SONETO (24)




Tenía un vaso de sed para aplacar domingos,
Y una persona sin ojos que vestir por las mañanas.

Tenía una edad que se perdió en el calendario,
Un perchero de madera donde colgar las dudas
Y el bastón; una nota amarilla que cayó
De un libro antiguo sin cubiertas
Y la mancha de una lágrima en un surco
De vinilo.

Tenía un pie torcido y una distancia despierta,
Una mano que esparció el magma de las rosas,
Una herida sin sutura, un diálogo con nadie;
Este trozo de amor donde imprimir ausencias
Y el cadáver de un beso asesinado en mis labios.

Ya no tengo más que el préstamo de unas horas,
Un bolígrafo que entiende de metáforas,
Palabras como balas que me alcanzan;
Mi pie torcido, las dudas y el bastón,
Y ese lecho tan triste
Donde mi cuerpo se olvida.