SONETO




Tengo un amor presente en cada olvido,
un sueño perforado en cada huella,
una frívola luna que destella
en un segundo azul más detenido.

Ser fervor de un invierno indefinido,
sentir el mar tal ansia que se estrella
hecho espuma de vidrio en la botella
con la huida de un sol estremecido.

Piedad de agobio y sed, la boca ajena
condensa la niebla en la piel desnuda
y en un sudor antiguo se condena.

Amarga es la distancia que no duda,
adelgaza tu jardín hasta la arena,
y en un rincón aéreo me saluda.