Sus
huesos le habrían permitido "sacar la cabeza del agua para respirar
o para caminar por charcos de poca profundidad", agregó el científico.
Tampoco descartó que hubiese llegado a desplazarse por tierra. Otros
animales de cuatro patas (tetrápodos) del mismo período tenían
tanto agallas como pulmones, por lo cual podían respirar tanto bajo
el agua como fuera de ella.
Las
primeras criaturas con extremidades navegaban en ríos de poca profundidad
y de movimiento lento y, según los científicos, probablemente
ejecutaron los primeros movimientos de levantamiento de cabeza mucho antes
de que los animales vertebrados salieran a la tierra.
Las
características particulares del miembro estudiado por los investigadores
sugieren que, a diferencia de las aletas lobulares, cuyo movimiento era horizontal
para impulsar al pez hacia adelante, éste —gracias al húmero—
se movía casi verticalmente, levantando la parte delantera del animal.
Jennifer
Clack, del Museo de Zoología de la Universidad de Cambridge, Gran Bretaña,
opinó que el hallazgo del húmero más antiguo del mundo
podría explicar cómo las aletas se transformaron en brazos o
patas. Según Shubin, también podría dar una respuesta
a un viejo enigma científico: las misteriosas "huellas de pie"
en lechos de ríos petrificados.
Clarin,
Viernes 2 de abril de 2004
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