MEMORIA DE LOS MUELLES Para Manuel Guillermo Ortega, Por la amistad y la poesía. “Sobre las ondas de la mar salada” Francisco de Quevedo. I Hace tiempos que busco La palpitación de los muelles El recinto de las heredades Recibiendo la sal sombreada De misterio Aún no la encuentro en sus canteras Ni en su intemperie transparente Sé sin embargo Que aparecen en los mapas Que tienen una extraña corriente De sombras De arena que a ratos Arrebata las pupilas O que precipitan el vacío Que dejan los cuerpos Cuando parten Bajo los siete círculos del anhelo Uno transita delirante Esa inasible tormenta de las olas Que en abierta audacia Emprenden el vuelo Hacia el umbral De la nostalgia Nostalgia que nos llena la piel De fugitivos demonios Y sombras que aspiran al silencio Más poseso que conozco Hace tiempos que busco En plena mar Esa frontera Donde las luciérnagas Hechizadas cantan La dispensa sinfonía del viento La trama abierta De los ojos cerrados La cápsula del diluvio Que ahoga con su mortaja Impensable Sé a fin de cuentas Que los muelles respiran Tras espejos milenarios Y estampan largas miradas Sobre magnéticos jeroglíficos Por eso son otra ventana Donde se oficia La espesura humana Que se vierte sobre el agua Sé que son un temblor perenne Donde uno se baña Con el azogue múltiple De los sentidos Y la fosforescencia de los sueños. 24102003 “No duermes. No. No duermo” Juan Ramón Jiménez II Ha sido un largo viaje Recorrer La memoria de los muelles La noche que cae de los ojos El humo cansado Que va girando en el aire No sé quién hizo estallar Los alelíes blancos de las olas No sé qué humano territorio Habita el agua Que se siente el sigilo Tembloroso de la carne Y el trueno de los labios Buscando los senos de la luz La soledad en los muelles No tiene límites Hay siempre una sensación Sin itinerarios Calla el aliento en el tiempo Con su vocación ardiendo En el suplicio del espacio Calla la lengua de las gaviotas Cuando bebe el filo del agua Hormiguea la materia Cuando el horizonte De verdad se desnuda Sobre el lomo de los peces Así son los muelles que mojan mi memoria Así son las huellas del espejo de los muelles Que elevan mi psique Como un barrilete De lunas inefables. 25102003 “Yo fui tu centinela que te veló en el alba”, Gonzalo Rojas. III Corrientes de espuma Vuelan deshechas Y desgarran la madera ¿A dónde van los muelles con sus espectros mortales? ¿A dónde las pupilas que se pierden en esa crestería de trashumana porcelana? ¿A dónde las ventanas con las que juega la brisa como las hojas de un libro gastado? ¿A dónde va la voz que quiebra su lozana eufonía cuando parten los barcos cuando emprenden su itinerario por ese largo hilo azul que borra toda huella? No lo sé pero seguramente Anclarán en una estación Donde cada quien Le arranca sueños Y conversaciones a las estrellas Hasta que desaparece el musgo De las piedras No lo sé pero seguramente Habrá un beso sutil en los encajes Abiertos del cielo Y un abrazo soltando pájaros De tristísimos ojeras No sé quién lanzó el relámpago Desnudo de los muelles Sobre un destino que busca pechos Que sostengan la fantasía De un navío en las pupilas No lo sé… Octubre 28 de 2003. “Inmóvil firmamento del silencio, una garganta eres que respira”… Jorge Millas. IV En plena oscuridad Los muelles parecen ataúdes El silencio respira Con los recuerdos de sus transeúntes Allí queda prendida Una garganta Rutilante Monótonamente horadada Por las olas Que al desparramarse Escapan De su cuerpo ensimismado En plena oscuridad Los labios se estremecen Sobre los muelles Que tienen siempre La fugacidad luminosa De los gozos terrenales Pero también Ese largo brazo de las permanencias Que destella Como un bosque El rumor de lo humano En ellos fundé ciudades Y relámpagos Pasos en la esperanza Y ojos Y manos Y soplos Remansos de ojos encendidos Besos ardiendo como pájaros erguidos Celestes pianos Sobre el césped Blanco de la espuma En ellos fundé el sonido De las palabras Y las gaviotas Y la puerta Hacia el espejo de los viajes. 28102003 “Soy el viajero que pasa entre abrazos ajenos y sonrisas”… Dulce María Loynaz V Pasan pasajeros corriendo como potros Sobre los ojos salados de los muelles Hay vértigos y delirios a bordo Hay transpiración y escalofríos Hay tanta sangre creciendo Hay penas y vidas cansadas Hay tristezas que giran en las pupilas Hay simplemente sombras que gritan sobre las olas Hay zapatos gastados Hay días espesos de niebla como los fracasos Hay madera mojada y metales Hay gangosidades que babean como bocinas Hay lluvias conyugales mojando la carne Hay sílabas que se lleva la brisa Y otras que perduran en las entrañas Hay un inmenso afán de asir las olas Hay un mar que nos da su lengua Hay huracanes que gotean desde los cuerpos Hay sal que escapa del insomnio de los siglos Hay pañuelos ondeando sensatamente sus monólogos Hay olvidos remotos rechinando sombras Hay aves cansadas en las manos Hay demonios invocando indiferencias Hay cenizas que dejan los cuerpos cuando parten Hay besos que dejan una herida profunda Del tamaño del océano Hay murallas sin embargo Que cierran los cuatro puntos cardinales Hay cabelleras que flotan como los sueños En la memoria Hay memorias que llevan los sueños Colgando la alegría en sus alas Hay memoria que pasa por puertas y ventanas Junto a “muelles fríos”. André Cruchaga |