La Energía Nuclear Cuesta Abajo
|
DESMANTELAMIENTO Y CLAUSURA DE
INSTALACIONES
Al finalizar la vida útil de una instalación radiactiva o nuclear es necesario proceder
al cierre y clausura de la misma, lo que obliga a realizar una serie de actividades,
fundamentalmente el desmantelamiento y vigilancia de las instalaciones, que aseguren la
adecuada disposición de los elementos radiactivos que aún encierra.
Se entiende por cierre, la parada definitiva de una instalación al finalizar su vida
útil, ya sea por motivos técnicos o económicos.
Clausura es el conjunto de actividades que es necesario emprender en una instalación
nuclear después de evacuado el combustible gastado y los residuos radiactivos de
operación, si los tuviere, para que la instalación, en su nueva situación, no presente
riesgo para la salud y la seguridad del personal de operación ni del público, así como
para la calidad del medio ambiente y, por tanto, deja de tener el caracter de nuclear o
radiactiva.
Las instalaciones nucleares que deberán ser clausuradas pertenecen en su gran mayoría a
aquéllas derivadas del ciclo nuclear, desde la explotación de los minerales radiactivos
hasta la producción de energía eléctrica. Esto es:
También es necesario clausurar los reactores
de enseñanza e investigación que lo requieran.
La restauración del emplazamiento, una vez terminadas las actividades de clausura,
dependerá del uso posterior que se pretenda dar a la zona, pudiendo utilizarla para otro
proyecto nuclear o darle un uso no restringido y sin limitaciones de acceso.
Es competencia de ENRESA el desmantelamiento y acondicionamiento de instalaciones
nucleares y radiactivas cuando han terminado su vida útil, de acuerdo con sus cometidos.
Además de los reactores experimentales Argos y Arbi, instalados en las Escuelas de
Ingeniería de Barcelona y Bilbao, ENRESA ha clausurado la Fábrica de Uranio de Andújar
y, en este momento, está abordando el desmantelamiento de la central nuclear de
Vandellós I y la restauración de minas de uranio.
|
DESMANTELAMIENTO Y CLAUSURA DE LA FÁBRICA
DE URANIO DE ANDÚJAR
La Fábrica de Uranio de Andújar, destinada en el pasado a la producción de concentrados
de uranio, dejó como restos del proceso 1.200.000 toneladas de estériles que contienen
concentraciones bajas de algunos radionucleidos naturales del mineral original.
En 1986, ENRESA fue encargada de elaborar y llevar a cabo el Plan de Clausura de la
instalación, cuya propuesta se presentó a los organismos competentes para su aprobación
entre 1987 y 1988.
El proyecto fue aprobado por el MINER en febrero de 1991, previo informe favorable del CSN
y la preceptiva Declaración de Impacto Ambiental.
El proyecto consistió básicamente en la estabilización de los diques de estériles, en
el emplazamiento original, incorporando a los mismos los productos de demolición y
desmantelamiento de las instalaciones de la fábrica, consolidando el conjunto y
dotándolo de una protección contra la acción de los agentes exteriores mediante un
conjunto de capas de cobertura.
Las obras finalizaron en junio de 1994 tras la restauración del emplazamiento. A
continuación se inició un periodo de vigilancia y control, con una duración mínima de
diez años, con el fin de demostrar que se cumplen los objetivos y criterios de diseño.
|
DESMANTELAMIENTO DE LA CENTRAL NUCLEAR
VANDELLÓS I
Como consecuencia de la suspensión del permiso de explotación en 1990, la Central
Nuclear de Vandellós l entró en la fase previa al proceso de desmantelamiento y
clausura.
A partir de ese momento, ENRESA comenzó una serie de estudios encaminados a definir la
estrategia más conveniente desde el punto de vista técnico y económico.
Después de estudiar y valorar diversos parámetros, se consideró como alternativa más
viable para la clausura de la central, el desmantelamiento inmediato de las instalaciones
exceptuando el edificio del reactor (nivel 2), seguido de un período de espera de 25
años, finalizado el cual se completará el desmantelamiento total de las partes
remanentes (nivel 3).
Las actividades correspondientes al nivel 2 son:
Está previsto manejar del orden de unas 300.000 toneladas de materiales de las cuales 2.000 serán residuos radiactivos. Una vez finalizadas las obras del Nivel 2, el 80% del emplazamiento será liberado
Vandellòs INFORME
DE ECOLÓGISTAS EN ACCIÓN
El accidente de Vandellós I (Tarragona) se produjo el 19 de octubre de 1989. Un incendió
que comenzó en los sistemas eléctricos de la central cobró tales proporciones que
llegó a poner en peligro la integridad del reactor.
Este accidente se calificó como nivel 3 en la escala INES de sucesos nucleares y es el más grave de los ocurridos hasta la fecha en España. Es un ejemplo claro de cómo un suceso que se produce en los sistemas no nucleares puede poner en peligro la seguridad del reactor y llegar a ser el indicador de un accidente grave.
Esta central fue, paradójicamente, la única
que llegó a contar con permiso de explotación definitivo del Consejo de Seguridad
Nuclear (CSN). Aunque, si se piensa bien, quizá la paradoja no lo sea tanto: el permiso
de explotación definitivo les daba a los responsables de la central suficiente seguridad
para aplazar a voluntad las mejoras de seguridad que el CSN les demandaba. Casi con
certeza, no se puede separar el accidente de esta "manga ancha" en la
aplicación de la seguridad. El cierre de la central se produce por orden ministerial ante
los elevados costes que tendrían los propietarios de realizar las reparaciones y
modificaciones en la seguridad para ponerse nuevamente en funcionamiento tras el
accidente.
Vandellós I era una central de tecnología francesa y el único reactor en el Estado
español que consumía uranio natural o muy poco enriquecido. Estaba refrigerada por CO2 y
moderada por grafito. El hecho de que el moderador (la sustancia que permite que la
reacción nuclear se produzca a ritmo óptimo) y el refrigerante (la sustancia que extrae
el calor producido en la reacción) sean diferentes hace que la operación sea
particularmente compleja y que el conjunto sea más inestable que cuando son la misma
sustancia. El tipo de combustible usado hace que la cantidad de plutonio producido en la
reacción sea no desdeñable. El plutonio se puede usar para construir bombas nucleares o
también como combustible de los llamados reactores rápidos, como el clausurado
Superfénix (en Francia) o el reactor Monju de Japón. No es de extrañar que el
combustible gastado de Vandellós I se llevara a Francia para ser reprocesado, es decir,
para extraerle el plutonio y aquéllos otros isótopos que pudieran interesar a la
industria nuclear francesa.
Por otra parte, las camisas de grafito de los elementos combustibles son un resíduo de
difícil tratamiento. Por un lado no se trata de un residuo de alta actividad. Y por otro
lado el principal isótopo radiactivo que contiene, el carbono-14, tiene una vida media de
más de 5000 años. Esto hace que no se puedan almacenar en el cementerio nuclear de El
Cabril (Córdoba), donde se depositan los residuos nucleares de media y baja actividad en
la actualidad, porque sólo tiene licencia para guardar residuos de hasta 300 años.
Aunque hubo algún descabellado proyecto de incinerar el grafito, ahora se encuentra
almacenado en la propia central.
Cuando se cumplen doce años del cierre de Vandellós I, continuan las costosas labores de
desmantelamiento y sus residuos seran un peligro durante miles de años.
|
RESTAURACIÓN ANTIGUAS MINAS DE URANIO
Cualquier actividad minera produce
alteraciones en su entorno y, generalmente, gran cantidad de tierras que aún contienen
restos del mineral objeto de la explotación. Estos restos, se suelen almacenar en
escombreras a pie de mina.
La exposición a los agentes atmosféricos y a las corrientes de agua superficiales,
incrementa la posibilidad de dispersión de ese mineral en el medio ambiente, lo que hace
aconsejable que se apliquen sistemas de cobertura o estabilización, que impidan o
reduzcan dicha dispersión.
El objetivo prioritario de la actividad de clausura de una explotación minera es permitir
un uso no restringido del terreno, mediante la realización de las acciones correctoras
necesarias para eliminar la necesidad de un control institucional posterior, como factor
de seguridad.
ENRESA, en cumplimiento de sus cometidos, puso en marcha un proyecto denominado "Plan
de Restauración de Antiguas Minas de Uranio", consistente en la recuperación de los
terrenos alterados por las explotaciones mineras de uranio con el sellado y cierre de
pozos, chimeneas y hundimientos susceptibles de producir riesgos para el ser humano, así
como la revegetación de las zonas, de forma que queden integradas en el entorno, y así
reducir el impacto ambiental y paisajístico.
El proyecto, que ha contemplado la restauración ambiental de trece minas de uranio en
Extremadura y seis en Andalucía, fue aprobado por el Ministerio de Industria y Energía,
previo informe favorable del Consejo de Seguridad Nuclear y por las administraciones
autonómicas, provinciales y locales, correspondientes.
Las fases del proyecto comprendieron, en líneas generales, los siguientes aspectos:
El coste del proyecto, que alcanzó los 1.300
millones de pesetas, se ha financiado con cargo al fondo establecido para la gestión de
residuos radiactivos generados en la producción de energía eléctrica de origen nuclear,
según lo establecido por la Dirección General de la Energía del Ministerio de Industria
y Energía.
RECUPERACIÓN AMBIENTAL DE MINAS EN EXTREMADURA
Las explotaciones mineras objeto de este plan en la comunidad extremeña han sido las
minas de Cabra Baja, El Sabio, Pedro Negro, Calderilla y Valderrascón en Badajoz y
Perdices, Broncana, Zafrilla, Ratones, Gargüera, Viesgo, Sevillana y Carretona en
Cáceres.
RECUPERACIÓN AMBIENTAL DE MINAS EN ANDALUCÍA
Las explotaciones mineras objeto de este plan en la comunidad andaluza son Trapero, Cano y
San Valentín, ubicadas en el Parque Natural de Cardeño-Montoro, en Córdoba y las minas
de La Virgen, Montealegre y Navalasno, situadas en el Parque Natural de Andújar (Jaén).