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CIENCIA:
HALLAZGO EN UN LABORATORIO DE NUEVA YORK
Arman
por primera vez un esqueleto completo del hombre de Neanderthal
Se
trata de una rama extinguida de la familia de los homínidos. Es
la única reconstrucción amalgamada basada en fósiles
verdaderos.
John
Noble Wilford, Clarin,
Martes 11 de febrero de 2003
En un laboratorio escondido en los altos del Museo Americano
de Historia Natural de Nueva York, el doctor Ian Tattersall, un Homo sapiens
alto, se encorvó y se encontró cara a cara con un hombre de Neanderthal,
bajo y robusto, pero con un aire de familia mientras no se lo mire muy
de cerca.
Paleoantropólogo especializado en el hombre de Neanderthal, Tattersall
veía por primera vez un esqueleto virtualmente completo de esta célebre
rama extinguida de la familia de los homínidos. Nunca antes se había logrado
reconstruir algo así: los huesos de los pies conectados con los del tobillo
y todo el resto hasta el cráneo. Es la primera reconstrucción amalgamada
de un esqueleto completo de Neanderthal basada en fósiles verdaderos.
"Se parecía mucho a nosotros, pero en realidad era bastante diferente",
señala el científico. Y cuestiona la creencia de que los hombres de Neanderthal
deben de haber sido tan parecidos a los humanos que, si se los vistiera
con ropa contemporánea, podrían pasar inadvertidos en el subte. Al verlo
junto al esqueleto de un hombre moderno, afirma que no fue una subespecie
humana sino una especie distinta de homínido, el Homo neanderthalensis.
Con una altura de 1,76 m, el esqueleto integra la muestra "Los primeros
europeos: tesoros de las Sierras de Atapuerca", que se inauguró el 11
de enero en el museo neoyorquino. Incluye fósiles homínidos recientes
y utensilios hallados en el norte de España. También, material de los
antepasados del Neanderthal que se remontan a 800.000 años de antigüedad.
Estos seres prehistóricos, que vivieron en su mayoría en Europa y otra
parte en el centro y el sudoeste asiático, desaparecieron hace unos 30.000
años. Desde que se identificó uno de sus primeros fósiles en 1856, los
hombres de Neanderthal fueron objeto de misterio e infinitas conjeturas.
En muchos aspectos son los dinosaurios de los estudios de los homínidos.
Han sido difamados como raza inferior y no lo suficientemente inteligente
como para sobrevivir, a pesar de que parecen haberse manejado bien con
los desafíos climáticos durante más de 200.000 años. Más tiempo que los
125.000 a 150.000 años que el homo sapiens moderno lleva hasta ahora en
la Tierra.
Una razón para este malentendido es que nunca se ha encontrado un esqueleto
completo de uno de ellos. Reconstruirlo era básico para los modelos computarizados
de la biomecánica del hombre de Neanderthal, para conocer el modo como
se paraba, caminaba y corría.
Fue así cómo los técnicos del museo, verdaderos cirujanos de la reconstrucción,
armaron un esqueleto completo a partir de moldes exactos de las piezas
fósiles de varios especímenes halladas en Europa y Oriente Medio. La tarea
fue dirigida por Gary Sawyer, técnico superior en antropología, cuyo equipo
ya reconstruyó el hombre de Pekín, un homo erectus de China.
El 90 por ciento del esqueleto amalgamado está fabricado con réplicas
de poliu retano basadas en los fósiles reales, incluido el ejemplar original,
descubierto en una cantera de piedra caliza en el valle de Neander en
Alemania. Están teñidas de un color marrón amarillento, como el de los
fósiles desenterrados. Unas pocas piezas, especialmente los cartílagos
asociados al conjunto de las costillas, se infieren por contexto. Los
moldes de varios fósiles fueron prestados por otras instituciones.
El hombre moderno pudo haber visto por primera vez a los Neanderthal donde
hoy está Israel, hace unos 90.000 años. Cada tanto ocuparon la misma región,
y resulta tentador imaginarse el shock al reconocerse. Los dos grupos
sobrevivientes de la familia de los homínidos tuvieron un contacto más
frecuente en Europa, el que se inició hace unos 40.000 años.
Ambos fabricaron herramientas de piedra, usaron el fuego y tenían cerebros
grandes. Pero los hombres de Neanderthal, europeos desde hacía mucho tiempo,
eran robustos, con arcos ciliares prominentes y caras proyectadas hacia
adelante. El hombre moderno, probablemente emigrante de Africa, era más
alto, de huesos más livianos, y cara más pequeña y menos prominente. De
todos modos, tenían un aire de familia.
Se cree que los hombres de Neanderthal hicieron su última parada en la
península ibérica hace menos de 30.000 años. Aún se discuten las causas
de su extinción. ¿El hombre moderno compitió con ellos por el abastecimiento
de recursos? ¿Los mató en combate? ¿Se reprodujo con ellos de modo que
algunos de sus genes perduraron, mientras iban reemplazándose como un
pueblo distinto?
Conectado al cuello del esqueleto hay un pequeño hueso hioides, que anclaría
los músculos de la lengua y otras partes del aparato de la voz. Es un
poco más grande que el del hombre y no se parece en nada a los huesos
similares del mono. Para algunos científicos esto es una evidencia de
que los hombres de Neanderthal pudieron haber tenido alguna capacidad
de lenguaje articulado.
El doctor Tattersall es escéptico. Piensa que el Neanderthal tenía "una
cultura esencialmente sin símbolos". En cambio el Cro-Magnon, su contemporáneo
humano moderno en Europa, creó un arte deslumbrante en las paredes de
sus cuevas, evidencia de un avance mayor en el pensamiento abstracto y
presumiblemente en el lenguaje articulado.
El doctor Erik Trinkaus, de la Universidad de Washington en Saint Louis,
un especialista en Neanderthal, subraya que en lo anatómico era claramente
diferente del hombre moderno. Pero "la cuestión no resuelta —plantea—
es la importancia que tienen esas diferencias en el comportamiento del
hombre de Neanderthal; cuán elaborado era su lenguaje o sus sistemas sociales
y qué significan esas diferencias".
"Lo que hayan hecho, y cómo se manejaron en situaciones ambientales extremas,
lo hicieron bastante bien —recalca Tattersall—. Da la impresión
de que sólo sucumbieron ante el Homo sapiens".
Uno de los organizadores de la muestra, el doctor Juan Luis Arsuaga, escribe
en la última edición de la revista Historia Natural que las reconstrucciones
de homínidos mucho más primitivos que el hombre de Neanderthal en general
llamaron menos la atención, tal vez porque se parecían más a unos chimpancés
vivos.
"Pero no hay un equivalente familiar al hombre de Neanderthal, tan similar
a nosotros, tan humano y al mismo tiempo tan diferente —señaló—.
Encontrarse con un hombre de Neanderthal, aun cuando sea una reconstrucción,
es una experiencia impresionante. Pero mucho más impresionante lo fue
para nuestros antepasados, que los conocieron personalmente."
Traducción de Cecilia Benítez
Martes
11 de febrero de 2003
Réplicas
en el Museo de La Plata
El
hombre de Neanderthal (Homo neanderthalensis) nunca habitó en territorio
americano. Los primeros habitantes de América ya pertenecían
a la especie Homo sapiens sapiens, que se desarrolló unos 120.000
años atrás.
Sin
embargo, para ver de cerca en la Argentina cómo eran el hombre
de Neanderthal se pueden observar réplicas en el Museo de La Plata
(fundado por el Perito Moreno, quien fue su primer director), que se encuentra
en Paseo del Bosque sin número.
En
la planta alta de este museo de Ciencias Naturales, en la sala de Antropología
Física se puede observar una calota de un cráneo de Neanderthal.
También se muestran artefactos que esa especie fabricó como
herramientas para cazar. En la misma sala se puede hacer un recorrido
por la evolución humana.
Las
visitas guiadas a este museo se desarrollan de martes a domingos a las
11 y a las 15. Este horario rige hasta el 16 de febrero. Luego se retomarán
los horarios habituales de visitas guiadas. Los teléfonos del Museo
de La Plata son 0221-425-7744/9161/9638.
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