Tecnología de la información y desarrollo:
żuna "nueva clave para el desarrollo"?

Con unos 1.200 millones de personas (más del 20 por ciento de la población mundial) viviendo en condiciones de pobreza absoluta con menos de 1 dólar (de Estados Unidos) al día, la cuestión es si la humanidad puede aprovechar las nuevas capacidades de la tecnología de la comunicación y de la información (TCI) para reducir la pobreza y generar un crecimiento más equitativo. Aunque la rápida difusión y los costes decrecientes de la TI ofrecen a los desfavorecidos la oportunidad de "saltarse" varias etapas de desarrollo, esta tecnología también hace temer que su crecimiento siga las pautas negativas existentes de inequidad social y económica y llegue incluso a consolidar los patrones generalizados de exclusión social.

De todas las manifestaciones de la "brecha digital", quizá la más impresionante sea la que existe entre ricos y pobres, tanto entre los países de altos ingresos y los de bajos ingresos, como dentro de cada uno de ellos. De acuerdo con el informe de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), "World Employment Report 2001: Life at Work in the Information Society" (Informe sobre el Trabajo en el Mundo 2001: trabajo en la sociedad de la información), a medida que se expande la TCI en muchas regiones del mundo, se amplía la brecha que separa a "los ricos y los pobres" digitales, siendo éstos últimos de los que cabe esperar que más se beneficien de sus ventajas.

Una conclusión principal del nuevo informe es que la capacidad de la TCI para atenuar la pobreza y promover el desarrollo vendrá determinada por su influencia en el empleo, así como por el modo en que el crecimiento económico que generen se traduzca en creación de empleo productivo y remunerador.

Al mismo tiempo, según se afirma en el informe, la TCI pueden tener una repercusión de gran calado en la calidad de vida de los segmentos marginados de la población basada en la disposición de un gobierno más transparente y con mayor capacidad de respuesta, así como en la mejora del alcance y la prestación de la sanidad, la educación y otros servicios sociales.

Así, surge la cuestión de si las tecnologías de la comunicación y la información actuales ofrecen a los países en desarrollo la posibilidad de "saltarse" las etapas tradicionales de éste y adoptar una senda de crecimiento caracterizada por un mayor valor añadido y un uso más intensivo del conocimiento?


żUn nuevo "cambio del paradigma digital"?

Abundan las hipótesis que señalan que la nueva "economía del conocimiento" desencadenará un "cambio de paradigma" con el que se adoptarán nuevos planteamientos respecto al desarrollo. En los países industrializados, ya es posible apreciar la repercusión de la TCI en la economía. Sin embargo, en los países de ingresos bajos, la producción, distribución y utilización de conocimientos requieren mucho más que el mero acceso a las nuevas tecnologías.

Por tanto, para que este "nuevo paradigma digital" se convierta en un elemento esencial del desarrollo económico, el papel de la TCI debe considerarse un factor más, aunque altamente significativo, en el crecimiento de las sociedades y las economías y en la atenuación de la pobreza, según se afirma en el informe de la OIT.

Hay tres ventajas económicas y sociales que derivan claramente de la TCI.

La primera se refiere a los beneficios obtenidos de participar en la creciente demanda mundial de servicios y productos relacionados con la TCI (tanto de hardware como de software). El valor del mercado mundial de software se estima actualmente en 500.000 millones de dólares de Estados Unidos. Aunque no existe acuerdo sobre las cifras, el comercio electrónico podría superar los 2 billones de dólares en 2003 (OCDE, 1999). El problema informático del cambio de milenio generó un mercado de más de 300.000 millones de dólares.

Las economías de reciente industrialización (ERI) y otras de Asia oriental, en especial, China, Malasia, Tailandia y Filipinas, pudieron alcanzar una cuota significativa del mercado mundial de ordenadores digitales, semiconductores, microcircuitos electrónicos y otros productos relacionados con el proceso automático de datos (PAD). Las exportaciones con destino a estos mercados de productos desde dichos países han desempeñado un papel destacado en la estimulación del crecimiento y la creación de puestos de trabajo en tales economías.

La segunda corresponde a las mejoras de la productividad y de la eficacia económica derivadas de la mayor utilización del capital generado por la TCI en otros sectores de la economía. Aunque la polémica naturaleza del impacto de la TCI en los países industrializados no puede aplicarse de inmediato a los países de ingresos bajos, la generalización de los efectos de estas tecnologías puede acabar teniendo una gran repercusión en las economías más desfavorecidas. Esta posibilidad de un desarrollo impulsado por la TCI se basa en el hecho de que ésta ofrece a los países de bajos ingresos la oportunidad de "saltarse" etapas tradicionales del desarrollo mediante la adopción de avances tecnológicos.

La tercera se refiere a las posibilidades que plantea la creación de redes para mitigar la pobreza y mejorar la calidad de vida mediante el aumento de los ingresos y la utilización de las capacidades comercializables de los desfavorecidos.


Del hardware al software: desarrollo de capacidades en cuanto a bienes y servicios basados en la TCI

Con independencia del nuevo paradigma de desarrollo que se adopte, algunos países corren un grave riesgo de salir perdiendo, al menos a corto y medio plazo, respecto a otros más capacitados en el terreno de las nuevas TCI.

En el caso de las dos primeras cuestiones, existe un consenso cada vez mayor respecto a que, para aprovechar todo el potencial de la TCI, los países deben desarrollar la capacidad relacionada con el software, con el fin de colocar a los usuarios en la posición de participar activamente en los avances de la configuración de contenidos y en las aplicaciones. El auge de la industria del software en la India, que creció a una tasa anual superior al 50 por ciento a lo largo de la década de 1990, es uno de los logros más espectaculares y ha dado lugar a la creación de miles de puestos de trabajo. El cambio de orientación del sector del software en Brasil y China, que ha pasado de centrarse en el mercado nacional ha ocuparse fundamentalmente del mercado de exportación, ha generado un incremento masivo de la inversión, así como de nuevos empleos. De hecho, los analistas han argumentado que "los países sin (destrezas para la creación de) software actualizado y relativamente activo encontrarán cada vez más dificultades para ‘ponerse al día’ en cuanto a gastos de capital, mano de obra y cualificaciones, así como a la creciente importancia de la gestión, la organización y los cambios de tecnología en la producción de software".

La importancia de desarrollar una industria del software se basa en el hecho de que son pocas las áreas de la producción, la ingeniería, la educación o los servicios generales en las que aquél no constituye un componente esencial. Mientras que el software integrado representa una parte esencial de las industrias de las máquinas herramienta, los vehículos y los productos electrónicos, el software personalizado ha impulsado la informatización de las operaciones rutinarias y la gestión de bancos y servicios públicos, así como la gestión de grandes operaciones.


La tecnología de los "saltos de calidad", żel camino al futuro?

Una mayor utilización de la TCI puede reportar varias ventajas específicas. Son las siguientes: optimización del funcionamiento de los mercados, al facilitar un acceso más rápido y sencillo a la información sobre bienes y servicios; mejoras de calidad y cambios frecuentes en el diseño de productos y procesos; perfeccionamiento de la gestión, incluida la mejora de la toma de decisiones mediante un tratamiento más eficaz y rápido de la información; consecución de ahorro respecto a los costes de los materiales, la energía y las existencias; y un sector financiero superior en cuanto a eficacia y rapidez.

En definitiva, parece que estas posibles mejoras podrían fomentar la consecución de "saltos de calidad" en los procesos de acumulación de capacidades humanas e inversión fija, reduciendo así las diferencias de productividad que separan a los países en desarrollo de los industrializados. Con vistas al futuro, la posibilidad de lograr tales saltos parece plantearse con mayor fuerza a causa de la aparición y generalización de las tecnologías de Internet, que contribuyen al flujo mundial de información y a la consolidación de un ciberespacio en el que desaparecen muchas de las limitaciones del tiempo y la distancia.

No obstante, este planteamiento debe analizarse con precaución. Aunque algunos países en desarrollo cuentan con trabajadores cualificados y con capacidad interna para disponer de una base de fabricación estable de los productos y los componentes de las TCI, pueden asimismo encontrarse en una senda accidentada de realidades industriales y del mercado de trabajo al tratar de mantenerse al día respecto a los avances alcanzados en el desarrollo de dichas tecnologías.

En Costa Rica, por ejemplo, algunas de las mayores empresas mundiales de TCI han creado centros de fabricación de semiconductores y otras instalaciones productivas, aprovechando la estabilidad política del país y un nivel de formación y alfabetización de la población activa superior a la media. Este desarrollo impulsó un crecimiento situado en torno al 7 por ciento en 1998-99, generó nuevos puestos de trabajo, permitió mejorar radicalmente la balanza de pagos y fomentó la expansión de un sector de software nacional. Con todo, siguen existiendo dos problemas: el primero alude al desarrollo de vínculos entre el sector de los semiconductores, en rápido crecimiento, y el resto de la sociedad; el segundo se refiere al monopolio estatal existente en el campo de las telecomunicaciones, que puede restringir la obtención de ulteriores saltos de calidad en las actividades en las que se utilizan de manera intensiva la TCI, como el comercio electrónico, y la expansión del sector del software en el mercado de la exportación.


A pesar del "brillo" de la TCI, la educación es más importante

No cabe duda de que la TCI por sí sola constituye únicamente una herramienta, y las herramientas no evitan la necesidad de un auténtico desarrollo. No obstante, esta tecnología ofrece instrumentos capaces de acelerarlo mediante la ampliación del acceso a la información y la mejora en la utilización de ésta. Así, es en los lugares en los que estas posibilidades son menores donde la tecnología pueden tener la repercusión más importante.

Hay varios ejemplos de ventajas reales derivadas de la TCI que pueden beneficiar a los desfavorecidos. Así, en Bangladesh, el Grameen Bank ofrece teléfonos móviles a sus miembros, en su mayoría mujeres. Las consecuencias de esta medida son la mejora de la conectividad entre los emplazamientos del proyecto Village Phone (Telefonía para los pueblos), la obtención de ingresos para los operadores telefónicos y el aumento de la comunicación entre las familias y sus miembros que han emigrado para trabajar en el extranjero. Este ejemplo sugiere asimismo que la mayor probabilidad de acceso a la TCI para los más desfavorecidos se produce en el ámbito comunitario, mediante la constitución de telecentros y centros locales de difusión del conocimiento. En Senegal, por ejemplo, la liberalización emprendida por el Gobierno en lo que respecta a la política de "telecentros"privados ha dado lugar a un incremento radical del acceso público a los teléfonos, faxes, fotocopiadoras y ordenadores personales equipados con procesadores de texto y acceso a Internet, generando miles de puestos de trabajo en el proceso. Entretanto, en Sudáfrica, un sistema inalámbrico local de suministro de información (CIDS en su acrónimo inglés) ofrece acceso de alta velocidad a Internet y permite a los miembros de la comunidad obtener información útil sobre salud, educación, vivienda, empleo y servicios públicos.

En cualquier caso, la alfabetización y la educación no pueden pasarse por alto, ya que ambas desempeñan un papel esencial en el aprovechamiento de las ventajas más significativas derivadas de la era digital emergente. La formación no constituye únicamente un resultado del crecimiento económico, sino también un factor fundamental para su consecución cuya importancia es cada vez mayor. En los países industrializados, los beneficios de la enseñanza superior han aumentado en los últimos años, lo que refleja el creciente valor del conocimiento como fuente de ventajas competitivas. Los países en desarrollo que han sido capaces de hacerse un hueco en las cadenas mundiales de generación de valor a través de la obtención de productos derivados de las TCI han conseguido su propósito únicamente a causa de la existencia de una fuerza de trabajo formada y cualificada.

La promoción de la educación y de la alfabetización en general, y de la "alfabetización digital" en particular, constituye un reto fundamental al que se enfrentan todos los países. La disparidad de las tasas de penetración de la TCI y de utilización de Internet puede relacionarse directamente con el nivel de educación y alfabetización. Por ejemplo, suele aludirse a la TCI como un campo de actividad en el que prevalecen los varones relativamente jóvenes, y los datos disponibles avalan esta alusión. Así, dos tercios de los analfabetos mundiales son mujeres y niñas. Aunque la TCI permiten albergar esperanzas respecto a la aceleración del desarrollo y la atenuación de la pobreza, también plantea la amenaza de una ampliación adicional de las diferencias entre los dos géneros y de la brecha digital.