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CUBANACÁN.

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HISTORIA ECONÓMICA DE CUBA 

PARTE IV DESARROLLO Y DECADENCIA DE LA ECONOMÍA ESCLAVISTA (1659-1886)

CAPÍTULO XVI. LA ECONOMÍA TABACALERA

16.1. Difusión de las vegas por el territorio

16.1.1. Importancia de este fenómeno en la formación agraria. Las vegas naturales 16.1.2 Distribución y variaciones de localización: primeros cambios de uso de la tierra.

16.2. Los vegueros

16.2.1. Caracteres. Tipo de explotación. Dependencia de comerciantes y hacendados 16.2.2. La resistencia frente al monopolio y a los hacendados.

16.3. Industria y comercio tabacaleros.

16.3.1. Las piedras y los molinos de tabaco. 16.3.2. El Estado. Su organización. Efectos sobre el cultivo. Los diputados de los vegueros.16.3.3. Los cambios en el comercio internacional y las transformaciones de la industria a fines del XVIII.

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16.1. Difusión de las vegas por el territorio

16.1.1. En el capítulo X se examinó la forma en que se produce la penetración de la agricultura en el interior fértil. Ya sabemos que a fines del XVI y principios del XVII una gran parte del país, especialmente las tierras mejor situadas (sobre las costas) están ocupadas por latifundios ganaderos; a mediados del XVII este proceso de "latifundización" se ha consumado prácticamente en la región occidental, que, como hemos dicho en otra oportunidad, se anticipa en su desarrollo a las demás regiones del país. Por lo tanto, a partir de 1640, más o menos, la ocupación económica del interior será realizada fundamentalmente por la difusión agrícola que ya había comenzado a fines del XVI. En esta difusión tiene gran importancia la vega de tabaco y para que se difunda por el interior, actúa como fuerza impulsante la oposición de los latifundistas ganaderos que, a golpes de acuerdo del cabildo habanero, despojan a los vegueros de sus tierras cercanas a la ciudad. Los vegueros tienen que "emigrar" hacia el interior.

Esta "emigración" constituye un hecho de suma importancia, pues representa un proceso de colonización mucho más vigoroso que la penetración de la ganadería, una intensificación del proceso pues la agricultura, como es sabido, aumenta y concentra la población; supone sobre todo, un factor de disolución o quebrantamiento del latifundio primitivo.

No debe olvidarse que el tabaco comienza a constituir un producto de creciente exportación desde principios del XVII, razón por la cual un minúsculo pedazo de tierra dedicado a su cosecha produce una renta posiblemente mucho más alta que la ganadería. De ahí el interés de los latifundistas por: 1) desalojar a los vegueros para dedicarse ellos directamente al tabaco y, 2) dar sus tierras en arrendamiento o a censo a los vegueros, obteniendo de este modo una renta apreciable.

Estos hechos no están desvinculados, sino que, por lo contrario, forman una unidad pues los latifundistas atacan a los vegueros para desalojarlos o para obligarlos a pagar renta o cánon de censo como ocurriría hasta mediados del siglo XIX.

Los reiterados ataques contra los vegueros producen la emigración de éstos hacia el interior siguiendo el curso de los ríos.

Los vegueros de la época establecían sus sembrados en las vegas naturales, o sea, en los terrenos llanos, fértiles y húmedos producidos por la sedimentación de residuos que arrastran las aguas fluviales. Más tarde, en el siglo XIX, se llamaría vega a toda finca tabacalera aún cuando no estuviese situada a orilla de río alguno. Los primitivos agricultores preferían estas tierras porque tenían buena provisión de agua potable, buena comunicación (por medio del río) y gran fertilidad.

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16.1.2. Se observan dos ofensivas de los latifundistas: una, antes de 1620 y otras hacia 1650. Esto explica que hacia la última fecha indicada ya se nota la presencia de vegueros y vegas en zonas más bien alejadas, como Guane (P. del Río) y Güines; aún más, a fines del siglo, hay vegas en el curso del río Sagua la Grande y al norte de la actual provincia de Oriente (Mayarí y Tánamo). Las zonas más cercanas a La Habana no son totalmente abandonadas por las vegas; pero una parte de ellas se pueblan de cañaverales e ingenios, que también producen una alta renta, razón por la cual muchos de los latifundios ganaderos se subdividen en fincas azucareras.

Por otra parte, la zona de agricultura de estancias, o sea, de minifundios productores de alimentos agrícolas para la población urbana que va creciendo a medida que La Habana se transforma en una gran ciudad, también tiene que ir alejándose de la zona en que se estableció primitivamente, porque muchas de esas estancias se transforman en espacios urbanizados.

De modo que, por razón de la estructura latifundista del agro, se produce a lo largo del siglo XVII y en la primera mitad del XVIII una como onda de emigración de la agricultura. Esto provoca en las zonas más antiguas el fenómeno del cambio de uso de las tierras. Tierras de agricultura de subsistencia cercana a la ciudad se transforman en urbanizaciones, como ocurre hacia 1730 en lo que es hoy la calle Zanja y la calle Monte; tierras de agricultura tabacalera se transforman en tierras cañeras en el seno de las grandes haciendas cercanas a la ciudad.

Hay pues , durante los años que corren entre 1659 y 1780 una auténtica lucha por el control de las tierras más cercanas a la ciudad y más fértiles, las cuales desde fines del XVI están en poder de los latifundistas ganaderos, de la primitiva oligarquía colonial. Esto origina un entrecruzamiento de formas de explotación de la tierra que se reflejará sobre el latifundio ganadero primitivo, el cual comienza a disolverse, a subdividirse (1).

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16.2. Los vegueros

16.2.1. ¿Qué son, quiénes son los vegueros?. Debemos aclarar que la gran masa de los vegueros son inmigrantes procedentes de las Islas Canarias, las cuales durante los siglos XVI, XVII y XVIII tienen el privilegio de comerciar con América y particularmente con las Antillas, sin necesidad de pasar por el puerto de Sevilla, centro del monopolio mercantil español. Estos "isleños" son agricultores en su patria de origen y continúan siéndolo en Cuba, donde ya la oligarquía se ha apoderado prácticamente de toda la tierra a fines del XVI. Llegan a Cuba y se internan hacia el interior, buscan tierras fértiles y allí se instalan, sea en realengas, como sucedió en Santiago de las Vegas, o sea en latifundios, en cuyo caso tienen que pagar renta. Son buenos agricultores; trabajadores, sobrios, rutinarios, perseverantes, cuyas virtudes dan el carácter a la gran masa campesina de Cuba.

Aprenden rápidamente a cultivar el tabaco. Al parecer, la tradición agronómica de los indios predomina en el cultivo.

A diferencia de los que sucede en las trece colonias inglesas de la América del Norte (o sea, en Virginia, actual Estado de los EE.UU) donde el cultivo del tabaco se realiza sobre bases latifundiarias y con gran empleo de esclavos, el cultivo en Cuba se realiza en pequeñas fincas y casi sin empleo de esclavos. La razón de estas diferencias puede radicar en el hecho que el comercio del tabaco de Virginia se organiza desde el principio sobre bases masivas de tipo capitalista muy definido, mientras que en Cuba la producción primero se destina al consumo interno y va creciendo lentamente, a medida que aumenta el mercado exterior. En los actuales Estados Unidos, los que se dedican al cultivo del tabaco son auténticos terratenientes capitalistas, mientras que en Cuba, donde los grandes terratenientes prefieren la ganadería y la producción de azúcar, los que se dedican al tabaco son pequeños agricultores. No pueden por consiguiente emplear gran número de esclavos.

Por otra parte, los vegueros caen bien pronto bajo la dominación de los comerciantes y de los hacendados. De los comerciantes, porque los vegueros, especialmente los de La Habana, dependen de ellos al objeto de exportar su cosecha; de los hacendados latifundistas porque a ellos tienen que pagarle renta por las tierras. A veces ese hacendado es la iglesia. Los comerciantes compran la cosecha para exportarla; de este modo manejan los precios según conveniencia. Prestan anticipadamente a los vegueros sobre el valor del producto y, por consiguiente desde una época tan remota, los vegueros están ligados a determinado comerciante refaccionista, como ocurriría hasta el triunfo de la revolución (2).

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16.2.2. Estos vegueros se caracterizan por su espíritu combativo. Desde fines del XVI están librando batalla contra los latifundistas. Por eso cuando hacia el 1680, el fisco se interesa en monopolizar toda la cosecha de tabaco cubano y se producen las primeras compras globales, los vegueros manifiestan su descontento y, en algunos casos, dejan de sembrar tabaco. En verdad, el monopolio del tabaco por parte de la hacienda del rey se basa en el pago de precios más bajos que los que pagaban los comerciantes.

Más tarde cuando se promulga la real cédula de 1717 que establece formalmente el monopolio del tabaco, los vegueros se lanzan en contra de las autoridades, toman La Habana y obligan a los altos funcionarios coloniales a huir a España. En 1721 y en 1723 se producen dos nuevos movimientos de los vegueros, terminando el último de ellos por una feroz represión.

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16.3. Industria y comercio tabacaleros.

16.3.1. Aún cuando la exportación de tabaco cubano durante el XVII se realiza especialmente en rama, hay desde entonces, una industria tabacalera sencilla que depende de las orientaciones del consumo de los mercados europeos. En dos formas se consume el producto: en picadura, para pipas, propio del Norte de Europa y de las capas más pobres de la población francesa y española; en rapé o polvo, predominante en Francia, Italia, España y en las clases aristocráticas especialmente. Cuba, por razón de sus vinculaciones se especializa en polvo o rapé. El polvo o rapé se fabrica en piedras y molinos de tabaco. Los hay desde la primera mitad del XVII; pero van aumentando con el decursar de los años a medida que crece el comercio. En Cuba posiblemente además de consumirse en las formas impuestas por el gusto europeo se fabricaban con carácter doméstico o casero en tabaco o puro, quizá el antecedente del actual veguero.

A principios del XVIII, el desarrollo súbito del comercio con Europa, especialmente Francia, y el aumento del consumo en España, produce un alza económica general que dura hasta el 1720, más o menos, durante la cual se fundan cerca de veinte molinos de tabaco (además de unos cien ingenios) todos en las cercanías de La Habana y en Matanzas. Estos molinos posiblemente utilizaban la fuerza hidráulica porque se situaron particularmente a lo largo del río Almendares. Pero el estanco decretado en 1717 acabó progresivamente con esta industria, a tal punto que hacia 1760 solamente quedaban tres molinos propiedad del fisco y uno del Marqués de Jústiz en Matanzas. Esta prohibición se proponía fortalecer la posición monopolista de las fábricas reales que había en España fomentadas activamente por la orientación económica "colbertista" de la monarquía española.

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16.3.2. El estanco o monopolio se organizó en 1717 sobre la base de una superintendencia de tabacos encargada no solamente de comprar la hoja sino también de asignar cuotas a las diversas zonas, de acuerdo con el consumo que la propia real cédula del estanco fijaba. Había además factores, o sea, delegados del estanco en todas las ciudades para encargarse de la gestión del monopolio. Pero la sublevación de los vegueros de ese mismo año produjo alguna modificación aunque no sustancial. De todos modos hacia 1730 el fisco abandonó esa política, concediendo la compra del tabaco de Cuba a comerciantes o arrendatarios privilegiados, grandes personajes de las cortes como el marqués de Casa Enrile o Don José Tallapiedra. Después de 1740 se le concedió a la Real Compañía de Comercio de La Habana. Al perder ésta su privilegio en 1760 se organizó la superintendencia estatal, restableciéndose el monopolio en forma parecida a la de 1717.

En esta segunda etapa se organizaron factorías o delegaciones por todo el país. Los vegueros, a su vez, habían ido creando una institución defensiva que ahora funcionaría plenamente. Se trata de los diputados de los vegueros de cada zona; especie de representantes o apoderados que discutían con las autoridades de la superintendencia y de las factorías todos los problemas de precios, regulación de las cosechas, monto de las mismas, y sobretodo, el problema de la tierra, pues los hacendados continuaban hostilizando a los agricultores para que dejaran sus tierras o pagaran rentas o censos.

Puede afirmarse que la factoría de tabaco contribuyó grandemente en esta etapa a fijar las normas del cultivo en las diversas zonas del país, precisándose entonces la diferenciación entre el producto del occidente, del centro y del oriente.

Sin embargo, el efecto del monopolio fue contrario al desarrollo de la producción; por otra parte, produjo una cierta concentración del cultivo, pues las condiciones en que se encontraba con los vegueros era desfavorable a éstos, de modo que hacia 1770 ya había vegueros o terratenientes de cierta importancia o caudal económico. El veguero pobre no podía resistir la política de explotación y de demora en los pagos que lo obligaba a caer en manos de los usureros, pues las remesas de dinero para comprar las cosechas venían de México y a veces demoraban varios meses en llegar.

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16.3.3. A fines del siglo se habla francamente de la necesidad de proteger al veguero para que no se arruine totalmente la producción. Entonces, ocurren los primeros cambios de orientación del consumo, pues el uso del polvo o rapé va decayendo y lo sustituye el cigarrillo, cuya industria era, en aquellos tiempos, doméstica, o sea, con tarea realizada a domicilio y para un mercado restringido. También empiezan a difundirse los tabacos o puros. Esto liquida totalmente la industria de los molinos de tabaco cuyos restos no desaparecerán hasta 1820, más o menos, y da inicio a la industria moderna del tabaco, que trataremos en capítulo posterior.

BIBLIOGRAFÍA

1. RIVERO MUÑIZ, JOSÉ.- Op. ci., cap. VII

2. ORTIZ, FERNANDO.- Op. cit.

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