Aguantaderos
Por
Juan Alberto Yaría (*)
"Para
transformar una sociedad marginal a una ciudad preventiva tienen que
intervenir tres protagonistas: las administraciones, los recursos
sociales y públicos y la participación de la sociedad
civil". Marco Marchioni- Ciudades Preventivas
LA
PLATA, 16 ABR (Especial de AIBA). En el mundo de hoy existe una realidad
dolorosa: circuitos urbanos dominados por organizaciones criminales.
Lugares en los que cambió el lugar de la ley y del uso del
poder; las diversas mafias dominan la centralidad del poder y no sólo
ocupan el territorio sino que además imponen su ley, infiltran
los distintos espacios del Estado; y aquello que formalmente es lo
legal ocupa sólo un lugar marginal y de escaso poder real.
Las llamadas "zonas liberadas" son sectores donde rige otro
poder quedando el poder Formal como una caricatura de lo que debería
ser.
En
el paisaje de Sudamérica salta claramente a la vista la situación
de Río de Janeiro y San Pablo. En Río, recientemente
la lucha entre las favelas la Rosina y Vidigal a través de
sus dos jefes "Lulú" y "Dudú" llevó
a la posibilidad de levantar muros y, de alguna manera, amurallar
los distintos asentamientos.
Cada
favela en Río controla la venta y la comercialización
de drogas y, a su vez, la venta de armas para distintos movimientos
terroristas. El poder de cada una es el de un holding con un poder
inexpugnable adentro (nadie puede entrar sin una inteligencia previa)
y un poder económico fuera (empresas, medios de comunicación,
bancos privados).
Son
un Estado por sí mismo. A su vez, cíclicamente bajan
a la ciudad y desde la lógica del terror y el miedo saquean
el territorio aledaño y los negocios cierran sus puertas. Una
demostración de poder absoluto.
En
el año 2002 fui contratado por el Gobierno del Municipio de
Río de Janeiro, junto con otro profesional, para realizar un
programa de Prevención y Asistencia de las drogadependencias.
Fui una sola vez y renuncié.
Al
hablar con los maestros, padres, trabajadores sociales, enfermeros,
médicos de los morros (ya que era un programa de desarrollo
comunitario en estas zonas) ellos me comentaron que les era imposible
mencionar la educación preventiva en la escolaridad por los
poderes territoriales del narcotráfico y delitos conexos. Si
a ellos les sucedía eso, qué me podía pasar a
mí que venía a transmitirles una modalidad de "salvataje"
social de, especialmente, sectores en riesgo.
Esto
también empieza a suceder en la Argentina. No conozco si la
dimensión es igual a la de Río. Hay circuitos urbanos
que funcionan como "aguantaderos", en donde se comercializa
cualquier tipo de objeto o sustancia ilegal y en donde impera otra
ley; llámese villas de emergencia, casas tomadas. En Europa
ha habido transformación de estos barrios a través de
una fuerte presencia del Estado y de las organizaciones sociales.
Concretamente, visité y trabajé en varios de estos circuitos
de transformación social de barrios marginales a lo que hoy
se llama "Ciudades Preventivas".
El
barrio "La Mina", en Barcelona, inaugurado por Franco a
fines de la década del 40 aprovechando la visita de Eva Perón
en esos días, es un ejemplo típico. Fue ocupado por
un grupo gitano (parte de esa comunidad tradicionalmente trabaja en
diversos negocios ilegales) que se ocupaba de diversas tareas: delito,
contratación de mano de obra para tareas "sucias"
(asesinatos, secuestros), venta al menudeo de objetos robados varios
(coches, por ejemplo), canje por otros bienes (drogas), reclutamiento
de trabajadoras del sexo para el centro de la ciudad o para otros
países, venta de niños para la adopción ilegal
o para la prostitución, etcétera.
El
control del barrio lo tenía una pequeña porción
de la comunidad, no más del 2%, pero con suficiente poder de
fuego como para generar miedo, participación en tareas delictivas
como "correos" y un complot del silencio. Estas organizaciones
funcionan como "familias" con lealtades cuya traición
se paga con sangre.
En
su origen, ciertas autoridades habían hecho un "pacto"
perverso en donde, para bajar el índice de delitos de ese municipio
y para lograr una paz social, se les cedieron más propiedades
públicas de un complejo de viviendas. Esto falló. El
delito se incrementó porque habían incrementado el poder.
Por un tiempo no delinquieron en esa ciudad, pero la organización
seguía funcionando en el resto del territorio. Habían
ensanchado su poder.
Las
grandes organizaciones criminales de hoy necesitan de circuitos urbanos
inexpugnables y de espacios del poder formal controlados por el miedo
o el dinero. El reclutamiento de personal se da en menores que habitualmente
no tienen familia, desertan de la escuela, no pertenecen a ninguna
institución cultural, ni han aprendido ningún oficio,
ni tienen posibilidad de trabajar. Son los llamados "jóvenes
invisibles" ya que no están inscriptos en ninguna institución
cultural.
La
transformación de estos barrios, como La Mina en Barcelona
y otros que he visto en La Coruña, dependen de una acción
sistémica y compleja: a) fuerte presencia de organizaciones
de seguridad y judiciales altamente honestas y con control comunitario,
y de edificios dentro del mismo barrio; b) gran trabajo contra la
deserción escolar ya que se sanciona penalmente al adulto que
no manda al chico a la escuela y que en la mente europea el chico
que no estudia pierde la posibilidad de ser libre; c) fuerte acción
sobre las familias desorganizadas y con muchos hijos; d) trabajo de
promoción de entidades sociales y deportivas; e) programas
de prevención y asistencia a los drogadictos, discapacitados,
enfermos de HIV, ex reclusos, mujeres violentadas, etcétera,
de esa zona con centros de asistencia en el propio territorio.
Creer
sólo en la solución final es un "gatopardismo".
La solución es un trabajo de años que incluye la solución
final. ¿Pensamos así en la Argentina? (AIBA)
Director
del Instituto de Prevención de la Drogadependencia de la Universidad
del Salvador. e-mail: uds-drog@salvador.edu.ar