El G-8, dominado por la crisis
El conflicto acapara la agenda de la cumbre que empieza hoy
Putin, que será el anfitrión, anticipó
que habrá "un fuerte llamado a la paz"
Sin embargo, las diferencias sobre cómo reaccionar
amenazan el consenso entre los mandatarios
SAN PETERSBURGO.- La crisis en Medio
Oriente irrumpió con fuerza en la agenda de la cumbre
de los mandatarios de las siete naciones más industrializadas
del mundo más Rusia (G-8) incluso antes de que el encuentro
comenzara.
Reunidos
a partir de hoy en San Petersburgo, los ocho jefes de Estado
y de gobierno se disponen a lanzar una exhortación
a la paz en la región y a realizar "lo máximo
posible" para encontrar un camino de solución
del conflicto que enfrenta a Israel con Hamas y con Hezbollah,
según adelantó ayer el anfitrión, el
presidente ruso, Vladimir Putin.
"Sólo
con la paz se pueden garantizar los derechos fundamentales
del hombre", subrayó el mandatario.
La
seguridad energética y el desarrollo eran los asuntos
clave de la cita de San Petersburgo, la primera cumbre del
G-8 que organiza Rusia, pero el agravamiento de los ataques
israelíes en el Líbano y Gaza cambiaron el panorama.
Pese
a la intención de los mandatarios de lanzar un convincente
llamado a la paz, las fuertes diferencias dentro del grupo
amenazan el consenso.
Por
un lado, Estados Unidos y Canadá estiman que Israel
tiene derecho a defenderse de una agresión terrorista
como el secuestro de tres de sus soldados. Por el otro, los
países europeos consideran que los ataques al Líbano
y a la Franja de Gaza constituyen una "reacción
desproporcionada" de Israel.
Asuntos
espinosos
Además
de la explosiva situación de Medio Oriente, la cumbre
del G-8 tratará otros asuntos espinosos, como si se
deben aplicar sanciones o no en el seno del Consejo de Seguridad
de la ONU a Corea del Norte, por sus recientes pruebas misilísticas,
y a Irán, que aún no aceptó propuesta
internacional alguna para suspender el enriquecimiento de
uranio, material base de la bomba atómica.
Bush
habló por teléfono con los líderes del
Líbano, Egipto y Jordania antes de viajar a San Petersburgo,
adonde llegó ayer.
Con
el premier libanés, Fuad Siniora, Bush se comprometió
a "hacer presión sobre Israel para limitar los
daños sufridos" por el Líbano.
Pese
a la creciente alarma sobre la situación en Medio Oriente,
los miembros del G-8 siguen divididos acerca de las medidas
por tomar ante la respuesta de Israel a los ataques de Hezbollah.
Estados
Unidos impidió en el Consejo de Seguridad una condena
a Israel que Rusia había aprobado. Tradicionalmente,
Moscú, en relación más estrecha con el
mundo árabe, tiene línea directa con Siria e
Irán, a los que Israel y Estados Unidos acusan de patrocinar
a Hezbollah.
"Es
una respuesta desproporcionada [...]. Creo que esto se transformará
en un evento muy dramático y trágico",
dijo el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov.
También
habían utilizado el término "desproporcionado"
para definir la reacción israelí las cancillerías
francesa, italiana y suiza mientras que Londres mantuvo una
línea no muy alejada al instar a Israel a responder
en forma "proporcionada".
También
el presidente francés, Jacques Chirac, criticó
a Israel. "Me pregunto si esto no es un intento de destruir
al Líbano", dijo.
En
cuanto a Irán, Estados Unidos, Canadá y la Unión
Europea apoyan sanciones, pero Rusia y China han anunciado
que vetarán cualquier intento de penalización.
Agencias
DPA y AFP, La Nacion, Sábado 15 de julio de 2006 |