DEJA Deja que las horas lloren a mares tus encantos, que canten todas las temporadas en primavera [y de amor griten mientras dure el único y perfecto abrazo donde [está es eterno; deja brincar el corazón al gusto de la blancura [para oír que vive, que el olor con el sabor de las lluvias primeras ya [de tranquilidad abran el libro del fuego de la hoguera donde queme [los deseos; ¿no ves que estoy perdido como el viento y que tengo las hojas vacías sin tu cuerpo? Deja mirar las mágicas manos tocar las sensaciones, que vibren de pasión juvenil de nuevo mientras los sueños duermen porque la realidad [ruge; deja cruzar la cálida flor susurrando: soy tuya, y desciende, luz de luna, hasta el último suspiro, cambia el color de la herida por una rosa vestida [de feroz frescura. Ricardo Serna G. |