En los años
que duró la terrible primera Guerra Mundial, España
hizo un buen negocio con su neutralidad, vendiendo productos
a las mismas naciones beligerantes.
No fue igual para
Canarias ya que la guerra submarina propulsada por
Alemania en 1917 produjo que las islas quedaran aisladas
del tráfico de buques que cae estrepitosamente para los
puertos canarios lo que incidirá notablemente en las
exportaciones agrícolas, especialmente en el plátano.
Canarias se siente
abandonada por la nación y la única salida en ese momento
es la emigración.
Por otro lado un
hecho devastador se va a sumar a la tragedia de la guerra.
En los Estados Unidos, en una granja se queman los cuerpos
de centenares de cerdos enfermos de una extraña enfermedad.
Sus cenizas aventadas por el viento caen en los poblados
cercanos. Esto sucede en los momentos en que se inicia el
embarque de tropas para participar en la Gran Guerra.
El virus de la gripe
pasa así de América a Europa y se va extendiendo de nación
en nación en los momentos finales de la guerra.
El temible mal llega
a Canarias, conocido como la gripe española, mientras la
prensa guardaba silencio para no alarmar a la población.
La epidemia se va extendiendo por la ciudad, comenzando por
los barrios populares como la Isleta y los Riscos, donde la
falta de higiene y salubridad en sus moradores y sus
casas es deplorable.
El contagio alcanza a
todos los miembros de las familias ya que el abandono
imperaba en esas casas. Los más pobres no tenían medios
para aislarse del contagio.
Empezó la epidemia
por diez casas, pasando a cien en poco tiempo. La ciudad yacía
bajo la epidemia de gripe.
BERNARDINO VALLE
GRACIA
En ese momento
aparece la figura del alcalde de la ciudad, don Bernardino
Valle Gracia que se rebela contra la indolencia de la
administración central y su secular abandono. Dicta un
bando en el que dice que ya son dos mil casas las afectadas
y pide la colaboración económica de todos para ayudar
a los más necesitados, ya que el ayuntamiento pasaba por
penurias económicas.
Para colmo de males,
hay que añadir el alza de los precios de los alimentos y la
picaresca de los comerciantes. Para recaudar fondos se
hicieron bailes en el Teatro cuya recaudación se destinó a
las cocinas económicas. En la zona del Puerto, en la misma
calle Ripoche se efectuaban almuerzos a los necesitados cuya
comida provenía del Hotel Rayo con el apoya de la colonia
Británica. Por las calles de la ciudad se veían deambular
niños abandonados. Para atajar este problema se crea una
Junta de Protección de niños pobres.
Don Bernardino Valle
fue además de alcalde de la ciudad, presidente del Club Náutico
y médico. Su actividad como médico la desarrolló
principalmente en la clínica de San José con los más
necesitados.
Su entierro fue un claro exponente
del aprecio que los ciudadanos le profesaban. El cortejo fúnebre
partió de la casa asilo de San José hasta el Parque de
Santa Catalina y desde allí a la Catedral de
Canarias.
Datos de fallecidos en
Las Palmas de Gran Canaria |
1918 Octubre a Diciembre |
333 |
1920 |
300 |
|