ðHwww.oocities.org/es/ciribarne2000/historia.htmwww.oocities.org/es/ciribarne2000/historia.htm.delayedxÜ{ÕJÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÈŠ‘PÕOKtext/htmlp1yTáPÕÿÿÿÿb‰.HFri, 07 Jul 2006 08:29:57 GMTMozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *Û{ÕJPÕ Las niñas perdidas de China

 

 

 

Las niñas perdidas de China (parte I) (Información de los foros)


En 1979, ante el extraordinario índice de crecimiento demográfico de su población, que se acercaba a los mil millones de habitantes -un quinto de la población mundial- el gobierno de la República Popular China decidió establecer una severa política de planificación familiar, que consistía en restringir la reproducción de las parejas a un sólo niño. La política se llamó "Una familia, un niño". Para reducir la fecundidad, el gobierno impuso multas a los padres que tuvieran más de un niño, aumentó la edad para contraer legalmente el matrimonio y exigió la utilización de métodos anticonceptivos como el DIU, el aborto y la esterilización definitiva. La política fue efectiva en la reducción de la tasa total de fecundidad. Si bien el objetivo planteado era no superar los 1.200 millones de habitantes para el año 2000 y el censo de ese año reveló que la población se acerca a los 1.300 millones -lo que podría entenderse como un fracaso del programa-, se estima que de no haberse implementado esta política el país actualmente estaría habitado por 1.600 millones de personas (actual proyección de la población de China en el año 2050). Sin embargo, lo que este programa favoreció, a lo largo de 24 años, fue el ocultamiento y exterminio masivo de millones de niñas -el género indeseable en la sociedad china- antes o después de su nacimiento, y la consecuente erradicación de su potencial reproductivo.

Cuando en 1979 el gobierno chino, preocupado por la población en aumento y la escasez de alimentos y agua para abastecer a toda la nación, comenzó a limitar la reproducción a un hijo por pareja, muchos intentaron que ése único hijo fuera un varón. El programa contemplaba algunas excepciones: en las zonas rurales se autorizaba un segundo hijo para ayudar en las faenas del campo, si la primogénita era una mujer, y sólo después de pasados varios años del nacimiento del primero; a ciertas minorías étnicas se les permitía tener hasta tres hijos.

La preferencia del hijo varón es tradicional en China. Algunos estudios sugieren que el recorte en el número de mujeres ya era un dato en las crónicas de la China Imperial y la era republicana. Los hombres heredan el linaje y se ocupan de cuidar a los padres durante su vejez. Las mujeres se casan y se dedican al cuidado de su familia política. A lo largo de distintas épocas y situaciones, las familias chinas usaron el infanticidio para afectar el tamaño y la composición de género de sus familias. Debido a la actual limitación impuesta del hijo único, muchas parejas sólo tienen una chance legal de tener un hijo y deciden confiar en las máquinas de ultrasonido para identificar los fetos y abortar a las niñas. En las zonas rurales -donde viven aproximadamente dos tercios de los casi 1,300 millones de habitantes- el programa admite un segundo hijo, pero si la primogénita es mujer, con frecuencia se aborta a la segunda niña hasta obtener el varón deseado, o se la abandona apenas nacida.

Más del 90 % de la población infantil que custodian los orfanatos son niñas abandonadas -muchas de ellas, segundas hijas de familias campesinas- entre 1 y 4 años de edad. Muchos campesinos consideran que sería una gran deshonra para sus ancestros no tener un heredero masculino. A menudo, las parejas cuyo primer hijo fue varón firman el certificado de un niño por familia, mientras que aquellos cuyo primer hijo es una niña continúan intentando tener un niño, exponiéndose a pagar multas irrisorias, o, como ha ocurrido en áreas rurales alejadas de centros poblados, la destrucción de la vivienda por parte de oficiales de Planificación Familiar. En el condado de Rongshui, un área muy pobre donde las etnias miao y dong son mayoría, los padres que tienen más de dos hijos deben pagar una multa de unos 6.000 dólares, aunque el ingreso anual promedio de los campesinos es de apenas 60 dólares. A modo de ejemplo, los habitantes de Tibet tenían un ingreso promedio de 938 dólares anuales en 2002, el más alto de las 11 provincias, municipalidades y regiones autónomas de China occidental. En Yunnan, entretanto, el ingreso promedio anual per cápita fue de 919 dólares.

 

Las niñas guardadas

En medio de una revisación de rutina, realizada a un ómnibus interprovincial en un peaje de la ciudad de Binyang, provincia sudoccidental de Guangxi, la policía china halló, un cargamento de 28 bebés encerradas en maletas y escondidas en la bodega y tras los asientos del coche. Una de las niñas estaba muerta. Todas presentaban signos de hipotermia y habían sido drogadas para evitar el llanto. La más chica tenía unos pocos días de vida, y el resto no superaba los tres meses de edad. Entre los 20 sospechosos arrestados por el hecho, la mayoría eran mujeres de mediana edad de Binyang. Nadie reclamó a las bebés. De acuerdo a un oficial de policía involucrado en la investigación, posiblemente el motivo de este tráfico se debiera a las políticas de planificación familiar impuestas por el gobierno, ya que, con el fin de evitar las multas y tras haberse -probablemente- excedido en el número reglamentario de hijos, los padres hubieran intentado librarse de las niñas por un algo de dinero, destinándolas al tráfico de órganos o, con mejor suerte, a la adopción ilegal, a menudo ejercida por parejas infértiles.

 

Una familia, un niño

La primera campaña de planificación familiar se había lanzado en 1972. En aquel entonces las mujeres en China tenían un promedio de casi seis niños. La campaña, desarrollada bajo el lema “no al matrimonio juvenil, mayor espaciamiento entre embarazos y menos niños”, sugería que las personas debían esperar más tiempo para contraer matrimonio y tener hijos, prolongaran el tiempo transcurrido entre un embarazo y otro y tuvieran familias más chicas. La evaluación de este primer acercamiento a la planificación familiar fue positiva. El mensaje sobre el control de natalidad había llegado a las masas y durante los años siguientes la fecundidad descendió, de 5,8 niños por mujer en 1970 a los 2,7, alcanzados en 1979, cuando se implementó el programa "Una familia, un niño".

En 1984 el programa exigió que la edad legal para contraer matrimonio se elevara de 18 a 20 años. La edad recomendada oficialmente ha sido mayor: 23 para las mujeres de las áreas rurales y 25 para las de áreas urbanas. De acuerdo a Shen Yim, investigador del Departamento de Estadísticas Demográficas de Beijing, desde 1982, la edad del matrimonio ha sido, en promedio, de más de 20 años en todas las provincias de China.

La evaluación oficial de la política de planificación familiar insiste en los resultados positivos. De acuerdo a China Internet Information Center, "gracias a la práctica de la política de planificación familiar, la gente ha cambiado sus conceptos sobre el matrimonio, la procreación y la familia, y acepta la política de los casamientos y procreación tardíos y de poco número y la eugenesia", al tiempo que se "libra a las mujeres de procreaciones frecuentes y cargas familiares pesadas, y mejora la salud materna e infantil". Según Zhang Weiqing, ministro de la Comisión de Planificación Familiar Estatal, la política de un solo hijo -que prometía mantener la población del país por debajo de los 1.300 millones de habitantes antes del 2000- evitó 330 millones de nacimientos en las últimas tres décadas.

El programa de reducción de fecundidad ha sido exitoso en su objetivo de reducir la tasa de natalidad. En áreas urbanas tales como Beijing y Shangai, por ejemplo, la política se ha acatado. En las áreas rurales, entretanto, se alcanzó un promedio aproximado de dos niños por familia. Sin embargo, los efectos de esta política ya están determinando un absoluto desequilibrio entre las poblaciones masculina y femenina. Los 24 años de implementación de esta política ahora revelan que la población femenina ha disminuido notoriamente, y que la media registrada en todos los países -por cada 105-106 varones nacen 100 niñas- no se cumple en China, donde en la actualidad nacen 116,9 niños cada 100 niñas.

El índice de masculinidad en China, de acuerdo a estudios y censos, se ha elevado sostenidamente desde fines de 1970. La proporción por sexos comenzó a desequilibrarse a fines de 1980, cuando las máquinas portátiles de ultrasonido llegaron a aldeas y zonas de difícil acceso en China. En la provincia Hubei el número de niños nacidos por cada 100 niñas aumentó de 107 en 1982 a 109,5 en 1989. En 1995, alcanzó 130,3 niños por cada 100 niñas. En 1998, el diario Shanghai Express informaba que una encuesta gubernamental manejaba la proporción en 120 por cada 100 niñas.

La proporción de natalidad femenina se controla a través de distintos recursos: la omisión deliberada en el registro de las hijas mujeres en censos y estudios estadísticos, infanticidio, abandono, negligencia criminal; aborto selectivo.

 

El procedimiento es simple

En China existen más de 200.000 clínicas y consultorios "locales" que cuentan con modernos aparatos de ultrasonido. De acuerdo a un artículo publicado por el diario mexicano La Jornada, en Ping Yu, las mujeres entrevistadas plantean que "el procedimiento es simple", ya que ni siquiera es necesario viajar las 100 millas al noreste para llegar a Beijing. Pueden ir simplemente a la ciudad de Shi Du, a menos de media hora de ómnibus donde los médicos tienen fama de estar dispuestos y de contar con los recursos para hacer el análisis que permita decirle a la madre el sexo de su futuro hijo. Si bien el aborto seleccionado por sexo está prohibido, el examen por ultrasonido, que determina fácilmente el sexo, es cotidianamente conseguido mediante soborno.

Según Chen Shengli, representante de la Comisión Estatal de Planificación Familiar, en las clínicas públicas de la provincia, el ultrasonido debe ser administrado por dos médicos, que deben jurar por escrito que hicieron el análisis por razones médicas. En la provincia de Shandong, donde la proporción entre los sexos ha llegado a ser de 125 varones por 100 mujeres, se empezó aplicar, en enero de 1999, una nueva ley prohibiendo a los médicos la posesión de aparatos de ultrasonido e incluso hacer abortos. Los aparatos de ultrasonido bidimensionales sólo pueden establecer el sexo de un feto en el cuarto o quinto mes de embarazo. Esto determina que se realicen abortos tardíos, con complicaciones de salud permanentes para las mujeres intervenidas.

Aunque los técnicos en ultrasonido no digan específicamente si se trata de un niño o una niña, pueden sonreír o fruncirse para indicar el sexo del feto, declaró el investigador chino Chu Junhong en la publicación estadounidense Population and Development Review. De acuerdo con las estadísticas oficiales, el 97,5% de los bebés abortados son niñas.

 

Las niñas ausentes

El censo 2000 en China contó aproximadamente 12,8 millones de niñas menos en las cohortes nacidas entre 1980 y 2000 que las que hubieran nacido si China tuviera tasas de natalidad respecto al sexo normales y patrones de mortalidad independientes de la condición de género. Entre estas 12,8 millones de niñas existen, por un lado, las que están verdadera y definitivamente perdidas (las víctimas de abortos selectivos, de negligencia y abandono luego del nacimiento, las adoptadas por matrimonios extranjeros que las llevan al exterior) y las nominalmente perdidas (no contadas en los censos, excluidas de los registros estadísticos), quienes están vivas pero escondidas de los conteos de población. De acuerdo al informe Los efectos de las "niñas desaparecidas" en el crecimiento demográfico de China, publicado por Cai Yong y William Lavely en la Universidad de Washington, un tercio de las nominalmente ausentes está "escondida" y dos tercios están realmente ausentes de la población, lo que significa que el número de niñas verdaderamente perdidas nacidas entre 1980 y 2000 es aproximadamente de 8,5 millones.

Según el informe de Yang y Lavely, la influencia a largo plazo de las niñas ausentes en la población es considerable, puesto que su potencial reproductivo también se pierde. Se puede suponer que las niñas que ya faltan pueden reducir la futura población china en 3,2% en 100 años. Esto implicaría que la población de China dentro de 100 años sería un 5,4 % menor que lo que hubiera sido si las niñas nunca hubieran faltado. Y si las cifras de las faltantes en el año 2000 continuaran por 100 años, la población de China se reduciría un 13,6%.

No más de un tercio de las nominalmente perdidas en el rango de edades entre 0 y 4 años estaría escondido. Esto significa, según Yang y Lavely, que el número de niñas verdaderamente ausentes en las cohortes de nacidas entre 1980 y 2000 es de 8,5 millones. La publicación "Análisis Internacional" propone un número aún mayor: estima que a partir de las políticas de planificación en China "dejaron de nacer" entre 10 y 20 millones de niñas. "Esta estimación es útil, porque, a diferencia de las niñas escondidas, las verdaderamente ausentes nunca van a la escuela, nunca se suman a la fuerza laboral, nunca se casan y nunca tienen niños. En virtud de su ausencia tienen efectos demográficos reales", apuntan Cai y Lavely.

La influencia en el crecimiento no aparece tanto en la eliminación directa de las niñas de la población, sino por la eliminación de su potencial reproductivo. Una niña ausente no sólo no contribuye con el total de población, tampoco lo hará su hija, ni la hija, ni la hija de su hija. De acuerdo a las conclusiones de este informe, el potencial reproductivo de las niñas verdaderamente perdidas se pierde para todas las futuras generaciones.

 

El estado de la población en China

China tenía 1.294.377.000 habitantes en 2002. La población está desigualmente distribuida geográficamente. El 95% de la población vive en la mitad sudoriental del país. El gobierno central ha tratado de estimular la migración al noroeste, ofreciendo incentivos económicos a quienes se muden al Tibet, Qinghai y Gansu. Esta política ha creado un conflicto étnico entre las poblaciones no hans en el noroeste y los inmigrantes hans, quienes reciben mejores pagos y beneficios. Entre 1982 y 1990 la población urbana china aumentó de 21% a 26%. Actualmente, 36% de los pueblos chinos son habitantes urbanos. Se estima que entre 700 y 800 millones de personas viven en áreas rurales.

Las tasas de fecundidad varían enormemente entre áreas urbanas y rurales. Si bien actualmente la tasa global de fecundidad total del país es de 1,82 hijos por mujer, sus valores varían enormemente dentro del territorio. Mientras que en las zonas urbanas las tasas no superan 1,2 hijos por mujer, en las rurales las mismas no bajan de 2,5 hijos por mujer. Sin considerar la inmigración como variable capaz de alterar el número de habitantes de China, la población urbana en la franja de edades entre 25 y 35 años disminuiría en el correr de la próxima década, cuando la generación del "único hijo" alcance la adultez. Se estima que la población del país será de 1.600 millones para el año 2050.

La tasa de crecimiento en China se redujo promedialmente un 1,07% por año entre 1990 y 2000. En 2001 era de 0,88%. Si bien China ya ha avanzado en la transición demográfica -reduciendo las tasas de natalidad y de mortalidad-, igualmente cada año el número de nacimientos excede el número de muertes por cerca de 9 millones.

 

El Estado de la Población Mundial

El Estado de la Población Mundial es un documento actualizado anualmente por Naciones Unidas. De acuerdo a este documento el crecimiento poblacional mundial se ha desacelerado, y eso es atribuido en parte a "los esfuerzos de los últimos 30 años para crear conciencia sobre los peligros de una superpoblación". Si bien se señala que la tasa de crecimiento va a seguir cayendo en el correr de las próximas décadas, la alta tasa de fecundidad del pasado determina una inercia demográfica que genera aproximadamente 80 millones de nacimientos por año.

En lo que refiere a la estructura por edades de la población, de acuerdo al informe, en varios países europeos las personas mayores de 60 años actualmente conforman el 20% del total de población, en 2050 serían el 35 %, y en 2100 el 45%. En 2050 el porcentaje de personas mayores de 65 en China se triplicaría del 10% actual al 30%. Estos cambios demográficos tendrían importantes repercusiones económicas ya que significaría que, para entonces, no habría en este país más que 3 trabajadores por cada ciudadano pasivo, mientras que ahora hay 10.

En 1960, el mundo tenía 3 mil millones de habitantes; en 1987, 5 mil millones y en 1999, 6 mil millones. Se supone que la población mundial llegaría a un pico de 9 mil millones en 2070, y desde entonces comenzaría un declive hasta alcanzar, en 2100, aproximadamente 8,4 mil millones de personas

 

Los niños perdidos de China (parte II)

 

Obesidad, egoísmo y soltería forzosa serían algunas de los rasgos que padecen los actuales niños y jóvenes chinos, hijos únicos consentidos de una generación que se vio obligada a reproducirse sólo una vez. Se estima que en los próximos veinte años 40 millones de hombres jóvenes chinos no podrán casarse ni concebir una familia, porque no habrá suficientes esposas para hacerlo. Entretanto, cada año se registra la desaparición o secuestro de miles de mujeres chinas, condenadas al tráfico de prostitución o matrimonio por parte de quienes especulan con la carestía femenina. Estas son algunas de las consecuencias que enfrentan los niños y jóvenes nacidos luego de 1979, año de implementación en China de la política de planificación familiar "Una familia, un niño".

Durante las décadas de 1960 y 70, el entonces presidente Mao Zedong (Mao Tse-tung) estimuló la conformación de familias numerosas, porque consideraba que una población pujante podría proveer la fuerza laboral fundamental para que el país se encaminara hacia la modernización. Sin embargo, a mediados de la década de 1970 se hizo evidente que esta teoría fallaba por lo menos en un punto: por cada par de manos de trabajo se sumaba una boca para alimentar. La escasez de alimentos y la superpoblación extendida a lo largo del país hizo que la infraestructura de China colapsara, y los gobernantes debieron tomar medidas para contener la explosión. En 1979 se lanzó el programa de planificación familiar "Una familia, un hijo", con severas penalizaciones a quienes ignoraran la norma del hijo único (en áreas rurales se permitía un segundo hijo si la primera era mujer, para que ayudara en las faenas del campo; a ciertas minorías étnicas se les permitía tener hasta tres hijos).

Los padres chinos de hoy en día tienen varios hermanos, pero no tienen más de dos hijos. En áreas urbanas, la política del hijo único es estrictamente cumplida: en caso contrario, a los hijos "excedentes" se les puede negar atención médica y educación gratuitos. Los padres pueden ser multados por una cantidad equivalente a diez años de sueldos e incluso pueden perder sus trabajos. El cumplimiento de la ley tiende a ser más laxo en áreas rurales, donde se precisan más trabajadores para asegurar una temporada de cultivos buena y una cosecha exitosa. Las familias que no pueden afrontar las multas sienten una fuerte presión social y económica para hacer abortar a sus hijas (a través de aparatos de ultrasonido), las abandonan -y muchas veces las condenan a la muerte por negligencia-, o, con mejor suerte, las dejan en un orfanato, donde serán criadas o lograrán emigrar, adoptadas por parejas de extranjeros. De acuerdo a datos revelados por la CIA, ya en 1996 el índice de natalidad de China se había estabilizado en 1,7%. El índice actual de natalidad es de 1,82 hijos por mujer. La superpoblación descontrolada terminó hace más de 20 años.

Ahora, la política del hijo único ha creado un escenario distinto: el número de mujeres por hombres ha disminuido notablemente: nacen 116,9 niños cada 100 niñas, mientras la media registrada en todos los países es de 105-106 varones cada 100 niñas. Las consecuencias de la desigual población masculina y femenina en China son graves, y apenas muestran su verdadero alcance. Este programa ha generado una transformación en la estructura familiar de la nación.

 

Hijos únicos consentidos

De acuerdo a un estudio publicado en 1995 por Strom y Strom ("La pequeña familia en China") en la Revista Internacional de la Infancia, en la actualidad los padres y madres de China tienden a pensar que deben sacrificar su felicidad personal por el bien común, al concebir familias tan diferentes de las que les dieron crianza a ellos. De acuerdo a los investigadores, las encuestas revelan que el 75% de las parejas urbanas entrevistadas preferirían tener dos hijos antes que el forzado único hijo. La política del hijo único redujo dramáticamente el número de nacimientos en China. Las familias chinas fueron tradicionalmente grandes. Según el informe, es muy común la percepción de que el único hijo está solo y que carece de oportunidades para interactuar socialmente. Esta inquietud parece ser bien fundada, de acuerdo a los analistas que detectan, en China, el "síndrome 4-2-1": cuatro abuelos y dos padres extremadamente indulgentes y sobreprotectores dedicando su tiempo, expectativas e ilusiones en una "generación emergente de niños malcriados, perezosos, egoístas, egocéntricos y obesos" (D. Dean, julio de 1992, "Los pequeños emperadores", Los Ángeles Times Magazine). La obesidad y los problemas de conducta que padecen los hijos únicos de China se suman a otro factor desencadenado por la sobrepoblación masculina: la escasez de mujeres jóvenes provoca, en la actualidad, una situación de soltería forzosa en los hombres, el aumento de la prostitución y el tráfico de novias.

 

Alimentación: la lactancia prolongada y la obesidad

Si bien en varias partes del mundo la disminución de los índices de fecundidad y la emancipación femenina de su tradicional papel de ama de casa y las oportunidades laborales fuera del hogar -además de los populares sustitutos alimenticios de la leche materna- han conspirado contra la práctica tradicional de dar el pecho a los niños durante un período prolongado, las madres chinas no han perdido el hábito. Según un estudio realizado por el Dr. Zeng Yi, subdirector del Instituto de Investigaciones Demográficas de la Universidad de Beijing, las madres chinas suelen dar el pecho a sus niños por períodos que se extienden más allá de los dos años, especialmente en áreas rurales. Este aumento del tiempo de lactancia estaría absolutamente vinculado con la declinación en la fecundidad: las mujeres chinas tienden a amamantar a su último hijo por tiempo más prolongado. La política de un hijo por familia ha tenido el efecto inesperado de extender los períodos tradicionales de alimentación.

La lactancia prolongada no incidiría tanto en el problema de sobrepeso que sufre, de acuerdo a datos que publicaba en 2000 el periódico China Daily, entre el 5 y el 10% de hijos únicos chinos, como el consentimiento de que son objeto los menores, que crecen siendo foco de atención y expectativas de padre, madre y cuatro abuelos. Según un artículo publicado en la revista digital Salon por Jack Boulware, el creciente número de niños obesos podría enfrentar, en un futuro, una sexualidad con dificultades. De acuerdo al periódico chino, el porcentaje de obesos podría duplicarse en los próximos diez años. El consumo excesivo de calorías y la falta de ejercicio podrían ocasionar, en estos niños, un daño permanente en sus vidas sexuales, dado el desarrollo anormal de sus órganos.

Los depósitos de grasa que se acumulan en los cuerpos de los niños de entre 7 y 12 años podrían retardar el desarrollo de sus órganos sexuales, advierte Li Jiqi, profesor de la Universidad de Ciencias Médicas de Harbin (HMSU), en el norte de China. En los casos más graves, algunos de los niños podrían eventualmente tener dificultades para llevar una vida sexual normal y hasta podrían volverse estériles. El profesor de HMSU Bai Qingzhi agrega que los niños que pesen 20% más de lo normal podrían ser considerados obesos, y con frecuencia el peso de los niños chinos se sitúa en más del 50% del peso promedio para su edad. Los doctores y nutricionistas advierten que la obesidad conduce a una variedad de problemas de salud, incluyendo alta presión arterial, enfermedades cardiovasculares y diabetes. Según Li, las enfermedades vinculadas a la obesidad ocurren en 90% de los niños con sobrepeso y 50% de las niñas.

Ge Keyou, director general del Instituto de Nutrición de China, señalaba en el artículo publicado por Salon que, más allá de las advertencias de especialistas de la salud, será difícil que una población que mantiene la fuerte creencia de que es una fortuna tener un bebé gordo tome conciencia del peligro que corre la infancia obesa en el país. Analistas opinan que el número creciente de niños y adolescentes obesos podrían significar la primera amenaza sanitaria para China en el siglo XXI. Desde 2002, sin embargo, en Asia cunde el flagelo de la SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo), o neumonía atípica.

 

Chicos de su casa

Un elemento importante en el programa de control de natalidad establecido en 1979 era postergar el momento del casamiento y embarazo de las parejas. Desde 1982 la edad promedio para contraer matrimonio se elevó a más de 20 años en todas las provincias de China. En 1984 la edad legal para el matrimonio aumentó de 18 a 20 años en 1984. La edad recomendada, entretanto, es mayor: 23 para las mujeres de áreas rurales y 25 para las que habitan en zonas urbanas. Según un estudio realizado por el Dr. Zeng Yi, Subdirector del Instituto de Investigaciones Demográficas en la Universidad Beijing, a pesar de que el momento se ha retardado, todavía están intactas ciertas costumbres tradicionales alrededor del matrimonio. Los matrimonios concertados, por ejemplo, fueron declarados ilegales por las Leyes Matrimoniales introducidas en 1950 y enmendadas en 1980; sin embargo, en áreas rurales todavía se practica esta costumbre. De acuerdo al sondeo de Zeng Yi, las encuestas indican que la participación de los padres en las decisiones relacionadas con el matrimonio ha disminuido (el 50% de las encuestadas de Beijing señalaron que sus padres no participaron en las decisiones vinculadas con sus matrimonios). La ceremonia familiar tradicional persiste, así como también la convivencia del matrimonio con la familia del marido aún luego del casamiento. Según este estudio entre 70 y 85 % de todas las parejas entrevistadas vivieron con sus padres algún tiempo después del matrimonio. Sin embargo, se detecta un ligero aumento de la costumbre de vivir con la familia debido al casamiento a edad más avanzada. Por otro lado, las encuestas indican que la participación de los padres en las decisiones relacionadas con el matrimonio de los hijos ha disminuido.

Según Nancy Riley y Zhen Jian, dos investigadores que participaron en el estudio sobre fecundidad conducido por el Dr. Yi, "lo que parece estar sucediendo en las decisiones matrimoniales en China es que, si bien los padres actualmente no tienen un control absoluto sobre el matrimonio de sus hijos, (como era el caso en generaciones anteriores), los jóvenes tampoco están necesariamente eliminando a sus padres del proceso". Aunque la independencia de los hijos jóvenes adultos ha venido aumentando en las últimas décadas, en China aparece el fenómeno de la interdependencia reforzada entre los miembros de la familia. A contramano de la tendencia moderna de atomización de la estructura familiar y el progresivo y temprano alejamiento de padres y de hijos, la familia china se concentra actualmente en el núcleo de los progenitores por tiempo prolongado, no sólo porque es más difícil que los hombres logren encontrar a una mujer para que sea su esposa (la escasez produce un gran desequilibrio y faltan novias), sino porque incluso una vez casados la pareja tarda en cambiar de hogar.

 

Chino soltero busca

En las próximas dos décadas 40 millones de hombres jóvenes chinos no podrán casarse, establecerse o comenzar familias, porque no habrá suficientes esposas para hacerlo, advierte un informe publicado por USA Today, que apunta que el creciente número de hombres solos habitando aisladas aldeas rurales podría implicar una amenaza para el orden social. De acuerdo a un informe realizado por Hudson y Den Boer de la Universidad de Kent y divulgado por la publicación International Security, en el año 2020 China tendrá entre 29 y 33 millones de hombres solteros de entre 15 y 34 años. Otros estiman que en 2020 serán 40 millones los solteros, conocidos en China como guang guan (se trata de un número superior a la actual población femenina de Taiwán y Corea del Sur juntas).

Los solteros serían, de acuerdo al informe, los "perdedores en la competencia social" de China. El gobierno chino está alarmado por la superpoblación de solteros. "Es un índice peligroso", dijo Ren Yuling, un delegado del Comité Político Consultivo del Pueblo Chino, a China Youth Daily. "Estos números significan que alguna gente nunca satisfará su necesidad de tener una esposa, entonces se mueven a territorios peligrosos".

Las mujeres chinas se han vuelto más selectivas. Los hombres pobres se quejan de que las mujeres son muy exquisitas. "Antes, eran los hombres quienes elegían mujeres", dice Liu Xicheng, de 21 años, un empleado residente en Beijing, originario de la provincia de Hebei. "Ahora son las mujeres las que eligen a los hombres. Algunas tienen estándares muy altos. Es muy difícil casarse". Yang Yudong (22 años), obrero de la construcción en la ciudad industrial de Wuhan, opina que sus posibilidades de casarse son nulas. "Si quieres casarte debes tener dinero", señala. "El dinero que gano ahora -70 dólares por mes- no es suficiente", dijo en un reportaje publicado por USA Today. Este fenómeno deja a los hombres más pobres y menos educados de China en situación de desventaja. Entre los hombres solteros de áreas rurales, por ejemplo, el 97% nunca terminó su educación secundaria y el 40% son analfabetos

A veces la violencia estalla entre los inmigrantes. Los investigadores señalan que la conducta agresiva es común entre hombres jóvenes conviviendo juntos, lejos del contacto con las mujeres y lejos de sus casas. Los inmigrantes son responsabilizados por el aumento de la delincuencia en las ciudades. La revista china Beijing Luntan había anunciado en 1997 que sería "inevitable que ocurran crímenes sexuales como el matrimonio forzado, el tráfico de novias, la bigamia, la prostitución extendida, la violación, el adulterio, la homosexualidad y conductas sexuales desviadas". La prostitución ya es epidémica en China. El tráfico de novias es común en áreas rurales. Una novia puede ser vendida a aproximadamente 600 dólares en la provincia de Hebei. A veces las novias consiguen escapar.

Según Hudson y Den Boer, el elevado número de hombres solteros ya había afectado a la sociedad china antes. A mediados de 1800, por ejemplo, la rebelión Nien se desató en la provincia de Shandong, donde había 129 hombres por cada 100 mujeres. En aquel tiempo, 25% de los hombres chinos no se había casado nunca porque las niñas ya entonces eran víctimas del infanticidio. Incapaces de encontrar esposas, varios solteros de Shandong se dedicaron al bandidaje y luego lideraron una rebelión contra la reinante Dinastía Qing. Los 100.000 rebeldes Nien controlaron el territorio, con 6 millones de habitantes. Al gobierno le llevó 17 años dominarlos.

 

El tráfico de novias

En el año 2000 los gobiernos de China y Vietnam firmaron un acuerdo para luchar contra el tráfico de mujeres. Cada año decenas de miles de niñas y jóvenes chinas y del sudeste asiático son condenadas a ejercer la prostitución o el matrimonio forzosos. Engañadas con promesas falsas, vendidas por su familia o secuestradas, son sometidas a la esclavitud. Autoridades vietnamitas indicaron que serían más de 10 mil las mujeres vietnamitas vendidas a hombres chinos. Sólo 1.800 habrían logrado escapar y volver a su país, acompañadas, en muchos casos, por los hijos que habían tenido con el esposo -secuestrador- chino. La escasez de mujeres chinas hace que las de países vecinos sean muy codiciadas, tanto para la prostitución como para el matrimonio.

De acuerdo a la Organización Mundial para la Migración, un grupo de ayuda intergubernamental con sede en Ginebra, en el sudeste asiático viven en condiciones de esclavitud unos trescientos mil niños y mujeres. Las víctimas son, generalmente, campesinas pobres, dispuestas a aceptar cualquier oferta de trabajo. Es frecuente que sean los propios padres quienes las venden, poco después del nacimiento. El nacimiento de una primogénita en el seno de una familia campesina china significa, muchas veces, que la segunda (y última) oportunidad sólo está reservada para un hijo varón, fundamental para que el nombre de la familia sea preservado y que durante la vejez los padres estén debidamente cuidados. El nacimiento de una segunda hija se percibe como una calamidad.

El precio de una novia robada es variable, pero se estima que el valor oscila entre los 600 y mil dólares, precio equivalente a varios años de trabajo, pero de todas formas menor a la dote que un hombre debe pagar a los padres de la esposa potencial. Ante la carestía de mujeres, los padres muchas veces especulan alzando el precio de la dote.

En febrero de 2002 el periódico Los Angeles Times informaba que, de acuerdo a estadísticas gubernamentales, en 1999, 6.800 mujeres chinas habían sido declaradas como raptadas o desaparecidas. En el artículo se señalaba lo dudoso de esta cifra, que según expertos estaría muy por debajo de la realidad. Ese mismo año fueron rescatadas 7.660 mujeres; varias volvían con hijos.