Y
a pesar de todo calladamente lloramos,
Las
pestañas quitan las nubes sedientas,
Esconden
las huellas de los secretos distraídos.
Es
como locura en el mundo de la amargura,
Es
como trance cabalgando en sus gritos
Hasta
completar mil palabras moribundas;
Es
que, duele sin matar el surtidor de las heridas.
Porque
el cuerpo se desgarra en pedazos,
Se
hunde en la injusticia de la noche;
Y
su terca fantasía de carnavales
Espera
otorgar el artificio que atesora:
Miradas
de aguaceros colores de su tierra.
Y
a pesar de todo calladamente lloramos,
La
fuente de los ríos lentamente desaparece,
Y
se oye disfrazada de sombras hechizadas.
Pero
la calma abre la lejanía
Gestándose
los caminos de lumbres invisibles
Hasta
llegar al plato del mendigo cansado;
Es
que, duele sin matar el surtidor de las heridas.
Porque
la furia del divorcio de la noche y el día,
A
fuerza de querer morir con su misma espada
Toma
firmemente la empuñadura
Del
montón de hojas del recuerdo
Con
máscaras de funerales de la vida.
RICARDO SERNA G.