YO PERMANEZCO AQUÍ, LEJOS
Yo permanezco aquí, lejos, en la orilla
opuesta a donde tú estás. Estoy aquí, a un vuelo del océano, muerto, dentro de mi piel cansada, en esta soledad definitiva que es la vida, cadáver.
Estoy aquí, para nada. Ya lo sé.
En el surco desvaído del destino, ajeno a que el tiempo resbala, se va, y uno queda preso en mitad de la nada.
Pero oculta en las solapas del reloj
estás tú, envuelta en aroma de canela en rama y ponche de guayaba, tal vez algo atrapada en la burbuja de un sueño o instalada en la tristeza mansa y gris que provoca la lectura del poema.
Estoy aquí. Al otro lado, en el hangar
secreto de un bus que pasa sin parada, en unas lágrimas que no sé quien llora y que afluyen delirantes en cascada.
Y a pesar de este hondo río de amargura
y este frío... aun sueño con asomarme a tus ojos de loco arco iris sin fondo y ayudarte a rescatar el horizonte. |