tierra. Sacale jugo a tu existencia. Resplandece, vale la pena.
LA
PARTIDA DE UN ANGEL Sécate esa lágrima y que ni se te ocurra dejar escapar un suspiro. Sólo date vuelta, desplegá tus alas y volá. Volá espléndida y suavemente hacia las nubes. Y cuando llegues allí, buscalo a Dios y comentale que le fallaste. Contale que en la Tierra supiste reír y acariciaste alturas más altas que sus dominios, quizás. Contale que hasta fue necesario sufrir para conocer a que sabe el aroma de lo provocativamente prohibido, y que aprendiste a gemir de felicidad. Contale que le fallaste, que al llegar a este planeta te enamoraste de un tipejo mal aseado tan parecido a este que te escribe - aunque sin la pena de perros en sus ojos, Pedile perdón, el viejo te va a saber comprender, y una vez que lo hagas quedate a su lado, o dedicate a tocar el arpa por las nubes, pero ni se te ocurra bajar otra vez. No sabés lo tristemente mal producidas que son las segundas partes de estas típicas novelitas romanticonas. Quedate ahí, haceme caso, escondete detrás de una nube, y, si querés, para matar el aburrido tiempo celestial, observá. Observá como este simple tipejo todas las noches se embriaga recordando que una vez estuvo a punto de juntar cielo y tierra en un mismo escenario : Esta cama de dos plazas que todavía tiene que terminar de pagar - en cómodas cuotas de sangre ajena y lágrimas pesadas como mercurio. -
DORMI
CONMIGO. Dejame contarle al mundo que a veces llueve oro detrás de la ventana. Dejame contarle que a veces la noche tiene tantas luces que hasta el invierno parece Año Nuevo. Dejame ser todopoderoso, indestructible, eterno. Dejame escribir la canción que aún no escribí, esa que tarareo de memoria sólo para tu oído y luego me la olvido. Dejame convertirme en ave, en ángel, en suspiro de gigante. Dejame ser dueño del momento. Dejame ser un visionario, que entre tus piernas encuentre el secreto, que entre tus labios encuentre el secreto, que entre tus ojos encuentre el secreto. poder contarle al mundo (con la seguridad que otorga la sabiduría de tus letras) que a veces es posible. Se buena, concédeme un deseo. DORMI
CONMIGO. Para que si mañana amanezco nuevamente solo poder, por lo menos, quedarme con el recuerdo de tus postales del paraíso. Para que si mañana amanezco a tu lado poder convencerme que todo el dolor de este parto tuvo sentido. Y así, de la forma que fuese, contigo o sin tí, a partir de mañana pueda yo dedicarme a trovar por el mundo que el AMOR existe y comparte un cartel gigante con las letras de tu nombre. Sé buena. No me dejes que trae aparejada la ignorancia y el deseo ardiente de querer conocer qué hay más allá de este silencio. Concédeme un deseo. Dormí conmigo esta noche y volvamos metáfora lo que cualquiera vería como un simple descanso del día - en esta ciudad ajena a mi desgracia o a mi felicidad - . Volvamos poesía esta almohada compartida y celebremos con un HIMNO DE GEMIDOS la retirada triunfante de esta soledad, (para que por lo menos por un momento no haga más mal del que ya ha hecho).
DENTRO
DE LA PIEL. Podría dedicarme a contar las estrellas, a hacer sombras chinescas. Podría mandar un currículum a la NASA, solicitando el puesto de barrendero importado de Sudamérica. Podría desovillar y ovillar mil veces una madeja de 100 kilos de lana, cantando “la felicidad jajaja”. Podría quitar las telarañas del cuadro, desinfectar el inodoro y el bidet, pegarle una lavada a los vidrios de la ventana. Podría hacer un curso de títeres, de cocina, de mimo, de yoga en algún centro cultural barrial. Podría hacer flexiones de brazos, leerme la Biblia o la guía telefónica, drogado. Podría recitar poesía para un público ausente. Podría meterme adentro de la piel. Podría calcular cada cuánto pasa el colectivo por la puerta de mi casa, después de las doce de la noche. Podría ser feliz pensando que soy un gato que vaga por las terrazas a la espera del inevitable balazo. Podría suponer que creo en Dios, o que alguna vez nos volveremos a encontrar en el paraíso. Podría mandar varias cartas al programa de Susana, a ver si alguna vez en mi vida gano algo. Podría imaginarme desnudo cruzando la Nueve de Julio. Podría salir a buscar trabajo de peón de albañil, o de ché pibe en una agencia de Remises. Podría enamorarme de un maniquí. Podría alquilarme una porno. Podría salir vestido de mujer a dar vueltas a la manzana. Podría pelearme con mi sombra y decirle cosas ridículas. Podría ir a una disco y bailar arriba de un bafle con un cartel que diga “REALMENTE
ESTOY AL PEDO EN EL MUNDO”. Podría meterme adentro de la piel. Podría ir ahorrándome unos pesos comprando la nueva promo de Coca-Cola. Podría decir que soy Superman y tirarme del balcón a ver si vuelo. Podría sentarme a reflexionar. Podría ir a rezar a la Iglesia de Luján oraciones sabidas de memoria. Podría comprarme un billete del Loto a la espera de que la fortuna golpee mi puerta. Podría conseguirme una puta por $15. Podría dejarme las rastas y pintarme de negro, o hacerme judío, mormón, vegetariano, drogadependiente, skinhead, punk, concheto, hippie esotérico, asesino en serie, pacifista, defensor de indios, feminista, policía. Podría deprimirme con los problemas sentimentales de la Suller, alegrarme porque se viene la Navidad, sentirme indignado porque nos boicotearon la final del Mundial del ’90, cuando al Diego le cortaron las piernas. O podría meterme adentro de la piel, y permanecer inmóvil deteniendo mi mirada en un punto fijo de la noche. Podría masturbarme. Podría ver que dan por Cable. Podría tomarme el bondi hasta el Correo Central y pasear por el Centro. Podría sonreír para la foto. Podría quedarme quieto aguantándome la respiración. Podría comer sandía con vino. Podría ser libre en un sueño de pastillas o de bebidas. Podría escribir poesía. Podría presentarme en una productora de películas para hacer la versión Argentina y berreta de Romeo sin Julieta por falta de presupuesto. Podría encerrarme en un manicomio. Podría acusarme con la policía por un crimen inventado para la ocasión. Podría encadenarme a la cama. O podría meterme adentro de la piel y permanecer inmóvil durante todo el tiempo que sea necesario hasta que mengue todo este dolor con los ojos y los párpados hacia adentro, para que ni las paredes se enteren de que en el fondo me desangro en un llanto desconsolado. Y ahora cómo le explico a este tonto corazón, que todo este juego absurdo estuvo escrito así desde un principio. Y ahora cómo le explico que era mentira la eternidad a tu lado, la perpetuidad de tu aliento, la inmortalidad de tus besos. Si todavía no sé cómo decirle no pierdas las esperanzas, a sabiendas de que todo está acabado. Si todavía no sé cómo frenarlo, cuando alocado por tu ausencia se abalanza contra la tormenta e intenta bañarse para despabilarse, de lo que supone una pesadilla, demasiado parecida a la realidad. Si todavía ni siquiera sé cómo sugerirle, que se vaya haciendo a la idea de que quizás algún día seas sólo patrimonio del recuerdo. Decime, decime cómo le explico a este tonto corazón, semejante maraña de sentimientos, Cómo le meto en la cabeza, que no jodió a ningún dios, pero que así estaban echadas las cartas de antemano ? Cómo le explico que todo esto le sirve de experiencia, que todo este tiempo no fue perdido, que toda esta historia no fue en vano, sino que fue un puente entre una etapa y otra de la misma vida ? Si todavía no sé cómo contenerlo, entre tanto sobresalto y sorpresa que se lleva a diario. Si todavía no sé cómo calmarlo. Mintiéndole que todavía queda algo por luchar, mientras se me debilita con cada golpiza sucesiva. Si cada vez que intento abrir la boca para sugerirle que quizás algún día no estés, me jura que de Amor se muere. Cómo le digo, decime vos cómo le digo, que no fue él, ni las circunstancias, Que tu ausencia no es provisoria, que lo seguís queriendo pero allá lejos, que vos cruzaste el puente y nunca te vas a olvidar de él, que no te cansaste de su latir viejo sino que simplemente un corazón nuevo nunca viene nada mal. Cómo se lo digo ?, decime vos cómo se lo digo. Si cada vez que intento sugerirle que quizás algún día no estés, jura que se muere de amor. Cómo le digo, que ya te fuiste ?, sin morirme lentamente a sabiendas de lo que estoy matando de un tirón. Gito
Minore Gito Minore: Naciò en Abril de 1976 en Buenos Aires, Argentina. Publicò sus
primeros libros de poemas "Emociones Alternas" y "La copa
rota" en 1995. En 1996 publicò
"Noventas" al que le siguiò "Walking Alone" en 1997 y
"Fuego en el Pecho" en 1999. En 2002 grabò junto
al mùsico Gustavo Zavala su primer cd de poemas recitados "Fuego en
el Pecho", recientemente reeditado por el sello Kain y Abel diskos (
Bolivia ). Todas sus obras fueron publicadas de forma independiente. ·
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