PEQUEÑOS
RECUERDOS. “¡Mamá! Estoy
cerca de ti en este momento, ¿me escuchas?” Oigo
unas silenciosas palabras que salen de tu boca. ¡Creo
que sí! Tus
ojos me lo dicen aunque tu cuerpo no pueda moverse. “¡Mamá! Quiero
decirte lo mucho que te quiero. ¿No
sientes mi boca en tu frente?” ¡Creo
que sí! Tus
manos me lo dicen. Parte de ti quiere estrecharme y
no dejarme ir. “¡Mamá! Son
muchas las cosas que quiero contarte de
nuestros recuerdos de mi infancia. ¡Cómo
ves! Ahora
está muy lejos pero no puedo olvidarla, es
parte de mí. Los
momentos felices que pasamos juntos en
las Navidades. De aquel regalo de santa que no llegó. ¡Fue un milagro!,
¡AH!, COMO RESOLVISTE EL PROBLEMA y
salieron al fin, para
que pudiera jugar con mis amigos. ¡Brincaron
de gusto las canicas! Me
acuerdo de mi primera
bicicleta, como me impulsaste para que subiera. Como
me dolía separarme los lunes para ir a la ciudad a la escuela; ¡no
se olvida!, lloraba al partir y
gritaba de gusto al regresar. Me
decías: ¡listo de nuevo! Y
no se diga como preparabas los animaluchos
de mi cacería especialmente
para mi comida. ¡Cómo
me gustan tus guisos! ¡Oh!,
te acuerdas de mis mascotas como
lloraba de gusto al verlas, y
como me preocupaba por si algo les pasara. ¡Que
sustos llevábamos! También
fuiste mi apoyo, te acuerdas que por mis travesuras
me defendías junto con mis hermanas de
mi papá para que no me castigara. ¡Cómo
las quiero!” “¡Mamá! Estás
dormida. ¡Bueno! Mañana
vengo y seguiremos platicando de nuestros pequeños recuerdos.”
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