Jazz y café

Se ha puesto aquél vestido azul
una simple cadena al cuello
una rosa en el cabello
y en sus mejillas un leve carmín.

Toma su bolso, la última mirada al espejo
una sonrisa en sus labios bermejos
un suave perfume a lilas,
y sale a la cita, en el café de la esquina.

Un piano en jazz ilumina el rincón
con sus notas de melancolías de puertos
un saxofón le secunda
con notas de tristeza y contento.

Un hombre espera en silencio
sumido en sus propios pensamientos,
un cigarro le acompaña y un café que bebe lento
mira la hora y la puerta, esperando que pase el tiempo.

Un beso en la mejilla, imprevisto,
un saludo, un roce, una voz en el concierto, 
lo sacan de sus pensamientos, se pone de pié contento,
respondiendo risueño al suave beso.

Se atropellan las palabras, las ideas, los sueños,
se miran y entienden que es una cita,
concertada hace mucho tiempo
 a media luz, hablando en silencio.

Sigue el piano desgranando notas,
el saxofón en su lamento,
y en un café de la esquina, celebran dos amigos,
el haberse encontrado, después de mucho tiempo.

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