Arqueólogos
y geólogos argentinos. Hallan vestigios de ceremonias rituales
de los indios pampas
En Olavarría, provincia de Bs.As.
Un
sitio arqueológico descubierto durante la construcción de
un camino contiene miles de huesos y restos de cerámica
El hallazgo replantea la complejidad de estas sociedades
Las bandas de cazadores de guanacos y venados que mil años atrás
poblaron el centro de la provincia de Buenos Aires, y cuyos descendientes
fueron los indios pampas con los que se toparon los españoles recién
llegados a estas tierras, habrían tenido un mayor grado de complejidad
del que hasta ahora se les atribuía.
Eso
es lo que sugiere el reciente hallazgo de un sitio arqueológico
en las Sierras Bayas de Olavarría, provincia de Buenos Aires, en
donde estos grupos de indígenas nómadas habrían oficiado
ritos ceremoniales. La ausencia de evidencias hacía pensar que
las sociedades pampeanas prehispánicas no realizaban esas prácticas.
"Es
el primer sitio de estas características en la arqueología
pampeana que nos permite acceder a conductas de los indígenas de
las que hasta ahora no se tenía conocimiento alguno", dijo
a LA NACION el doctor Daniel G. Poiré, geólogo del Centro
de Investigaciones Geológicas de la Facultad de Ciencias Naturales
y Museo de la Universidad Nacional de La Plata.
Poiré
se encontraba trabajando en el predio que Cemento Avellaneda tiene en
Olavarría cuando los operarios que removían con palas mecánicas
el terreno para luego construir un camino notificaron al encargado de
geología de la empresa, José María Canalicchio, del
hallazgo de cientos de huesos y restos de cerámicas.
Canalicchio
a su vez dio el aviso a Poiré, quien al llegar al lugar del hallazgo
se dio cuenta de inmediato de que estaba delante de algo inusual. "Era
impresionante la cantidad de huesos muy bien preservados, junto con vasijas
rotas, puntas de flecha y collares", contó el geólogo.
Poiré
a su vez informó del hallazgo al doctor Gustavo Politis, del Departamento
de Arqueología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad
Nacional de Centro. Politis y sus colegas Pablo Messineo y Cristian Kaufmann
debieron llevar adelante una tarea nada fácil: rescatar todo el
material arqueológico en no más de una semana, que era el
tiempo que la cementera accedió a esperar antes de retomar la construcción
del camino.
Guanacos
y zorros
Los miles de restos arqueológicos hallados en Olavarría
se encontraban en un perímetro de no más de ocho metros
cuadrados. "Ningún otro sitio arqueológico relacionado
con estas sociedades indígenas tiene esa densidad de objetos",
aseguró Politis, y explicó que los restos se hallaban enterrados
en una suerte de cubetas excavadas en el suelo, de no más de 90
centímetros de profundidad, que tenían varios niveles.
"Cada
uno de estos pozos tenía tres niveles, uno arriba del otro, separados
por lajas -describió el arqueólogo-. Este y otros elementos
nos señalan que este gran depósito de materiales tenía
un fin ritual de tipo ofrendatorio." La misma ubicación del
sitio, en una zona alta, que no era tan frecuentada por estos moradores
de los llanos, habla de una intencionalidad ritual.
El
elemento más frecuente en el sitio -hay miles de ellos- son huesos
de patas de guanaco, enteros y en perfecto estado de conservación.
"Que no estén rotos y el grado de conservación hablan
de que fueron enterrados con carne, una conducta que demuestra que este
no era un basurero donde tiraban los huesos después de comer a
los guanacos, que constituían su fuente de alimento", señaló
Politis.
Además,
los investigadores hallaron cráneos de guanaco dispuestos en hileras,
así como restos de otros animales, entre los que se destacan los
pertenecientes a una especie de zorro hoy extinta.
"Este
zorro era dos veces más grande que los zorros que hoy habitan la
pampa y la Patagonia -dijo Politis-. Creemos que tenía un papel
importante en el mundo mitológico de los antecesores de los indios
pampas, ya que encontramos colmillos de este animal enterrados en el sitio."
Hasta
ahora, los registros fósiles sugerían que estos grandes
zorros se habían extinguido hace 3000 años, pero el reciente
hallazgo extiende la vida de esta especie hacia días más
cercanos a los nuestros.
Trabajo
por delante
De todos modos, la antigüedad del sitio ceremonial de Olavarría
todavía no ha sido determinada con precisión. Mientras esperan
los resultados de estudios con carbono 14, los investigadores calculan
que tendría entre 1000 y 2000 años de antigüedad, sobre
la base de los materiales presentes en la cantera.
Resta
mucho trabajo por delante, coinciden Politis y Poiré, al tiempo
que enumeran los distintos trabajos de investigación en torno de
los miles de restos arqueológicos rescatados del sitio, que también
incluye caracoles del Atlántico, materias primas para pintar y
hasta una estatuilla con inscripciones.
"Este
es el primer sitio arqueológico que nos aporta un punto de partida
para entender el mundo simbólico de estos indígenas, a los
que por ser bandas de cazadores y recolectores se les asignaba una complejidad
menor, no compatible con estas prácticas rituales", concluyó
Politis.
Por
Sebastián A. Ríos, La Nacion, Domingo 5 de junio de 2005 |