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Los peseros, la salsa del tráfico urbano por superficie



Los peseros son esos artefactos que milagrosamente, quizás todas las referencias religiosas que portan los choferes en el interior de sus unidades ayude, nos trasladan de un lugar a otro de la ciudad.
Objeto de innumerables relatos, éste que firma Emiliano Pérez Cruz ofrece algunas pinceladas sobre estos curiosos vehículos, aunque cuando hablamos de peseros bien se podría escribir un libro pues material para narrar es lo que sobra.





Peseros     "Hora tras hora, día tras día, por las calles de la ciudad los urbanitas transitamos y levantamos la mano para que la combi también llamada pecerda o el microbús (microbio) nos levanten. Abordamos y a los apretujones en estrechos pasillos con el cuello doblado, a alguien se le ocurrió que en país de chaparros, podemos aspirar a enanos. Los microbuses llevan en sus entrañas al conductor de agilidad infrahumana, que debido a sus malas artes se estrella o vuelca; también cuenta con dos o tres seres que se dirigen a la gente con amabilidad gangsteril: Pasajes, pasajes... A ver-a ver, p'atrás; pasándole p'atrás hay tele. Mentira, si acaso hay dos gangosas bocinas con las que cumbias y salsas adulteradas horadan los oídos de los viajeros con destino al barrio, la colonia, la ciudad perdida. Aunque no lo crea, los conductores son humanos, gustan del rock, que puede ser klínex (úsese y tírese); chamagoso, como el de los punks nacionales; olden but golden nacionales y de Abasolo las fronteras; de la Trevi(ño) o Alejandra Guz vía los casetes derechos o piratas, o de plano desde la radio... Van que vuelan combis y microbios por calles y avenidas, porque "primero muertos que llegar tarde". Los conductores le pellizcan a la cuenta y dan el toque personal a la unidad: colocan cortinitas de terciopelo guinda y en medio un Cristo o una Virgen de Guadalupe que les alumbra el camino y les lleva al pasaje con bien a su destino; las calcomanías con leyendas cábulas abundan en algunas unidades: "Para el vino y las mujeres, trabajamos los choferes", "Sigue de frente y verás, que en la trompa te darás". Nada del otro mundo, más bien aspiraciones del gremio chafireteril. Aún se conservan los "Asiento reservado", generalmente para las nenorronas que dan batalla a estos ases del volante o para usuarias del servicio que el chofer y sus canchanchanes consideran dignas de tal sitio. No accesorios para colocar los cigarros, la coca-cola familiar, anteojos y revistas, carteles de mujeres desnudas. Lo que nunca faltará al abordar un pesero, sea combi o microbús, será la emoción, el suspenso que otorga el saberse en manos de un chofer que lleva la vista fija pero no descuida los detalles del exterior, sobre todo si de minifaldas y piernas se trata"
Emiliano Pérez Cruz
Rutas de pasión