Francis
Fukuyama expone los argumentos para construir un Estado eficaz
"El subdesarrollo no se resuelve con dinero"
Los
países más ricos son también los que tienen instituciones
más sólidas. El ensayista norteamericano cuenta en qué
falla Occidente cuando exporta su modelo.
F.
Fukuyama.
Capital, España (06/11/04, 07.36 horas)
Capital:
Usted critica en su nuevo libro el sistema de ayudas económicas
a los países pobres. ¿Cree que hay que acabar con este método?
F. Fukuyama:
Hay ciertos problemas de desarrollo que se pueden resolver con dinero,
como ocurre por ejemplo con los medicamentos para luchar contra el sida
en África, o para construir carreteras, presas, puentes... Pero
existen otros problemas del subdesarrollo que no se pueden resolver con
dinero, pues se termina creando dependencia.
Capital:
Muchos expertos dicen que las ayudas del primer mundo son una nueva forma
de colonialismo económico.
F. Fukuyama:
Creo que la gente debería dejar de pensar en si se trata de un
nuevo colonialismo o no, y se tendría que preocupar por si funciona.
En algunos casos funciona y en otros casos creo que tiene un efecto muy
negativo. El objetivo es ayudar a estos países a que se desarrollen
económicamente o a que desarrollen sus instituciones.
Capital:
¿Está seguro de que los estándares occidentales en
economía y administración funcionan mejor que otros modelos?
F. Fukuyama:
El diseño de las instituciones muchas veces depende de las costumbres
locales y de las tradiciones, y es muy difícil trasplantar las
instituciones occidentales a otros países. Por ejemplo, en los
sistemas legales, incluso en Occidente, las tradiciones son muy diferentes.
En Europa continental se utiliza la ley napoleónica, y en Gran
Bretaña, lacommon law. Hay instituciones que disponen de una estructura
más universal, como los bancos centrales, pero otro tipo de instituciones
creo que se tendrían que diseñar localmente.
Capital:
China, hace unos años, era un país con una economía
pobre y ahora se desarrolla vertiginosamente gracias al acopio de tecnología
occidental. ¿No cree que ahora representa un gran problema porque
es un inmenso competidor?
F. Fukuyama:
Sí, pero no significa que si China crece nosotros vayamos a empobrecernos.
La economía no funciona de esta manera: nosotros también
nos podemos beneficiar. El sistema de mercado creo que es beneficioso
para todo el mundo.
Capital:
¿Por qué después del proceso de descolonización
África sufrió un retroceso?
F. Fukuyama:
Es una gran exageración decir que tenía instituciones eficaces
al final de la colonización, pues cuando los belgas dejaron Congo,
prácticamente se lo llevaron todo y fue una situación realmente
caótica. De hecho, en la mayoría de todos esos países
africanos la naturaleza del colonialismo fue diferente de como fue en
India, Hong Kong o en otras partes del Imperio Británico, por ejemplo;
y las potencias europeas, como sabe, no crearon en general instituciones
locales fuertes, excepto en los regímenes de los settlers en Rodesia
o en Sudáfrica. Algunos países africanos comenzaron con
instituciones débiles que luego siguieron debilitandose, bien porque
estaban corruptas por los políticos o porque se vieron debilitadas
por violencias étnicas; por otra parte, el concepto europeo de
un Estado con un territorio definido no era propio de África, y
ha creado tremendos problemas.
Capital:
En su libro se pregunta si, para resolver los problemas de un país
pobre, los países ricos tienen el derecho a violar la soberanía
nacional de otro Estado. ¿Cómo resolverlo para combatir
la corrupción?
F. Fukuyama:
Pienso que, en un primer momento, el mundo decidió que la soberanía
no era inviolable en lugares como Kosovo o Bosnia, donde la misma soberanía
no existía. Pero creo que aún hoy no existe un acuerdo sobre
quién tiene la legitimidad para hacerlo, si son las Naciones Unidas
o si se puede hacer de manera más unilateral.
Capital:
¿No cree que estamos exportando no sólo un modelo económico,
sino también social que podría ser conflictivo en el futuro,
como está sucediendo en los países árabes?
F. Fukuyama:
No es cuestión de la exportación occidental de modelos culturales.
La mayor parte es un producto de la modernización. Por ejemplo,
la igualdad de las mujeres. La igualdad es un valor que surge de la Ilustración
liberal de Occidente, pero también es algo que tiene un gran sentido
económico porque la tecnología permite a las mujeres tener
familias y trabajar al mismo tiempo, y aprovecharán la oportunidad
de hacerlo, no importa si son japonesas, americanas o musulmanas. Es un
deseo universal.
Capital:
Independientemente de que el libre mercado sea lo mejor, los países
ricos levantamos barreras a los productos que provienen del Tercer Mundo,
lo cual al final es el origen de la inmigración. ¿No es
una contradicción?
F. Fukuyama:
El proteccionismo está bien. Pero creo que no hay ninguna excusa
al tipo de proteccionismo agrícola, particularmente al que existe
en Europa, EEUU, Japón y en todos los países desarrollados,
ya que protegen y ofrecen subsidios a los productos agrícolas,
lo que afecta a los productores en los países en desarrollo. Si
un país rico quisiera hacer algo para ayudar a la pobreza mundial,
debería eliminar los subsidios agrícolas. Algo muy difícil
políticamente. Le estamos pidiendo a los países en vías
de desarrollo que abran sus fronteras cuando nosotros no estamos haciendo
lo mismo. La inmigración es algo muy diferente: incluso si existiera
un mercado completamente libre para todos los alimentos agrícolas,
aún existiría mucha inmigración. Nosotros, en EEUU,
recibimos muchos inmigrantes coreanos y Corea va bastante bien. Un tema
muy importante es cómo los países desarrollados integran
a los inmigrantes en sus sistemas políticos y sociales. Creo que
en este aspecto Europa se enfrenta a un gran problema que no está
tratando correctamente.
Capital:
Muchos líderes en Latinoamérica, personas brillantes, han
estudiado en EEUU pero luego no regresan a sus países. ¿Cómo
se puede evitar?
F. Fukuyama:
La única forma de evitarlo es prohibiendo que la gente viaje y
estudie en EEUU o forzándola de alguna manera a que regrese a sus
países, y no sé cómo se puede hacer. Creo que la
única solución es la de contar con una estrategia a largo
plazo para desarrollar el país y que ayude a crear un marco atractivo
en el que la gente pueda tener oportunidades. No es simplemente el capital
humano, es también el capital económico el que vuela. Es
un gran problema en toda Latinoamérica porque la gente con dinero
no quiere invertir en sus propios países, prefiere hacerlo en Miami
o depositar su dinero en cuentas bancarias que ofrezcan cierta seguridad
en Europa. La solución no es detener este flujo, sino crear las
condiciones necesarias para que la gente pueda invertir en sus propios
países. Por ejemplo, en Taiwán, China o India, ahora existe
un flujo contrario muy interesante. Muchas personas brillantes de estos
países que se han formado en EEUU regresan ahora a sus países
de origen porque éstos están funcionando bien y existen
muchas oportunidades. Es la única solución.
Capital:
En la antigua Unión Soviética existían muchas instituciones,
pero luego se derrumbaron. ¿Es que no fueron capaces de crear ningún
valor, ninguna buena institución?
F. Fukuyama:
No eran tan fuertes como parecían: no tenían la legitimidad
básica necesaria para crear instituciones fuertes. La gente no
creía en el comunismo ni en ideologías, por eso cayeron
muy rápidamente y no se pudiero reconstruir. Y ahora Putin y otros
están intentando reconstruir el Estado y eso es muy difícil.
Se desmanteló el Estado fuerte.
Capital:
¿No cree que, a veces, el proceso de creación del Estado
requiere un sistema autoritario como ha pasado en Singapur y en Chile?
F. Fukuyama:
Sí, es lo que se ha denominado ¿transición autoritaria¿.
Se comienza con un Estado autoritario que puede crear una legislación
y promover un desarrollo económico, y esperar a que la democracia
venga luego. Es una estrategia que considero que funciona: no es una estrategia
universal, ya que hay otros países que se democratizaron antes
y no tuvieron que atravesar por este período autoritario.
Capital:
Sin embargo, no parece que China vaya por ese camino porque el presidente
Hu Jintao afirma que su país nunca adoptará la democracia
occidental.
F. Fukuyama:
Creo que el líder del Partido Comunista está realmente obligado
a decir algo similar, pero habrá que ver qué sucede porque
el desarrollo económico implica una fuerte participación
política y creo que esto pasará tanto en China como en otras
partes del mundo. Habrá una presión creciente para que se
democraticen, al igual que pasó en Corea del Sur, Taiwán,
y antes en Japón. No sé por qué China va a ser diferente
de este modelo.
Capital:
¿Cómo crea el hombre los valores y la moral para construir
el Estado?
F. Fukuyama:
Los valores no se crean debido a una política pública. Pienso
que se puede formar a la gente para que trabaje en los organismos gubernamentales
a través de una preparación adecuada. Se le puede comunicar
los valores apropiados. Pero si se tiene toda una sociedad que acepta
la corrupción y toda una clase política que cree que el
objeto de la política es básicamente enriquecerse a sí
mismos y a sus familias, en ese caso creo que es muy difícil solucionar
ese tipo de problema. Pienso que se pueden tomar algunas decisiones institucionales
para disminuir el grado de corrupción en ese tipo de sociedades.
Pero será muy difícil eliminarlo.
Capital:
Usted ha hablado en sus libros del "capital social": ¿qué
piensa cuando observa cómo los Gobiernos europeos proceden al desmantelamiento
del Estado del Bienestar?
F. Fukuyama:
El Estado del Bienestar en Europa va a sufrir una crisis inminente porque
no puede hacer frente a todas las obligaciones que los Gobiernos europeos
le han impuesto. Necesitará un conjunto de reformas en prácticamente
todos los países.
Capital:
¿Cree que las empresas americanas están perdiendo sus raíces?
F. Fukuyama:
Han perdido sus valores debido a una crisis que tuvo lugar en el boom
de 1999 y debido a un manejo corporativo muy irresponsable.
Capital:
¿Se refiere a las opciones para la compra de acciones (stock options)?
F. Fukuyama:
Son una forma de obtener resultados a corto plazo, pero no son realmente
el objetivo del capital social de la organización. Las opciones
son una manera de ligar a los directores a sus empresas y muchas veces,
por ejemplo, en 1999, no parece que funcionaran demasiado bien.
Capital:
Usted afirma en su libro que los líderes crean los verdaderos valores
en la empresa. ¿Cómo es un buen líder?
F. Fukuyama:
Un buen líder tiene que animar a la gente a trabajar y no simplemente
a fichar a la entrada. Debe motivarla a asumir riesgos. Una tarea que
es bastante compleja.
Capital:
¿Tiene confianza en el futuro? ¿Cómo ve el enfrentamiento
entre los países árabes y el resto del mundo?
F. Fukuyama:
A largo plazo sigo siendo optimista, pero ahora pienso que pasaremos un
período difícil en los próximos años debido
al aumento del islamismo radical, por el retroceso de la democracia en
algunos lugares de Latinoamérica y en otras partes del mundo, como
en Rusia. Y creo que en Europa se va a producir un problema interno con
la población musulmana, es un problema que tendrán que solucionar
los líderes europeos.
Enlaces
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