CAPÍTULO
VIII. EXPLOTACIÓN DE LA TIERRA: AGRICULTURA Y GANADERÍA
8.1 El período inicial
8.1.1 Agricultura de subsistencia. El conquistador: necesita que
produzcan otros lo que su hambre requiere. 8.1.2. Continuidad agrícola
por el sometimiento de los indios. 8.1.3. El casabe,
supervivencia indígena.
8.2 Nuevas fuentes de energía
8.2.1. Especies vegetales
importadas: su variedad y su escasa importancia en el XVI. 8.2.2. Aprovechamiento
ganadero: su organización.
8.3 Las grandes líneas de la colonización pecuaria
8.3.1. El empuje ganadero y su ruta por el interior.
8.4 Las grandes líneas de la colonización agrícola
8.4.1. La penetración a l
interior. El cinturón agrícola de las ciudades. 8.4.2. Difusión del tabaco
y su cultivo. 8.4.3. La expansión del
cultivo cañero.
8.5 Desarrollo agrícola y luchas agrarias
8.5.1. La agricultura de
subsistencia y la "saturación" de mercedes: la "reforma"
del oidor Cáceres (1574). 8.5.2. La subdivisión del
latifundio primitivo. Alianza entre el latifundio ganadero y la agricultura
comercial. 8.5.3. Vegueros contra
hacendados ganaderos hasta el auto del gobernador Salamanca (1659).
Repercusiones de la difusión de los cultivos sobre el latifundio primitivo.
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8.1 El período inicial
8.1.1. En primer término, o sea, cuando los conquistadores llegan a una
región americana necesitan que otros hombres produzcan lo que su hambre y su
afán de lucro exige. Los conquistadores y los primeros colonizadores no vienen
a explotar la tierra por sí mismos; y en muchos casos, aunque así fuera,
requerían que los cultivos conocidos por ellos estuvieran
"avecindados" en América o, en su caso, que los cultivos de plantas
indígenas les fueran familiares. Todo ello suponía n período de aprendizaje o
de experiencia sobre los recursos naturales de la América. Pero mucho más
importante fue el factor social. En efecto, los conquistadores y los
colonizadores no vienen a establecer a la América relaciones sociales nuevas, o
sea, diferentes de las que hay en Europa y, por consiguiente, vienen a dominar
a los aborígenes, a explotar su trabajo al igual que del otro lado del
Atlántico las clases dominantes explotaban el trabajo de las mayorías:
campesinos, artesanos, etc.
De inmediato hay un esfuerzo por transformar la agricultura de los indios en
una ocupación destinada a garantizar la subsistencia del colono. Ya hemos
mencionado la situación de hambre de los colonos en La Española (Santo Domingo-
Haití) antes de 1500 relatada vivamente por fray Bartolomé de Las Casas en su
Historia de las Indias. Claro está que tales recursos agrícolas de subsistencia
son monopolizados por algunos de los colonos- que tienen indios repartidos-
para organizar el primer gran negocio mercantil de la historia americana:
venden productos al colono que no ha obtenido indios ni tierra y, además, a los
barcos que comercian por el Mar Caribe o que vuelven a Europa. Esto explica la
gran importancia primitiva del comercio de casabe o "pan de la
tierra", en Jamaica, en La Española, en Cuba y en la pequeña de Cubagua
(Antillas Menores).
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8.1.2. Este impulso inicial hacia una agricultura lucrativa de solvencia
supone una continuidad de la explotación indígena de ciertos productos.
Implica, además, la continuidad de la tradición técnica indígena, pues son los
indios los que trabajan la tierra. De inmediato, lo único que aportan los
europeos es la exigencia de un trabajo más intenso, de un rendimiento más alto
del trabajador indígena, factor muy imortante en la extinción física de los
habitantes de América.
Este cuadro de los primeros años se reproduce en Cuba desde el momento en
que llega Diego Velázquez con su hueste. En las primitivas
"vecindades" con indios que los colonos obtienen como botín lo que
predomina es el trabajo, la técnica y los productos indígenas.
Los españoles explotan esas "vecindades" en forma de estancias.
La estancia representa una forma intensiva de sacarle provecho a la tierra.
En la estancia por lo pronto hay ganado porcino y algunas cabezas de ganado
bovino. Allí se introducen también los cultivos europeos o extranjeros: trigo,
caña, arroz, legumbres, etc., aunque esto es cosa que no ocurre sino algunos
años después de la conquista.
En las estancias hay indios: un poco más tarde, hay también esclavos
africanos y siempre hubo europeos que eran los "propietarios" de la
estancia o simples administradores o mayordomos o también podían ser aparceros
que dirigían la explotación del "propietario" ausentista. De modo que
a los pocos años de conquistada Cuba, en las estancias había una verdadera
muestra de todas las relaciones de producción y sociales de que se valían los
grupos dominantes en España para beneficiarse con las riquezas americanas.
Velázquez estableció varias estancias desde que llegó a Cuba como explica en su
Carta de Relación de 1514.
La estancia no fue en su origen una forma latifundaria de explotar la
tierra. Siempre fue más bien, un minifundio y en su evolución histórica se
mantuvo como tal, como una explotación mixta (agrícola- ganadera), con
predominio de los cultivos. Desde luego había en ella variedad de cultivos aunque
siempre la posibilidad de exportar o de vender la cosecha tendía a
transformarla en una explotación mono productora.
En los primeros tiempos se difunden las estancias por todo el territorio;
pero cuando se acelera el proceso de extinción del indio y ocurren las primeras
sublevaciones (1528-1532) tienden a concentrarse en torno a las ciudades.
Además, como era un minifundio que contribuía l sustento de la población
urbana, se sitúan lo más cerca posible del mercado.
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8.1.3. De hecho, el trabajo del indio en estos primeros tiempos garantiza
que el casabe se transforme en un producto comercial importante eliminado más
tarde por la importancia de la harina de trigo, procediera de España o bien a
partir de 1590, de México.
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8.2 Nuevas fuentes de energía
8.2.1. Diego Velázquez introdujo en Cuba las especies de animales
domesticados de valor económico: toros y vacas, cabras, caballos, asnos,
carneros y aves de corral. Tomó los ejemplares de sus fincas en La Española y
de las "haciendas reales", donde se criaban esos animales. El medio
geográfico fue favorable; por eso pocos años después ya se señala que se han
multiplicado extraordinariamente. Esos animales se instalaron muy bien en las
sabanas de pastos naturales y en los montes bajos, donde fácilmente se
alimentaban como ganado cimarrón.
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8.2.2. Las especies vegetales posiblemente no llegaron tan pronto. no se
sabe exactamente en que fechas se introdujeron el trigo, el arroz, la caña, el
plátano y otros vegetales de gran valor económico que fueron cultivados, en
mayor o menor grado, desde el siglo XVI. La caña llegó en 1494 con el segundo
viaje del descubridor, el arroz hacia 1512 y el plátano en 1516, según cuenta
Oviedo. De la Española pasaron a Cuba y de Cuba al continente, especialmente a
México. Desde luego es posible que la caña llegara procedente de La Española
antes que las demás, alrededor de 1510-1520. En buena medida estas especies se
difundieron por sí solas, pues su cultivo requería el trabajo del africano
esclavizado o el agricultor europeo. Desde luego, el indio fue obligado a
aprender estos cultivos, pero su extinción requirió que el esclavo africano o
el europeo llevaran el peso de la agricultura no indígena, o sea, de origen
europeo.
Las bases de una economía colonial supeditada y "complementaria"
están constituidas por los productos comerciales indígenas y europeos,
especialmente éstos porque tienen mercados ya abiertos en España. Por otra
parte, la población de origen europeo tiende, como es natural, a conseguir
productos que ella habitualmente consume en su país de origen, aún cuando no
rechaza sobre todo en los momentos iniciales de la colonización, los productos
aborígenes.
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8.3 Las grandes líneas de la colonización
pecuaria
8.3.1. Cuando se difunde la explotación ganadera de tipo
latifundiario, por
causa del proceso que reseñamos en el capítulo VII comienza un acelerado
movimiento de colonización hacia el interior, tras de una primera etapa en que
los colonos miembros de las oligarquías municipales, prefieren tener sus
tierras cerca de las costas por razón de las dificultades internas de
comunicación. Los hatos y los corrales se forman, primeramente, en la zona
cercana a las ciudades, pero rápidamente tienen que alejarse de ellas,
constituyendo, de esta manera, un instrumento efectivo de colonización o de
difusión económica y demográfica. Cada hato y cada corral tienen en su centro o
sitio unas pocas instalaciones (casas o bohíos) y
algunos cultivos para albergue y sustento de los que allí trabajan, libres y
esclavos; a veces incluyen un albergue para los que transitan en viaje de una
ciudad a otra.
Los sitios en los hatos y los corrales están vinculados a fuentes de agua
potable; manantiales, lagunas, ríos y arroyos, porque facilitan el abrevadero
de las reses; pero esto es más necesario en la explotación del ganado mayor
(reses) que en el ganado menor. Claro está que esos latifundios necesitan más
de las tierras de pastos naturales (sabanas) que de los ríos. El monte o zona
boscosa es apropiado al ganado porcino que se alimenta de frutas silvestres,
especialmente de guayaba. Pero en general, todos los hatos tienen en el siglo
XVI y aún en el XVII pedazos de monte que se reservan para la expansión de los
pastos, cuando el sitio original haya sido muy usado y manifieste una pérdida
notable de su poder nutriente, o sea, como decimos en cuba, cuando la tierra
del sitio se haya cansado por desgaste natural y por efecto de la permanencia
del ganado.
Desde luego, la difusión del latifundio ganadero es más rápida en la región
occidental (actuales provincias de Pinar del Río, La Habana y Matanzas);
también se difunde en la gran región central de sabanas (actual Camagüey), de
tal modo que en aquéllas y en ésta puede considerarse totalmente repartida a
fines del siglo XVI, entre los latifundios ganaderos de tierra útil. Las
oligarquías municipales no perdieron tiempo en su afán de apoderamiento de la
tierra.
Sin dudas, hay zonas en que el proceso de predominio del latifundio
primitivo es más lento como ocurrió en la actual provincia de Oriente, y en
algunas zonas de Las Villas. Por otra parte, en la propia región occidental, el
proceso de "saturación" latifundiaria no es uniforme.
La explotación de estos hatos y corrales es extensiva. Requiere poca fuerza
de trabajo, lo que explica por que la explotación ganadera latifundiaria cobra
su importancia decisiva al desaparecer los indios como factor económico, esto
es, hacia 1550. Unos pocos peones, sean indios, esclavos africanos o mestizos,
bastan para vigilar el ganado. En definitiva no hay cría de ganado, ni cuidado
alguno. El beneficiario de una merced en el siglo XVI no fomenta el rebaño; se
apodera simplemente del ganado cimarrón que encuentra en la sabana donde fija
el sitio de la hacienda. A partir de entonces, sus peones,
esclavos y asalariados, se limitarán a rodear el ganado una o dos veces al año
para marcar con el hierro del latifundista las reses nuevas. Este rodeo sirve
en ocasiones para separar el ganado de distintos latifundios que se mezclan en
una hacienda (1).
El "señor del hato" no se interesa por vender carne fresca, porque
ésta, por un lado, se tiene que expender a un precio fijo en la carnicería
municipal y, por otro, tiene poco consumo debido a la escasa población urbana
salvo en La Habana donde la permanencia de cientos de viajeros que transitan
entre España y México exige un abastecimiento más cuantioso. Lo que más
interesa al latifundista es el cuero de la res, artículo de exportación muy
importante después de 1560. En consecuencia, se dedican los peones a montear o
cazar el ganado para lo cual usan la llamada punta de montería o
desjarretadora, especia de cuchilla que permite cortar los tendones de una de
las patas traseras de la res, que cae al suelo donde se le remata para tomarle
el cuero; todo lo demás se pierde. Sabemos que hacia 1560-1580 hubo años en que
exportaron sesenta mil cueros, lo que puede dar la medida de la enorme cantidad
de carne perdida en los campos. Esta forma bárbara de explotar las riquezas fue
común a las restantes colonias y perduró en cuba por lo menos hasta el siglo
XIX.
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8.4 Las grandes líneas de la colonización
agrícola
8.4.1. Las explotaciones agrícolas se mantuvieron en torno a las ciudades,
constituyendo una especie de cinturón agrícola, sobre todo mientras los
latifundios fueron fincas diversificadas del tipo de la estancia. Cuando la
agricultura se comercializa, o sea, cuando aparece la exportación en gran
escala de productos agrícolas (tabaco y azúcar), a fines del siglo XVI, las
fincas dedicadas a cultivo tienden a alejarse de las ciudades. Por lo pronto,
hay una verdadera lucha por controlar las mejores tierras cerca de las ciudades
portuarias; asimismo, se disputan las tierras próximas a las costas;
finalmente, la agricultura se expande hacia el interior.
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8.4.2. La finca especializada en tabaco se interna generalmente en el
territorio siguiendo el curso de los ríos. Las vegas naturales son terrenos de
composición arenosa que los ríos forman en algunos lugares de su curso,
caracterizados por su fertilidad. En esas vegas naturales se instalan los
agricultores, buscando los mejores ríos. El veguero generalmente cultiva la
tierra por sí, a ocasiones con ayuda de algún esclavo.
Los europeos conocen el cultivo del tabaco en las estancias primitivas donde
los trabajadores son principalmente indios; pero los inmigrantes que más se
distinguen en este aspecto son los isleños de las Canarias que arriban a Cuba
desde la segunda mitad del siglo XVI. Son labradores tenaces y laboriosos que
buscan tierras y se dispersan por todo el territorio del país. Ocupan las
tierras realengas; pero también se internan en las grandes haciendas entrando
en conflicto con los latifundistas ganaderos (2).
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8.4.3. La plantación cañera no se difunde de la misma manera. En primer
lugar, muchas de las estancias primitivas cercanas a las ciudades se
especializan transformándose en cañaverales; en segundo lugar, los cañaverales
se multiplican rápidamente dentro de los latifundios ganaderos porque los
propios grandes terratenientes por razón de su riqueza pueden desdoblarse en
hacendados azucareros y, por consiguiente, no hay conflicto económico- social
entre una y otra explotación agraria. Sin embargo la plantación cañera y el
ingenio tienden a quedarse cerca de las ciudades o sobre las costas debido a
que el azúcar por razón de su peso necesita ser transportado en cortas
distancias y facilidades de comunicación. Como veremos en el capítulo X, a
fines del XVI hay cañaverales en torno a La Habana y Bayamo. Y hacia 1650, o
sea, en los años en que cierra el primer período de la historia económica de
Cuba, los cañaverales se han dispersado bastante por otras zonas del país.
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8.5 Desarrollo agrícola y luchas agrarias
8.5.1. Hacia 1570 se produce en la región habanera un fenómeno de
"saturación" de la tierra útil. Por un lado, la oligarquía se ha
apoderado de grandes extensiones formando hatos y corrales. Esta multiplicación
de latifundios produce muchos pleitos y crea una gran confusión que perjudica a
la propia oligarquía; por otro lado, ahoga a los cultivos que no pueden
difundirse, a pesar de que la población urbana necesita más abastecimiento a
medida que crece. Se requiere poner orden.
Además, el poder estatal, los intereses del rey, inician entonces una
ofensiva contra los excesos de las oligarquías que se han servido en grande,
apoderándose de cuanta tierra hay. En consecuencia, viene a Cuba, un oidor de
la audiencia de Santo Domingo, Alonso de Cáceres, quien redacta unas ordenanzas
municipales en las cuales regula las mercedes de tierra y trata de garantizar
la existencia de los minifundios agrícolas por ser necesarios a la alimentación
de los centros urbanos. Al establecer dichas normas, el oidor Cáceres no reduce
el poder de la oligarquía sino convalida el sistema tradicional de las mercedes
de tierra.
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8.5.2. Pero la lucha por la tierra no se detiene. A medida que crecen las
necesidades agrícolas esta lucha se acentúa. Un primer aspecto de esta lucha lo
constituye la subdivisión del latifundio primitivo. Dentro del hato y del corral
se van multiplicando los cultivos menores, porque crece la población, y los
cultivos comerciales como el de la caña. La ganadería comienza a perder tierra
y, en algunas zonas como La Habana, hay que traer ganado desde haciendas muy
lejanas (situadas en Sancti Spíritus, en Puerto Príncipe, e incluso, en
Bayamo). Pero esta subdivisión del latifundio primitivo no representa
propiamente un conflicto social, ya que estas formas de explotación agrícola
favorecen al terrateniente. Hay, de hecho, una alianza o coincidencia entre
ganadería y agricultura comercial cañera.
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8.5.3. Bien diferente es la situación de la vega de tabaco. A fines del XVI
y principios del XVII hay numerosas vegas en los ríos cercanos a La Habana y al
sur de Las Villas. Los hacendados ganaderos pretenden expulsar a los vegueros
de sus tierras. Los acusan de quitar el agua a las reses, de quemar montes, de
matar las reses, de ocupar las tierras en un cultivo que no sirve para
alimentar a la población. A principios del XVII el cabildo de La Habana prohibe
abrir nuevas vegas cerca de la ciudad y a lo largo de la primera mitad del
siglo XVII, constantemente se reiteran las prohibiciones que, de alguna manera
tienden a perjudicar los intereses de los vegueros. Estos se defienden
pleiteando o matando el ganado que se le mete en sus sembrados. Esta oposición
y lucha de intereses es general. A mediados del XVII se agudiza en la zona sur
de Las Villas, donde hay muchas vegas a la vera de los ríos Arimao, Agabama y
Caracusey (3).
Los vegueros se ven forzados a pleitear contra los hacendados ganaderos y el
cabildo de Trinidad. El gobernador Salamanca, en función de autoridad judicial,
resuelve el conflicto por medio de un auto (octubre de 1659) en el cual decide
que los vegueros pueden permanecer en las tierras que ocupan, porque al Estado
interesa no solamente la vigilancia que ejercen los vegueros en campos y costas
sino también los ingresos fiscales y el comercio que dependen del tabaco.
Desde luego, el auto mencionado no impidió que la lucha continuara. Hasta el
propio siglo XIX los vegueros tiene que pelear por sus tierras; primero, contra
los latifundistas y, después, contra los hacendados azucareros.
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BIBLIOGRAFÍA
1. LE RIVEREND, JULIO.- La
Habana (Biografía de una provincia) La Habana, 1960; espec. Caps. II, III, IV,
VI y VII.
2. ORTIZ, FERNANDO.-
Contrapunteo cubano del tabaco t el azúcar, La Habana, 1940
3. RIVERO MUÑÍZ, JOSÉ.-
Apuntes para la historia del tabaco en Cuba, Habana, Mayo 1959.
4. LE RIVEREND, JULIO.-
"Documentos para la historia económica y social de Cuba". Boletín del
Archivo Nacional, T. LIII, LIV, 1956 (se transcribe el auto del gobernador
Salamanca).