LEÑA PARA MI FUEGO

 

 

 

 

 

Claro aroma a hierba entre mis éstos y aquellos,

a madera cuerpo girando en mis misteriosas raíces,

en la redondez de mi polvo ardiente

junto a mis manos muy lejos de la nieve;

pero no es para siempre,

el canto del gozo pronto dormirá en la espera

y llorará que de nuevo se exciten las llamas del fuego.

 

 

No hay heridas que sangren olvido,

sólo quiero que mi árbol se queme

en eternos mismos infinitos inciensos:

sólo el olor a las ramas de olivo,

a las hojas en constante vuelo

cubriendo los sueños en flores del paraíso

y a la dicha de verde oliva.

 

 

Hay un calor de sufrimiento negativo

en el aire toneladas de humo

seguidas de dos figuras abrazándose

que empieza a ser el cielo acostándose

en pleno día,

sembrándose hasta la función quieta

y sin ruido apagando una a una las estrellas

que con nuestras bocas habíamos prendido. 

 

      RICARDO SERNA G.