|
PIEROLAPITHECUS
CATALUNICUS
El eslabón perdido es catalán
S. Moyá.
Nature
19/11/04
El 'eslabón perdido' es catalán. El Instituto de Paleontología
Miquel Crusafont ha descubierto parte del esqueleto fosilizado del que
podría haber sido el último eslabón compartido por
orangutanes, chimpancés, gorilas y humanos. Pau, que así
lo han bautizado, vivió hace 13 millones de años, y mañana
será presentado en sociedad en la prestigiosa revista Nature como
el último antepasado común de los grandes simios antropomorfos
actuales —entre los que nos contamos los homo sapiens—.
El
responsable del equipo, Salvador Moyá-Solá, ha explicado
que la primera pista la descubrieron en diciembre de 2002 en un yacimiento
de Hostalets de Pierola (Barcelona). A partir de ese hilo han podido llegar
hasta Pau, único ejemplar hasta el momento de una nueva especie
de antropomorfo que han bautizado como Pierolapithecus catalaunicus.
Selva
húmeda en Cataluña
Apenas
nada se sabe del periodo en el que vivió Pau, conocido como Mioceno
Medio, ni de los engranajes evolutivos de ese tiempo, pues no existían
hasta ahora restos significativos. La comunidad científica considera
que los grandes simios antropomorfos actuales — orangutanes, chimpancés,
gorilas y humanos— se originaron a partir de los antropomorfos menores
—los gibones y siamangs modernos, entre otros— hace entre
11 y 16 millones de años. “La importancia de este nuevo fósil
es que, por primera vez, todos los rasgos clave que definen a los grandes
simios modernos están bien conservados”, ha asegurado Moyá-Solá.
Los
investigadores del Miquel Crusafont —con sede en la ciudad barcelonesa
de Sabadell— han encontrado restos del esqueleto de un macho de
unos 35 kilos, que medía entre 100 y 120 centímetros y que
se alimentaba de frutas —un dato que han deducido de la forma de
sus dientes— y quizá de insectos, otros vegetales y de vez
en cuando de animales vertebrados de pequeño tamaño.
Trepador
de cara plana
Pau
tenía rígida la parte inferior de la espina dorsal, lo que
le ayudaba a trepar a los árboles; por éste y otros rasgos
—la curvatura de las costillas, los huesos de la muñeca o
el emplazamiento de los omóplatos, por ejemplo— se puede
deducir que se le daba muy bien, aunque no se suspendía de las
ramas. El esqueleto muestra además signos de que evolucionaba ya
hacia la posición erguida, lo que no significa sin embargo que
andara a dos patas.
En
cuanto al cráneo, es similar al de otros simios antropomorfos:
la cara corta, y la estructura de la parte superior de la nariz en el
mismo plano que los ojos. Pero también se pueden apreciar rasgos
más primitivos, como tener la cara en pendiente, lo que unido a
lo cortos que tenía los dedos de pies y manos hace pensar a los
científicos catalanes que varios de los signos que identifican
a esta especie y al resto de los simios surgieron por separado y quizá
más de una vez en la línea evolutiva.
Pese
a haber sido descubierto en España, los investigadores catalanes
creen que esta especie proviene de África, y que debió llegar
hasta la Península Ibérica a través de Oriente Próximo.
Junto al esqueleto de Pau se han encontrado más restos fósiles,
por lo que será posible reconstruir el hábitat de la zona
por esos tiempos, muy similar al de una selva tropical densa, húmeda
y poblada de antepasados de los elefantes y rinocerontes actuales. Moyá-Solá,
que ha calificado de “excepcional” el yacimiento, considera
probable encontrar en el futuro “más sorpresas”.
|