Las
mentes que la concibieron, sus creadores, nos provocan una constante admiracion,
al advertir las enormes dificultades que habran debido superar para diseñar
una estatua de semejantes dimensiones, guardando su armonia y seguridad...
sin gruas ni sofisticadas tecnicas.
Nada
mas que manos, martillos, fraguas, escaleras, rampas... todo a "pulmon",
aunque si es cierto que una herramienta fue la absoluta protagonista: la voluntad
y el orgullo, la satisfaccion con que este pueblo erigio jubiloso su estatua,
emblema de su libertad, simbolo de su independencia.
Pues
a ella, su libertad y autodeterminacion y en agradecimiento a los dioses,
es que estaba consagrada la estatua, celebrando la victoria del pueblo rodio
frente al invasor.
Quiza
por esto nos resulte "El Coloso" aun mas atractivo que las demas
esplendidas "Maravillas del Mundo Antiguo", cuya construccion de
por si, ya se nos semeja mas agobiante.
No nos
abruma aqui la idea de ejercitos de esclavos arrastrando piedras bajo el latigo
infernal de un capataz, dejando la vida en pos de una obra de la que hablara
la posteridad pero que celebrara mas que a sus arquitectos o a su pueblo,
a un despota, rey o faraon.
Y hay
algo mas que hemos de apreciar a medida que conozcamos la historia, y es la
inteligencia de sus dirigentes a traves de su historia que permitieron que
su cultura pudiera expresarse de esta manera, que alcanzara tal nivel de desarrollo.
Capaces
y pragmaticos, mas democraticos que muchas 'democracias' de veinte siglos
despues, los rodios se adaptaron a la evolucion de los acontecimientos politicos;
generosamente brindaron libertad y tolerancia y a traves de ellas, prosperaron
y crecieron intelectual y artisticamente; vivieron en paz y fueron coherentes.
Eso es
lo que nos admira del "Coloso", mas alla de su grandiosidad o riqueza.
Es su radiante y majestuosa belleza, simbolo victorioso del refinamiento de
una cultura y como orgullosa alegoria de la libertad de un pueblo; de su progreso
y su sabia administracion.
Y es
en estos momentos, tan felices, y tan tristes a la vez, por los que atraviesa
la humanidad, que nos decepciona el advertir que poco importa a quienes dirigen
sus destinos aprender, comprender y recapacitar; el hecho de invocar a aquellos
mismos y antiguos dioses, a Helios mismo, fuente de luz y de vida; a los espiritus
de quienes concibieron esta exquisita y soberbia obra que ilumino a los seres
de veinte siglos atras; para que sepan socorrernos y brindarnos su sabiduria
y su sensibilidad.
Para
recuperar la belleza y la paz, para reencontrar el camino del progreso, la
tolerancia y la generosidad; para ser dignos herederos de su sentido de eternidad.
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