Estrellas y dinteles

 


Asombradas estrellas tocando los dinteles,
testigos sonrientes de tus palabras y las mías.
He vuelto a encontrarte en un recodo del camino,
después de algunas lunas que quedaron dormidas.

La rosa que un día cortaste a la orilla del río,
compañera constante de mis sueños más queridos,
no ha perdido el perfume y aún conserva el rocío
como mi alma, cuando tu corazón latió con el mío.

Amor entregado jugando en arenas lejanas
de algún lugar que quizás compartimos,
mirando felices las olas salvajes
que traviesas, mojaban tu cuerpo y el mío.

Los más bellos poemas nacieron en ese estío;
lunas de colores fueron testigos de lo que sentimos
al darnos cuenta que entre olas y arenas,
despertamos al amor que estaba dormido.

Seguiste tu camino; yo, soltando tu mano, seguí el mío,
buscando en la noche indiferente un signo,
sangrándome los dedos escarbé las arenas mudas,
buscando las huellas que dejaron tus pies y los míos.

Las palabras que no tenían eco, recobraron el sonido,
brotaron en torrentes, como el cauce infinito de los ríos,
salpicaron las nubes calladas, para encontrar...
el mismo sentimiento... sólo el mío...

 

 

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