Tú y yo somos.

Soy sólo tiempo en ti detenido.
¡Tú, el tiempo que en mi se detiene,
manecillas del reloj que se ha detenido
oculta en nuestros amaneceres!
Yo queriendo ser el recuerdo mismo,
tú queriendo en vano ser el olvido
y olvidarnos amor ya no se puede.

Somos altura, juntos al precipicio
que se niega en peligro a caerse.
Somos juntos, sólo el mismo latido
latiendo secretíos en pena de muerte.

Encuentros de amores prohibidos.
Silencios de lunas en anocheceres.
tú eres fuego en la piel, maldito;
yo sólo permito vuelvas y me quemes.

Tú eres distancia del pasado perdido
y soy hambruna de tus deseos fuertes.
Oleajes de espumas en tus caprichos
sobre costados durmientes de la mente.

Eres cual ansiada roja copa del vino,
tomándose muy despacio, aprisa siempre.
Somos huellas sin final ni principio,
entregas de locuras en caminos verdes,
donde se afloran en deseos los sentidos
cuerpo a cuerpo que a juntarse vuelven.

Somos amantes deshojándose en sí mismos,
sobre sombras tenebrosas inconscientes.
Tú eres mañana que en mi hoy se ha dormido
y yo el ayer despertándote otros amaneceres.
Somos agua en correntías del mismo río,
¡donde de entregas nos ahogamos siempre!

Zuleika Merced

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